Texcoco durante la Revolución Mexicana (1910 – 1940)


Andrés Molina Enríquez, proclama en la ciudad de Texcoco el Plan de Texcoco, con el que desconocía al presidente interino León de le Barra



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Noviembre 15, 2023 19:32 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua › Divergencias Informativa

Durante la Revolución Mexicana, en Texcoco, no ocurrieron las grandes batallas campales ni tampoco hubo los sangrientos sitios y toma de ciudades que definieron el derrotero de la historia. Sin embargo, la ciudad y el municipio, así como el distrito en general, fueron escenarios de correrías, saqueos, tiroteos, persecuciones y algunos enfrentamientos que si bien, tal vez no fueron determinantes a nivel nacional, si lo fueron local y estatalmente hablando. En ese escenario los habitantes de Texcoco vivieron situaciones complicadas y fueron víctimas tanto de todas las facciones que en esta Revolución participaron, como de partidas de oportunistas y de bandoleros que se ostentaban como revolucionarios.

TEXCOCO DURANTE LA REVOLUCIÓN MADERISTA

La Revolución Mexicana, de acuerdo con el Plan de San Luis, estalló el domingo 20 de noviembre de 1910 a las seis de la tarde. Aunque no fue así, los levantamientos armados se sucedieron alrededor de esa fecha. En Texcoco no hubo levantamiento armado alguno. Sin embargo, como en todo el país, se vivía un ambiente de expectación. El 29 de noviembre de 1910 la tensa calma texcocana se rompió por el rumor de la existencia de 400 hombres por los montes cercanos, tal vez procedentes del estado de Tlaxcala, que pudieron ser en esa ocasión maderistas.

Los combates más determinantes en esta etapa de la Revolución se dieron en el norte del país. El 10 de mayo de 1911, en contra de la voluntad de Francisco I. Madero, Pascual Orozco y Francisco Villa toman Ciudad Juárez, Chihuahua, precipitando así la dimisión del general Porfirio Díaz Mori. El 21 de mayo se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez; el día 25 siguiente, el general Porfirio Díaz renuncia a la presidencia de la República y el día 31 del mismo mes sale exiliado rumbo a Francia.

Entre tanto, en Texcoco, a finales de mayo de 1911 solamente se perturbó la tranquilidad cuando cruzaron la ciudad, rumbo a Teotihuacán, y sin causar daños ni molestias a los ciudadanos, fuerzas rebeldes al mando del coronel Gabriel Hernández y del capitán Félix Avilés.

En agosto de 1911 Madero le prometió a Emiliano Zapata que si desarmaba a sus fuerzas la tierra sería distribuida entre los campesinos inmediatamente después de ser electo presidente. Zapata cree esa promesa, pero pocos días después el general Victoriano Huerta ataca a los zapatistas desarmados, por lo que Zapata vuelve a levantarse en armas, pero ahora contra Francisco León de la Barra, presidente interino impuesto por Porfirio Díaz antes de salir de México.

EL PLAN DE TEXCOCO

El 23 de agosto de 1911, Andrés Molina Enríquez, proclama en la ciudad de Texcoco el Plan de Texcoco, con el que desconocía al presidente interino León de le Barra, asumiéndose como representante de los Poderes de la Nación; así mismo, disponía la expropiación parcial y reparto de las tierras de las haciendas, la división de tierras en parcelas individuales, la libertad del comercio del trigo y el maíz con el exterior, la supresión de los jefes políticos y del peonaje por deudas; así como el reconocimiento de una personalidad jurídica a los pueblos, rancherías y tribus indígenas.

Molina Enríquez esperaba que los zapatistas respondieran a su plan, pero no fue así y el plan fracasa. El 25 de agosto Molina fue aprehendido en la ciudad de Texcoco y hecho prisionero durante casi un año en la Ciudad de México. Sin embargo, este plan se difundió por medio de ejemplares impresos y notas periodísticas y dio a conocer las necesidades sociales que aquejaban al Estado de México y al país en general, dando posibles soluciones a estos males.

TEXCOCO DE 1911 A LA DECENA TRÁGICA

En octubre de 1911 Madero es electo presidente de México, el 6 de noviembre siguiente inicia su gestión y las tierras no se distribuyen entre los campesinos. Por lo tanto, el 28 de noviembre inmediato Emiliano Zapata promulgan el Plan de Ayala, en el que se desconoce a Madero como presidente y se exige la restitución de tierras a los pueblos despojados de éstas.

En diciembre de 1911, apoyado por los Estados Unidos, se subleva en Nuevo León el general Bernardo Reyes. Los estadounidenses, después de haber apoyado a Madero para iniciar una ’revolución’, ya no lo veían conveniente para sus intereses económicos. El 25 de marzo de 1912, decepcionado por la entrega del movimiento revolucionario al porfirismo sobreviviente, se subleva Pascual Orosco. Madero entonces le ordena a Francisco Villa combatirlo, pero Orosco lo derrota, por lo que envía al general Victoriano Huerta a someterlo. Finalmente, Orozco es derrotado por la acción conjunta de Huerta y Villa. Por otra parte, el 16 de octubre de 1912 se subleva en Veracruz el general Félix Díaz Prieto, sobrino de Porfirio Díaz Mori y adherente al régimen porfirista.

En el transcurso de 1912 la represión en el Estado de Morelos y la persecución de zapatistas continuaba, lo que causó que huyeran a otros estados. Al Estado de México en general ingresaban por el sur y el sureste. Por el sureste entraban a la entidad por el Distrito de Chalo, colindante con el de Texcoco, a través de la Sierra Nevada, ya que ésta era un corredor natural que conectaba los estados de Puebla, México y Morelos, por lo que esta serranía se convirtió en refugio de revolucionarios y de asaltantes. Siendo así, en ese año, el Estado de México se convirtió en escenario permanente de incursiones zapatistas provenientes del estado de Morelos.

El 9 de enero de 1912, el Huerto de los Ahuehuetes, ubicado en las afueras de la ciudad de Texcoco, fue asaltado por ’bandoleros’ que al perecer eran gobiernistas; a principios de febrero el jefe político de Texcoco informó a la Secretaría General de Gobierno del Estado la presencia de ’gavillas zapatistas’, por lo que pidió la presencia de fuerzas federales para vigilar la zona; y en marzo, el Municipio de Los Reyes La Paz (del Distrito de Texcoco) fue atacado por fuerzas zapatistas.

Por lo anterior, las autoridades distritales invitaron a vecinos de la ciudad de Texcoco a formar cuerpos de voluntarios para atender la seguridad pública en caso de presentarse alguna partida de ’malhechores’, para lo cual le solicitaron al Gobierno Estatal 200 rifles con su dotación de parque.

Para estas fechas la preocupación del Gobierno Estatal era identificar qué grupos sabido y evidente el avance de grupos zapatistas hacia el centro y norte del Estado.

A finales de mayo de 1912 el administrador de la Hacienda de Chapingo reportó que alrededor de 50 hombres asaltaron el Rancho Tequexquinahuac, llevándose ganado y cuanto pudieron.

El 19 de julio de 1912 el Municipio de Texcoco se puso en alerta debido a que el jefe del 2° Regimiento le informó al jefe político que alrededor de 500 zapatistas se acercaban por el sur del municipio. Empero, las tropas del 2° Regimiento, acantonadas en Los Reyes, apoyados por fuerzas de Chalco, se enfrentaron a los rebeldes y los derrotaron, haciéndolos huir hacia los cerros rumbo al Distrito de Texcoco.

El día 25 de julio del mismo año, pobladores de Chalco se aliaron con los zapatistas y se levantaron en armas contra las fuerzas del gobierno. Los zapatistas avanzaban hacia el norte del Distrito, por lo que fueron enfrentados en Chicoloapan obligándolos a replegarse hacia Río Frío. Al día siguiente volvieron las tropas gobiernistas a Chicoloapan porque los zapatistas habían recuperado sus posiciones. A finales del mes, el descontento de la población se extendió por el sureste del Distrito de Texcoco y se manifestaba aliada de los zapatistas.

A principios de agosto de 1912 se volvió a reportar la presencia de zapatistas en el municipio de Chicoloapan; y a finales de este mismo mes en los Distritos de Texcoco, Chalco y Otumba las comunicaciones estuvieron interrumpidas por el ataque a éstas por parte de los zapatistas.

A principios de octubre de 1912 en la región sur del Estado las incursiones de zapatistas se incrementaban, por lo que los municipios en esas regiones se fortalecieron. El 12 de octubre del mismo año se incorporó a la plaza militar de Texcoco el 3er Regimiento, por lo que al día siguiente no se reportaron novedades. Sin embargo, los días 19 a 21 del mismo mes, además del Distrito de Texcoco, en los de Tlalnepantla, Cuautitlán, Zumpango, Chalco, Otumba y Sultepec, hubo interrupciones en las comunicaciones; así mismo, se tuvieron noticias de que, en la línea del Ferrocarril Mexicano, que atravesaba el Distrito de Texcoco, hubo intentos de grupos armado de detener los trenes.

Mientras, en la Ciudad de México, Bernardo Reyes y Félix Díaz estaban presos, pero el 9 de febrero de 1913 fueron liberados por la tropa; y en alianza con el general Victoriano Huerta y en contubernio con el embajador de los Estados Unidos, Henry Lane Wilson, organizan un golpe de estado que duró diez días de combates en la capital, por lo que se le conoció a este hecho como la ’Decena Trágica’. El 19 de febrero Victoriano Huerta asume el poder; y el día 22 del mismo mes son asesinados Madero de Pino Suárez.

TEXCOCO DE 1913 A LOS TRATADOS DE TEOLOYUCAN

A raíz de esos acontecimientos, el 26 de marzo de 1913, Venustiano Carranza publica el Plan de Guadalupe, en el que se planteaba el desconocimiento de Victoriano Huerta como presidente de México y de los poderes federales y gobiernos de los estados que lo apoyasen, la formación del Ejército Constitucionalista, la designación de Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y la promesa de convocar a elecciones al finalizar la Revolución. Con este plan se inició una etapa muy sangrienta de la Revolución Mexicana conocida como la Revolución Constitucionalista.

De forma más concentrada, al nivel del Distrito de Texcoco, 1913 fue un año fatídico que marcó a su población, más que nada por los actos de bandidaje y abusos perpetrados por los diferentes grupos revolucionarios que por los ataques a las poblaciones o las batallas entre esos grupos. Los enfrentamientos armados generalmente se daban en despoblado y la mayoría fueron escaramuzas y persecuciones.

Sin embargo, era evidente el avance de los zapatistas sobre el territorio mexiquense al mismo tiempo que se evidenciaba la incapacidad del Ejército Federal por detenerlos. Los días 8 y 15 de febrero se vieron partidas de zapatistas en Tepetlaoxtoc. Al día siguiente, pasaron por Totolapan y Santo Tomás Apipilhuasco rumbo a la Hacienda La Blanca y Molino de Flores. En La Blanca robaron algunos objetos. Se dirigieron a Coatlinchán y asaltaron la Hacienda Astilleros.

El 17 de febrero se supo que el poblado de San Jerónimo Amanalco se había unido al zapatismo; y que en los poblados de Santa María Tecuanulco, Santa Catarina del Monte y Santo Tomás Apipilhuasco hubo varios actos de bandidaje. Todas, poblaciones de la serranía de Texcoco.

El 20 de marzo de 1813 Francisco León de la Barra asumió la gubernatura del Estado, apoyó a Victoriano Huerta y se recrudeció la presión sobre los revolucionarios en todo el Estado de México.

El 7 de mayo una partida de ’bandidos’ asaltaron Chicoloapan. En otros lugares eran asaltadas individualmente varias personas, como sucedió en San Miguel Tlaixpan. A mediados de junio una partida zapatista ingresó a Coatlinchán y ahí robaron del Juzgado armas y les pedían dinero a los vecinos. Al mismo tiempo, fueron interrumpidas las comunicaciones en Chimalhuacán, Chicoloapan y Los Reyes. Ante esto el 4° Cuerpo de Rurales de Teotihuacán se trasladó a Texcoco para apoyar, pero al quedar desprotegido Teotihuacán, los zapatistas atacaron el Rancho Tenextlacota. Era evidente que el gobierno no contaba con las fuerzas suficientes para enfrentar a los revolucionarios.

El 1° de julio se interrumpió el servicio telegráfico en Texcoco y en las semanas siguientes hubo constantes asaltos a casas habitación en este municipio y en el de Tepetlaoxtoc. También fueron interrumpidas las comunicaciones en Tlalnepantla, Cuautitlán, Otumba, Chalco y Lerma. El día 20 del mismo mes fue atacado el poblado de Tepetlaoxtoc, el ataque fue repelido y los atacantes se dirigieron a San Jerónimo Amanalco. Al día siguiente cuatro habitantes de Santa María Tecuanulco bajaron a San Miguel Tlaixpan pidiendo auxilio por la llegada de rebeldes que pedían dinero en efectivo; y que luego esos alzados se dirigieron a la Hacienda Molino de Flores. Ante estos hechos, arribó a Texcoco el 49° Batallón con el fin de resguardar la zona.

A principios de agosto nuevamente fueron interrumpidas las comunicaciones en Tlalnepantla, Cuautitlán, Zumpango, Texcoco, Otumba, Chalco, Temascaltepec, Sultepec y Jilotepec, lo cual indicaba el alcance de la penetración de los zapatistas en el Estado. En ese mismo mes, gente identificada como zapatistas ingresaron por la noche a la comunidad de La Purificación y asaltaron una casa particular. En esos días, los robos por las noches eran frecuentes en pueblos y haciendas de la zona de Texcoco.

El 13 de agosto alrededor de 600 zapatistas atacaron los pueblos de Apipilhuasco, Totolapan y La Trinidad, así como las haciendas Tierra Blanca, Astilleros, Maldonado, y los ranchos Calalpan y Altamira. Todos estos lugares en el Distrito de Texcoco.

Durante todo agosto y los siguientes meses continuaron los asaltos a poblaciones, casas habitación, haciendas y ranchos, así como a personas en caminos y veredas. También hubo enfrentamientos armados, persecuciones, aprehensiones de rebeldes y fusilamientos. La situación era tal que algunos hacendados, en el mes de octubre, le solicitaron al Gobierno Estatal armas para defender ellos mismos sus propiedades del ataque de los zapatistas u otros grupos armados de bandoleros. Otros propietarios compraron armas de forma particular con el mismo fin, defenderse.

La gente en general en esos días vivía una situación muy tensa. Había que esconder el dinero, cosa de valor, armas e incluso alimentos para que no fueran robados; y desde luego que esconder también a las jóvenes para que no fueran violadas o raptadas.

En diciembre de 1913 los zapatistas atacaron Los Reyes, quemaron el Archivo Municipal y destruyeron el Telégrafo. A finales de 1913 era más que evidente que las fuerzas federales eran insuficientes para enfrentar a los zapatistas y al mismo tiempo dar protección a la población. Paralelamente el avance zapatista por el sur del Estado progresaba; así mismo, el avance de las fuerzas constitucionalistas por el norte del país, en contra de Victoriano Huerta, prosperaba.

En los primeros meses de 1914 confluyeron en el Estado de México revolucionarios constitucionalistas, zapatistas y villistas, todos luchando en contra del gobierno de Victoriano Huerta. Mas no cesaban las presiones sobre la población. En enero el jefe político del Distrito de Texcoco informaba al Gobierno Estatal sobre el merodeo e incursiones tanto de fuerzas zapatistas como de constitucionalistas que aquejaban a los pobladores.

Durante el primer trimestre de 1914 los zapatistas continuaron incursionando en el Estado de México amenazando constantemente los siguientes Distritos de la entidad: Sultepec, Temascaltepec, Tenancingo, Valle de Bravo, Tenango, Lerma, Chalco y Texcoco.

El 13 de marzo los zapatistas volvieron a asaltar la Hacienda Molino de Flores y a finales del mismo mes atacaron el Rancho La Palma, a una legua de Texcoco. A finales del mes de mayo, penetraron en Tepetlaoxtoc y robaron en Totolapan y Apipilhuasco; en este poblado raptaron al cura, al que liberaron posteriormente por $500.00. En Tepetlaoxtoc incendiaron el Rancho San Telmo, en donde asesinaron a una persona; y del Rancho Maldonado, raptaron a tres jóvenes de la familia Blancas. Los zapatistas fueron perseguidos por los federales, pero huyeron rumbo a Otumba.

Entre tanto, a otro nivel, acontece la Batalla de Torreón del 24 de marzo al tres de abril del 1914, en la que es derrotado el Ejército Federal por el ejército villista; luego, el 21 de abril inmediato, se da la invasión estadounidense del puerto de Veracruz; y, finalmente, el general Felipe Ángeles al mando de la División del Norte toma Zacatecas el 23 de junio del mismo año. Estos acontecimientos provocaron que el 15 de julio siguiente Victoriano Huerta renunciara a la presidencia y abandonara el país.
El 13 de agosto de 1914, en un punto del Camino Nacional de Cuautitlán a Teoloyucan, Estado de México, sobre la salpicadera de un automóvil, se firman los Tratados de Teoloyucan, donde se acordaron las bases y procedimiento para la rendición y disolución del Ejército Federal. Con este Tratado se cumplía uno de objetivos de la Revolución Constitucionalista plasmados en el Plan de Guadalupe.

Estos Tratados contemplaban once condiciones bajo las que se verificaría la evacuación de la plaza de México por el Ejército Federal y la disolución del mismo, tres de ellas, por ser del interés de este bosquejo histórico, a la letra decían:

’I. Las tropas dejarán la plaza de México, distribuyéndose en las poblaciones a lo largo del ferrocarril de México a Puebla, en grupos no mayores de cinco mil hombres. No llevarán artillería ni municiones de reserva. Para el efecto de su desarme, el nuevo Gobierno mandará representaciones que reciban el armamento.
III. Conforme vayan retirándose las tropas federales, las constitucionalistas ocuparán las posiciones desocupadas por aquéllas.
IV. Las tropas federales que guarnecen las poblaciones de San Ángel, Tlalpan, Xochimilco y demás, frente a los zapatistas, serán desarmadas en los lugares que ocupan, tan luego como las fuerzas constitucionalistas las releven’.

De esta forma, el Ejército Zapatista continuó luchando contra las tropas federales huertistas y prosiguió ininterrumpidamente su lucha contra las fuerzas constitucionalistas.

TEXCOCO Y LA CONVENCIÓN DE AGUASCALIENTES

Venustiano Carranza se hizo cargo del Poder Ejecutivo de la Nación. Sin embargo, Emiliano Zapata, no lo reconocía como presidente interino, antes bien, lo declaró traidor por no haber reconocido el Plan de Ayala; y desde luego que los zapatistas no consintieron que las tropas carrancistas se adueñaran del Estado de México, por lo que, desde agosto de 1914, por órdenes del propio Zapata, comenzaron las hostilidades entre esas facciones revolucionarias.

De acuerdo con los Tratados de Teoloyucan, en el Estado de México, las tropas federales huertistas y los adherentes a Victoriano Huerta abandonan Toluca; entonces, el 27 de agosto el general carrancista Francisco Murguía entra a la capital de Estado y toma posesión de la gubernatura. Para ese momento los zapatistas ya azotaban el sur de la entidad, y si antes fueron una amenaza para el huertismo, ahora lo eran para los carrancistas. No obstante, Murguía logró también contenerlos.

Carranza, ante la imposibilidad eventual de derrotar militarmente a villistas y zapatistas, convocó a una convención en la Ciudad de México, pero Villa no acepta y presiona para que se realice en un lugar neutral. Se elige entonces la ciudad de Aguascalientes y se interrumpe la Convención para reanudarla el 10 de octubre de 1914 en esta segunda ciudad. A dicha convención se le conocería en la historia como la ’Convención de Aguascalientes’.

En esa Convención se imponen los principios zapatistas plasmados en el Plan de Ayala. Además, villistas y zapatistas, aliados con una parte de obregonistas, deciden la renuncia de Venustiano Carranza y nombran presidente provisional de México al general Eulalio Gutiérrez, de extracción villista; pero Carranza no acepta esa decisión.

El 2 de noviembre de 1914 Carranza es atacado por las facciones revolucionarias adherentes a la Convención de Aguascalientes, por lo que el día 24 del mismo mes, carrancistas y obregonistas evacuan la Ciudad de México rumbo a Veracruz, en donde Carranza establece su gobierno. En consecuencia, el general constitucionalista Francisco Murguía abandona la ciudad de Toluca y ésta queda desprotegida; entonces, los generales zapatistas Francisco V. Pacheco y Genovevo de la O entran a la capital de Estado.

Ávila (s.f.) y Castellanos (20199), afirman que ese 2 de noviembre, cuando Venustiano Carranza rompió con la Convención de Aguascalientes, salió de la Ciudad de México utilizando el Ferrocarril Interoceánico, atravesando territorio texcocano; y que, durante su trayecto fue hostigado en este territorio por los zapatistas.

El 27 de noviembre de 1914 entran las fuerzas villistas y zapatistas a la Ciudad de México. Cuando entraron a ésta, se patentizan las debilidades de estas corrientes revolucionarias. Tanto las demandas del zapatismo como del villismo se circunscribían, principalmente, a un solo sector de las clases socioeconómicas más bajas del país: los campesinos; además, las peticiones eran puntuales: tierra prioritariamente. Este aislamiento sociopolítico, económico e ideológico fue su debilidad y la raíz de sus fracasos. De ese aislamiento les surge la imposibilidad de identificarse, incluir y recoger las demandas de otras clases sociales explotadas y reprimidas: obreros, burócratas, desempleados; e incluso, de coordinarse con ellos para formular un proyecto revolucionario que abarcara al conjunto de la realidad nacional. Y en cuanto a lo militar, a pesar de las recomendaciones del general Felipe Ángeles y las ideológicas de sus asesores, Villa y Zapata simplemente abandonan la capital. Villa regresa al norte y Zapata al sur. Esto salvó eventualmente al Carrancismo y definitivamente al Obregonismo.

Con mayor visión política e incluyente, a principios del año siguiente Álvaro Obregón logra que los obreros abjuren de su doctrina anarcosindicalista y pacten, el 17 de febrero de 1915, con el constitucionalismo para combatir a los convencionistas (a la supuesta ’reacción’ formada por villistas y zapatistas). Con los obreros, Álvaro Obregón, formó los Batallones Rojos y se creó para el Carrancismo una especie de ’halo’ de legitimidad, ya que, de acuerdo con la ideología socialista imperante, serían los obreros y proletarios los herederos del futuro.

De vuelta en la entidad mexiquense, el día 14 de diciembre de 1914 el general zapatista Francisco V. Pacheco impone como gobernador convencionista al joven de 21 años de edad Gustavo Baz Prada (de filiación zapatista), quien hace cuatro años estudiaba medicina en la Ciudad de México y recientemente participaba en las guerrillas agrarista.

Cabe resaltar que el Gobierno Estatal cambiaba de filiación de acuerdo a los cambios de los gobiernos de la Nación. Fue porfirista hasta 1911, maderista hasta 1913, huertistas hasta 1914. Fue carrancista brevemente en 1914; y cuando el zapatismo se apoderó de la capital del Estado al triunfo de la Convención de Aguascalientes, a finales de 1914 y durante casi todo el 1915, fue zapatista-convencionista. Finalmente, cuando volvió a triunfar el constitucionalismo de Carranza, volvió a ser constitucionalista. Y así fue con los gobiernos de sus distritos y municipios. Texcoco no fue la excepción.

En el Distrito y Municipio de Texcoco, durante la segunda mitad de 1914, la situación imperante seguía siendo tensa para la población. A principios de agosto hubo conflictos entre soldados federales carrancistas y comerciantes de la ciudad de Texcoco debida a que estos últimos no aceptaban los billetes provisionales que circulaban por el momento y con los que se le pagaba a la tropa. A mediados de ese mismo mes gavillas de bandoleros asaltaban lugares y ranchos aislados.

El 20 de agosto de 1914 llegaron a Texcoco 900 hombres de la columna del general constitucionalista Rafael Buelna (el Grano de Oro) para resguardar la zona, que estaba infestada de bandoleros. A pasar de esa presencia, el día 22 del mismo mes, cerca de Los Reyes, fue quemado un tramo de vía del Ferrocarril Interoceánico por rebeldes que se decían ser zapatistas; y a finales del mes, las gavillas continuaban saqueando.

Durante octubre de 1914 fue asaltada una casa habitación en Texcoco, el Rancho Tecoac y nuevamente la Hacienda Tierra Blanca; así como los poblados de Santa Catarina del Monte por un grupo de 20 zapatistas que luego entraron a San Pablo Ixayoc y Tepechinagua. En esta última población, fueron ya alrededor de 60 zapatistas. En noviembre de 1914 entró a San Pablo Ixayoc un grupo de bandoleros. Por la noche del 20 al 21 del mismo mes la ciudad de Texcoco fue totalmente saqueada por fuerzas constitucionalistas de la Brigada Buelna y pusieron en libertad a los reos; el mismo día 21, fuerzas del entonces general constitucionalista Guadalupe Narváez salieron de San Andrés Chiautla y se llevaron algunos caballos de vecinos de la localidad.

La situación que se vivía en Texcoco obligó a los vecinos a armarse para resguardar su seguridad, ya que eran objeto de atropellos tanto de bandas de maleantes que se decían revolucionarias (zapatistas principalmente) como de grupos de revolucionarios de diferentes facciones; por lo que, a finales de noviembre de 1914, Francisco Asís Mayer, entonces un ciudadano más de Texcoco y simpatizante de los zapatistas, encabezó a los vecinos para ponerse en armas y con el pequeño grupo que reunió logró repeler a las bandas de malhechores.

Para ese tiempo, la cabecera municipal del Distrito de Texcoco era ya zapatista o simpatizante de éstos, lo cual se demuestra por la entrada pacífica de fuerzas zapatistas a Texcoco a finales de noviembre de 1914. El día 26 de este mes, llegó a la ciudad de Texcoco el ahora zapatista general Guadalupe Narváez, quien dijo ser enviado del general Francisco Pacheco y que venía con la finalidad de darle protección a la ciudadanía. Pero aprovechando la situación a los pocos días este personaje empezó a cometer atropellos. Desde que llegó a Texcoco exigió $15.00 diarios para la manutención de su tropa, cuando la Comandancia Militar le enviaba de $200.00 a $500.00, constatados por Francios A. Mayer, que encabezaba al grupo de vecinos armados. En Chiconcuac este general asesinó sin motivo alguno a dos vecinos, al padre y a su hijo; repetidamente realizaba cateos en casas habitación que realmente eran robos. Además, destituyó y encarceló al presidente municipal de Texcoco, liberándolo un día después, pero amenazándolo de muerte.

A principios de diciembre de 1914, Francisco Asís Mayer, entonces convencionista de filiación zapatista, fue nombrado presidente municipal de Texcoco. Posteriormente, el Cuartel General Zapatista le reconoció el grado de coronel, al frente de la Brigada Mayer.

Alrededor de este hecho, Gonzáles y Huerta (2017), consignan que Victorina Mayer Arce, hija de Francisco A. Mayer y Concepción Arce Ramírez, le relató en una ocasión al Cronista de la ciudad de Texcoco, Rodolfo Pulido Acuña, que:

’…en plena revolución estuvo en Texcoco el general Emiliano Zapata, quien conoce a doña Concepción Arce de Mayer, mujer muy atractiva, se enamora de ella y a toda costa se la quería llevar, pero la señora Arce estaba casada con el señor Francisco Mayer, político local de Texcoco, por lo que el señor Mayer se reunió con Zapata… Al hablar el señor Mayer con Zapata, éste respetó la condición de la dama y en virtud al aprecio y admiración que le tuvo a la señora Concepción, Zapata se retiró de Texcoco… gracias a que don Francisco Mayer había hablado con Zapata, se convino que se evitara que Texcoco siguiera siendo saqueado y quemado por los zapatistas. Y en atención a la buena voluntad demostrada por Zapata, el señor Mayer renunció a la presidencia municipal y se unió a las huestes zapatistas con el grado de coronel… El día que se firmó ese convenio se ofreció una fiesta en Santo Tomás Apipilhuasco, amenizada por María Conesa, apodada la ’Gatita Blanca’, y en cuya bota el general Zapata brindó con champagne’.

Este comentario puede considerarse anecdótico, pero realmente no es trivial, deja ver la complejidad de las relaciones entre las autoridades civiles y los zapatistas. Con anterioridad, Gustavo Baz Prada, el gobernador del Estado de México en esos tiempos, también tuvo que imponerse a sus correligionarios zapatistas. Al respecto, Sánchez (2019), anota lo siguiente:

’De acuerdo al historiador Alfonso Sánchez García: Lo que más le agradecieron los mexiquenses de esos días fue que, con una mano tan firme y dura insólita en un jovencillo de 20 años, evitó el saqueo y las depredaciones de una tropa cerril acostumbrada a imponer su feroz voluntad y a saciar como fuera sus peores instintos. Con Baz en Palacio de Gobierno hubo tranquilidad y alimento. De esta forma, Baz también deja una impresión extraordinaria en Toluca’.

Con certeza, este tipo relaciones –digamos– conflictivas en la mayoría de las veces, también se daban con los contingentes de las otras facciones revolucionarias.

Volviendo al tema, en ese mismo periodo (finales de 1914), los zapatistas le informaron a la población de los Distritos de Texcoco y Chalco que se procedería a la devolución y reparto de tierras de acuerdo al Plan de Ayala, repartos que se llevaron a cabo sólo en algunos pueblos y durante los primeros meses de 1915.

Por la mañana del 16 de diciembre de 1914, finalmente, las fuerzas zapatistas del general Guadalupe Narváez, que tantos males causaron a la población texcocana, salen de Texcoco llevándose caballos, monturas, armas y alimentos, quedando sólo los vecinos previamente armados por Francisco Mayer. Por la tarde de ese mismo día, en un tren especial, llegó el coronel zapatista Ángel Fernández para aprender a las fuerzas del Narváez, pero como éste ya había huido, decidió darle alcance y les pidió a los vecinos armados que lo acompañaran, pero éstos se negaron. Fernández entonces intentó desarmarlos y derivó el intento en un corto intercambio de disparos. Así que, el coronel Fernández inició la persecución sin el apoyo de los vecinos de Texcoco.

Por la noche del mismo día arribó por tren a Texcoco el mayor José Manuel Ruelas, también zapatista, quien traía una escolta para cumplir una comisión y regresa al día siguiente a la Ciudad de México, pero como Texcoco estaba sin guarnición, Francisco Mayer gestionó que se quedaran a resguardar esta ciudad.

Era evidente que los zapatistas controlaban la región, pero tenían serios problemas para controlar a los grupos que se les habían unido. El zapatismo representaba para unos la posibilidad de reivindicación social, para otros era una forma de sobrevivencia y la única manera de obtener comida, dinero, ropa, animales y demás; era también la opción de obtener bienes y tierras o recuperar las que les habían quitado. Por todo esto, el Cuartel General Zapatista intentó controlar los abusos cometidos por los diversos grupos que se les unieron. Y las medidas fueron drástica: el fusilamiento a quien no las acatase. Y es que el movimiento se desprestigiaba.

En Texcoco los fusilamientos eran el pan nuestro de cada día. Y aquí, para ejemplificarlo, me permitiré dos anécdotas:

’Allá por 1965-66, llegué a escuchar a la señora Lourdes Urusquieta, contándole a mi mamá, que cuando era muy niña, allá por 1914 o 15, por la esquina las calles que ahora son Morelos y González Ortega, había unos paredones viejos de adobe que tenían varios hoyos. Cuando andaba jugando con sus amiguitas y empezaban a oír tiros, se asomaban por esos agujeros en la pared para ver cómo los zapatistas fusilaban a la gente. Ella nunca supo a qué gente fusilaban, pero si se acuerda que tenían que cuidarse porque si salía su mamá u otro familiar las regañaban por estar viendo eso, a los fusilados. Las metían rápido a las casas y buena tunda que se llevaban. Recordaba también que a las "muchachas grandes" las familias las tenían que esconder porque los zapatistas se las robaban y luego ya nunca sabían de ellas’.

La otra anécdota:

’Tiempo después, en el año 2020, platicando con el señor Enrique Alatriste Comellas, me relataba que a su padre a su vez le contaron que a la vuelta de la fábrica (la Fábrica de Vidrio Soplado ’El Crisol’), en lo que ahora es la calle Mina, había una hilera de arbolitos; y que por las noches se oían ruidos y disparos. Luego, al otro día que salían veían a un montón de indios colgados en esos arbolitos, y que hasta las ramas se doblaban del peso de los muertos’.

En este escenario, en lo particular diciembre de 1914, fue angustiante para la población texcocana por la inseguridad que se vivía, lo cual causó una parálisis económica y el traslado de muchos de sus habitantes a la Ciudad de México, donde había más seguridad.

Entre tanto, en el escenario nacional, el 14 de diciembre de 1914 las fuerzas zapatistas toman la ciudad de Puebla en su persecución de los carrancistas. Pero detienen su marcha en lugar de avanzar sobre el Estado de Veracruz a fin de derrotar definitivamente a los constitucionalistas, como ya lo había aconsejado con anterioridad el general Felipe Ángeles. Esta decisión, más el retiro de las tropas estadounidenses del puerto de Veracruz el 23 de noviembre pasado, le permitieron a Venustiano Carranza refugiarse en esa entidad, ejercer el poder, recuperar al ejército, pertrecharlo e iniciar una contraofensiva.

Mientras tanto, en Texcoco, el 21 de diciembre, llaga el capitán Quirino Serna, perteneciente a las fuerzas del general zapatista Everardo González, con la misión de guarnecer la plaza.

A nivel nacional, el 5 de enero de 1915 la ciudad de Puebla fue recuperada por los constitucionalistas, quienes se dispusieron a avanzar sobre la capital del país para recuperarla de los convencionistas (villistas y zapatistas) que la ocupaban; por lo tanto, los convencionistas concentraron tropas en el oriente del Estado de México con el objetivo de evitar su llegada a la Ciudad de México. Por ello, durante los primeros seis meses de 1915 el Distrito de Texcoco y en general toda la zona oriente de la entidad fue constantemente incursionada por tropas carrancistas, lo que provocó enfrentamientos frecuentes entre éstas y fuerzas las zapatistas.

El día 8 de enero siguiente pasaron por Texcoco las brigadas de Arenas y Barrera procedentes de Puebla y al siguiente día llegó a la ciudad el general Everardo González con 200 hombres de Chalco. En este último día, el Distrito de Texcoco fue atacado por tropas carrancistas, lo que provocó la movilización de las fuerzas zapatistas hacia Calpulalpan, Tlaxcala.

A mediados del mismo mes las fuera de los generales Navarro y Salvador Gómez se retiran a la Ciudad de México, quedando en Texcoco una pequeña guarnición de unos veinte hombres del general Everardo González.

El 16 de enero de 1915, el general Eulalio Gutiérrez, presidente provisional de la Republica, abandona la Ciudad de México y se traslada a Nuevo León, llevándose los poderes y ejerciendo el cargo itinerantemente. Sin embargo, la Convención Nacional Revolucionaria de Aguascalientes nombró como presidente provisional al licenciado Roque González Garza, quien fungía como presidente de dicha Convención.

En vísperas de la inminente entrada de las tropas constitucionalistas a la Ciudad de México, los movimientos de las fuerzas zapatistas en la entidad eran frecuentes. El 23 de enero pasaron por la ciudad de Texcoco tres trenes con las brigadas de los generales Bonilla y Genovevo de la O hacia Calpulalpan; y el día 26 del mismo mes la guarnición zapatista de Texcoco partió rumbo a la capital. No obstante, a pesar de los movimientos zapatistas y sus medidas defensivas, el 28 de enero de 1915 el general Álvaro Obregón ocupa la Ciudad de México, ocupación que se dio bajo una nutrida lluvia de balas de los francotiradores de las fuerzas convencionistas de Roque González, quien partió hacia Cuernavaca para instalar allí su gobierno.

A partir de la toma de la capital del país por los carrancistas todo el oriente del Estado de México fue campo de batallas entre zapatistas y ellos. El 18 de febrero Tezoyuca y Cuanalán fueron atacadas por los constitucionalistas. De finales de febrero a mediados de marzo hubo avistamiento de tropas, tanto zapatistas como carrancistas en los alrededores de Texcoco. El 19 de marzo los zapatistas evacuaron la plaza de Otumba por el avance de los constitucionalistas. Ése mismo día Texcoco fue atacado por una partida de gente armada que no fue identificada. Los atacantes saquearon las Oficinas de Rentas, varios comercios, casas habitación y liberaron a los presos.

Sobre esta etapa, me permito otra anécdota:

’En 2014, construyendo la biografía de don Rafael Espinosa López, su hija, Ángeles Espinosa Gálvez, me platicó que su padre les contaba que, de jovencito, allá por 1914 o 15, una vez que regresaba de vender sus telas en Chimalhuacán, descansaba cerca del Rancho El Tejocote y vio venir un cochecito, al que le hizo la parada para ver si lo traía a Texcoco. Y que sí, se paró y lo trajo hasta aquí. El del auto era un general zapatista de apellido Landeros. Ángeles, me detalló que esa vez su padre les contó que antes de llegar a Texcoco, al pasar por la Hacienda de Chapingo, un arriero andaba cuidando unas vacas y el general sacó su pistola y le apuntó; y que mi padre le dijo al general que no le fuera a tirar, que sólo andaba cuidando a sus animalitos. Al general de seguro le agradó ese gesto y entonces le dijo a mi papá que se lo iba a llevar con él. Y a esos generales no se les podía decir que no. Luego, al llegar al centro de Texcoco, el general se bajó del auto en la ’Tienda de los Enciso’ a echarse unos tequilas (Tienda y Vinatería de ’Las Palomas’), y que le dijo a su chofer que vigilara al chamaco para que no se le fuera; pero aprovechando que era domingo, día de plaza, su padre se las ingenió, prometiéndole al chofer que no se iba a ir, y se bajó del carro para amarrar los bultos de ropa; y que se ’pela’ corriendo hasta ’Las Salinas’. Y que ahí se quedó escondido en unas ruinas hasta el otro día. Y qué bueno que fue así, porque después se enteró mi padre que los carrancistas habían emboscado al general Landeros y a su gente cerca de Otumba y los habían matado a todos’.

El 11 de marzo de 1915 las tropas constitucionalistas salieron de la Ciudad de México rumbo a Querétaro y Guanajuato a enfrentar a Francisco Villa; entonces las fuerzas zapatistas vuelven a ocupar la capital del país. El 13 de marzo siguiente, arriba a la capital de México el licenciado Roque González Garza; mientras que Venustiano Carranza seguía en Veracruz conservando de Poder Ejecutivo.

Entre el 4 y el 15 de abril de 1915, se llevaron a cabo las dos Batallas de Celaya entre las fuerzas villistas comandadas directamente por Francisco Villa y las constitucionalistas mandadas por el general Álvaro Obregón. En esas batallas, con el apoyo de los Batallones Rojos, y la adopción de nuevas tácticas de guerra de trincheras desarrolladas en la Primera Guerra Mundial, con ametralladoras tácticamente ubicadas, Obregón derrotó a Villa.

Derrotado Francisco Villa en Celaya, los constitucionalistas emprendieron, por una parte, la persecución de los villistas, hasta que el 1° de noviembre de 1915 en Agua Prieta, Sonora, Villa fue derrotado definitivamente por el general Plutarco Elías Calles; y, por otra parte, recuperar la capital de la República y derrotar a los zapatistas. Con este objetivo, a partir de mayo de 1915 los combates entre carrancistas y zapatistas en el sur y oriente del Estado de México se recrudecieron.

El 10 de junio de 1915, por discrepancias entre las cúpulas convencionistas, renuncia a la presidencia Roque González Garza; entonces la Convención Nacional Revolucionaria de Aguascalientes nombra en su lugar, como presidente de México, al licenciado Francisco Lagos Cházaro.

Días después, en el Estado de México, el 20 de junio de 1915 Emiliano Zapata le ordena al general Genovevo de la O trasladarse con sus fuerzas a Texcoco, ya que los carrancistas avanzaban por ese rumbo. Además, que se coordinara con los jefes que se encontraban en Los Reyes para preparar un ataque sobre los constitucionalistas. Pero por sobre los preparativos y planes zapatistas, a finales de junio el general carrancista Pablo González, en su marcha hacia la Ciudad de México, toma la plaza de Texcoco obligando a los zapatistas a replegarse a los montes y al Distrito de Chalco. Poco después los zapatistas deciden recuperar la plaza de Texcoco, atacando desde Coatlinchán, Tequexquinahuac, Huexotla y Tepexpan, pero por una descoordinación en la llegada de las tropas y por la inferioridad de su artillería, fracasaron y volvieron a retirarse.

Al mes siguiente, el día 10 de julio, el general zapatista Rafael Espinosa, atacó la plaza de Texcoco sin causar grandes estragos y posteriormente partió rumbo a Chalco a enfrentar al enemigo.

El 14 de julio, en la plaza de Texcoco, ya había entre 200 y 500 carrancistas listos para dirigirse a la Ciudad de México. Los carrancistas se acercaban a la capital, por lo que a mediados de este mismo mes Lagos Cházaro abandona la capital y se dirige a la ciudad de Toluca, en el Estado de México, en donde establece temporalmente su gobierno.

El 16 de julio el teniente coronel Gabriel Pérez reporta la presencia de carrancistas en Chalco y Amecameca; Emiliano Zapata entonces le ordena al coronel Trinidad Sánchez que lo apoye, pero sin informarle a la gente para que no lo abandonaran. Esto indica claramente que para estas fechas había deserciones entre las fuerzas zapatistas. Y es que el avance carrancista los sobrepasaba.

Entran entonces las tropas carrancistas a la Ciudad de México, pero el día 18 de julio de 1915, salen de la capital en diez trenes rumbo a Texcoco; entonces, por Iztapalapa, los zapatistas empiezan a ocupar nuevamente la capital.

El mismo día 18 de julio, en Texcoco, el coronel Francisco Mayer sostuvo un tiroteo contra fuerzas carrancistas en el poblado San Miguel Tlaixpan. En el parte militar al respecto, el coronel Mayer le informa al genera Emiliano Zapata que tuvo que replegarse; y a su vez que tiene conocimiento ’de que en Texcoco hay una guarnición no menor de 300 hombres que esperan refuerzos para dar posición de sus bienes a varios hacendados del mismo Texcoco’. Seguramente esos hombres referidos por el coronel Mayer, eran carrancistas, ya que éstos teniendo la zona bajo su control, empezaron a devolver las tierras a los hacendados de la localidad que fueron repartidas por los zapatistas durante los primeros meses de 1915.

Continúan los combates en la Ciudad de México entre constitucionalistas y zapatistas y el día 20 de julio los carrancistas evacuan la capital. Para el día 21 las fuerzas carrancistas se encontraban en Texcoco, por lo que el general Everardo González parte en esa dirección para combatirlas. Empero, los carrancistas contraatacan y se dirigen nuevamente a la capital.

Entre el 25 y 28 de julio, el general zapatista José León Ibarra Valdés, enfrenta a las tropas carrancista que entraban a la Ciudad de México en las calles del Relox (hoy República de Argentina y Justo Sierra), Tezontlale, Santo Domingo y Peralvillo. Por la tarde del 28, la brigada del general Ibarra se retira a Toluca. Finalmente, el 2 de agosto de 1915, los batallones constitucionalistas se apoderan definitivamente de la Ciudad de México y no vuelven los zapatistas a ocuparla.

De nuevo en Texcoco, el historiador Miguel A. Sánchez Lamego, citado por Contla (2010), señala que: ’el coronel Francisco Mayer, después de una serie de triunfos contra los carrancistas y correrías en el área texcocana en que persiguió a algunas facciones de seudo revolucionarios, fue derrotado en su natal Texcoco por el general Pablo González y Rafael Buelna, el 13 de agosto de 1915’.

El 20 de agosto Emiliano Zapata les ordena a sus jefes y generales que marchen inmediatamente con sus fuerzas hacia la línea de fuego comprendida entre Xochimilco y Texcoco. Los combates continúan hasta que finalmente en el mes de octubre de 1915 se imponen los carrancistas en el oriente del Estado de México. La ciudad de Toluca fue tomada por las fuerzas carrancistas el 11 de octubre de 1915.

En otro lugar de la República, entre el 29 y 30 de noviembre de 1915, en la Hacienda Gruñidora, en Zacatecas, se enfrentan fuerzas carrancistas contra lo que quedaba del ejército convencionistas que había salido con anterioridad de la ciudad de Toluca, siendo derrotados totalmente los segundos, por lo que éstos se dispersan en su totalidad.

El 1° de enero de 1916, Venustiano Carranza establece su gobierno en la ciudad de Querétaro, en donde convoca a un congreso constituyente para elaborar una nueva constitución. Dos días después, el 3 de enero, sale del país Lagos Cházaro. Con esta salida los gobiernos convencionista terminan y la Convención Nacional Revolucionaria de Aguascalientes se desintegra, aunque los zapatistas intentaron continuarla a través del Consejo Ejecutivo Nacional hasta el 16 de mayo de 1916.

LAS COMISIONES AGRARIAS DEL SUR

Conviene aquí abrir un paréntesis para enmarcar los repartos de tierra anunciados por los zapatistas en 1914 y realizado de manera muy limitada en la región de Texcoco en 1915; así como la posición (realmente reposición) de bienes a los hacendados por parte de los carrancistas, que el coronel Mayer le informaba a Emiliano Zapata.

Durante el breve tiempo de triunfo de los convencionistas, cuando ocuparon la Ciudad de México y el centro del país y los carrancistas estaban refugiados en Veracruz, fue nombrado el general Manuel Palafox como Ministro de Agricultura de la Convención de Aguascalientes. Él, recibió el encargado directo del general Emiliano Zapata para materializar la promesa de reparto de tierra del Plan de Ayala; y para ello, se crearon las ’Comisiones Agrarias’. Estas comisiones estaban integradas por ingenieros civiles y agrónomos egresados de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), de San Jacinto ; y su función era deslindad y repartir terrenos entre los campesinos en los estados de Morelos, Guerrero, Puebla, México y el Distrito Federal, por lo que también se les llamó ’Comisiones de Deslindes’.

Al sur de la capital del país, en donde operaban los zapatistas, entre 1914 y 1915, éstos, organizaron las ’Comisiones Agrarias del Sur’. Al respecto, Marte R. Gómez Segura (Gómez, 2017), anota lo siguiente:

’A mi antigüedad, en cambio, le tocó dar casi todo el contingente de las que fueron Comisiones Agrarias del Sur. El mayor interés se puso, desde un principio, en integrar las que deberían actuaren los seis ex distritos del Estado de Morelos, es decir: Cuernavaca, Yautepec, Cuautla, Jojutla, Jonacatepec y Tetecala; pero se expidieron también nombramientos para integrar comisiones que, de haberlo permitido las operaciones militares, hubieran funcionado con oficinas centrales en los Distritos de Atlixco, Chietla, Matamoros Izúcar, Chiautla y Tepeji de la Seda, del Estado de Puebla; en los Distritos de Álvarez, Zaragoza, Hidalgo, Morelos y Alarcón, del Estado de Guerrero; en los Distritos de Chalco, Texcoco, Otumba, Ixtlahuaca, Tenancingo, Sultepec, Santiago Tianguistenco y Tenango del Valle, del Estado de México; y aun el Distrito Federal’.

En el Distrito de Texcoco, el mismo Marte R. Gómez (Gómez, 2017), asienta que de acuerdo con el semanario Revista de Revistas, No. 249, del domingo 17 de enero de 1915, la Comisión de Deslindes estuvo integrada por: Enrique Romero, Luis de Luna, Manuel Atoche y Samuel Velázquez; y en anexos, relaciona a los alumnos de la ENA que participaron en esta misma comisión como ayudantes: Salvador Gortari, Manuel Meza, Gabriel Morales y Manuel Santuario.

En este escenario, Castellanos (2019), afirma que el 16 de diciembre de 1914 un grupo de personas reunidas en Tepexpan giró oficio a las autoridades militares en Texcoco, solicitando la entrega de tierras usurpadas a los pueblos de Tepexpan, Tequisistlán, Ixtapan, Nexquipáyac, Totolcingo, San Marcos, Zacualuca, Zotoluca, Atenco, Tezoyuca y San Juan Teotihuacán; y que supuestamente se practicaron los deslindes correspondientes. Al año siguiente, de acuerdo con Ávila (s.f.), ’el 12 de enero de 1915, en el diario La Convención, se publicó la noticio de que una comisión de indígenas de Huexotla se habían entrevistado con el Secretario de Agricultura, el general Palafox, para pedirle que se les devolvieran las tierras y aguas de sus ejidos, que les habían sido arrebatadas por el general Manuel Gonzáles, propietario de la Hacienda de Chapingo’.

Infortunadamente par el agrarismo, al ser ocupado el Estado de México por las fuerzas carrancistas, las Comisiones Agrarias en esta entidad se disolvieron y sus integrantes se dispersaron, algunos que aún eran alumnos retornaron a la ENA; otros, se integraron al Carrancismo, varios siguieron a Emiliano Zapata en Morelos y de otros no se supo su paradero (Gómez, 2017).

TEXCOCO Y LA CONSTITUCIÓN DE 1917

En el Distrito de Texcoco y en general en todo el oriente del Estado de México, durante 1916, la población siguió siendo azolada tanto por bandas de delincuentes como por la guerrilla zapatista y principalmente por el propio ejército constitucionalista. Sobre éste último, hubo quejas de las autoridades, por ejemplo, los pobladores de La Purificación (poblado cercano a la ciudad de Texcoco), enviaron un escrito a la Secretaría de Estado y del Despacho de Guerra y Marina denunciando los atropellos del ejército.

A mediados de ese año los pobladores de Santa Catarina del Monte, después de que su comunidad fue quemada por los carrancistas y de que fueron concentrados en Texcoco y en la Hacienda de Chapingo, los zapatistas de ese pueblo participaron como la ’Compañía Santa Catarina’, primero bajo las órdenes de Enrique Landeros y luego a las órdenes de Antonio Mora. Incursionaron en el estado de Hidalgo enfrentándose a los carrancistas y tratando de hace adeptos en esa entidad, así como en los estados de Tlaxcala y Puebla, sin lograrlo.

Todavía ese año, el 8 de septiembre, encabezados por Antonio Mora, participaron en un combate contra los carrancistas en el Molino de Flores, del cual se retiraron por la llegada de refuerzos de éstos últimos.

Cuando el gobierno permitió que los pobladores que tenían concentrados regresaran a sus pueblos, los zapatistas que se habían ido a combatir, también retornaron a sus comunidades y no volvieron a tomar las armas. En 1917 en general la región de Texcoco entró en calma; pero sobrevino el hambre, las carencias y el continuo asecho de los carrancistas. Luego en 1918, acaeció la epidemia de Gripe Española, que en Estado de México cobró alrededor de 11,000 muertes (Mancilla, 2008).

Regresando a 1917, los zapatistas lograron recuperar el control en el estado de Morelos, mas no en la parte oriente del Estado de México. Sin embargo, sí hubo presencia de guerrillas zapatistas durante ese año y los siguientes en las zonas montañosas de Texcoco y de Chalco.

En lo político, y a otra escala, el 1° de diciembre de 1916, el Congreso Constituyente, reunido en la ciudad de Querétaro, expide la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que reforma la del 5 de febrero de 1857. Esta Constitución fue ratificada por el Constituyente el 31 de enero de 1917; se imprimió promulgó y circuló por Bando Solemne el 5 de febrero de 1917 y comenzó a regir a partir del 1° de mayo del mismo año.

En cuanto a los municipios, desde 1914 se planteó la creación del municipio libre. El 26 de noviembre de ese año, Venustiano Carranza publicó un decreto en el que incorporó la figura del municipio libre en el artículo 109 de la Constitución de 1857. El 24 de enero de 1917, la Segunda Comisión de Puntos Constitucionales, presidida por los Diputados Hilario Medina y Heriberto Jara, del Congreso Constituyente reunido en el Teatro Iturbide de la ciudad de Querétaro, comenzó la discusión del dictamen que daría origen al Artículo 115 Constitucional con base en la Ley del Municipio Libre. Finalmente, el Municipio Libre se estableció como la base de la división territorial y la organización política y administrativa de los estados, estipulando que cada municipio será administrado por un ayuntamiento de elección popular directa, sin autoridad intermedia entre éste y el Gobierno del Estado.

Como reflejo de la Constitución Política de la Nación, ’La XXXI Legislatura del Estado de México, en funciones de Constituye, de acuerdo con el Decreto y autorización expedidos por el Ciudadano Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, Encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, el 22 de marzo y 14 de abril del año en curso, respectivamente; así como con el Decreto No. 5 expedido por el Ciudadano Gobernador Constitucional del Estado, el 16 de abril de 1917, siendo Gobernador Constitucional, el General Agustín Millán decretó la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de México’ (Romero, 1984). Esta Constitución Local se publicó posteriormente en el Periódico Oficial el 10 de noviembre del mismo año.

En el Artículo 7 de esta Constitución Local, de conformidad con lo establecido en el artículo 115 de la Constitución Federal vigente, declara que el Estado adopta el sistema de gobierno Republicano, Representativo y Popular, reconociendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa, al Municipio Libre. En el Artículo 8 de la misma, se asienta que a través de una ley orgánica se determinará el número de municipios a que se refiere el artículo anterior, así como su división interior. Y en el Artículo 9, se define que el Estado se divide en 16 Distritos Rentísticos y Judiciales, los cuales son: Chalco, Cuautitlán, El Oro de Hidalgo, Ixtlahuaca, Jilotepec, Lerma, Otumba, Sultepec, Temascaltepec. Tenango del Valle, Tenancingo, Texcoco, Tlalnepantla, Toluca, Valle de Bravo y Zumpango.

En seguimiento del Artículo 8 de la Constitución del Estado, el 17 de septiembre de 1917, la Legislatura Local, mediante el Decreto No. 34, expide la Ley Orgánica Municipal del Estado de México, la cual fue publicada en el Periódico Oficial el 24 de septiembre del mismo año. En esta Ley el Municipio de Texcoco se ubica en el Distrito XII, de 16 que se contemplan; y que la cabecera municipal es la ciudad de Texcoco de Mora. Con esta disposición legal oficialmente quedan canceladas definitivamente aquellas formas de división territorial, política y administrativa de distritos y partidos.

EL FINAL DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Ahora, con respecto al curso de la Revolución, debe volverse a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En las discusiones de los Diputados Constituyentes, se incluyeron, además de las propuestas de reformas de la Carta Magna de 1857, la esencia y espíritu de otros programas y planes elaborados a principios del siglo XX en los que se plasmaron las ideologías revolucionarias y que finalmente enriquecieron la Constitución de 1917. Esos documentos fueron: El Programa del Partido Liberal Mexicano, de 1906; El Programa del Centro Antirreeleccionista, de 1909; El Plan de San Luis, de 1910; El Plan Político Social, de 1911; El Plan de Texcoco, de 1911; El Plan de Ayala de 1911; y El Plan de Santa Rosa , de 1912. Todos éstos documentos de alguna forma sirvieron de hilos conductores en los cabildeos y discusiones de los congresistas. Finalmente se recogió parte de las demandas planteadas en el Programa del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón; así como la esencia del Plan de Ayala del zapatismo, incluso con leyes agrarias más radicales que las demandadas por Zapata originalmente en dicho plan.

A pesar de la tónica incluyente de la Constitución del 17, los enfrentamientos entre tropas carrancistas y zapatistas continuaban en el estado de Morelos, por lo que se ideó un plan para asesinar a Zapata, lo cual acaeció el 10 de abril de 1919.

El 1° de mayo de 1917 es electo Carranza como Presidente Constitucional. En vísperas de concluir su periodo presidencial, designa como sucesor al ingeniero Ignacio Bonilla, un civil. Los militares entonces se inconforman y un grupo de ellos lanza como candidato al general Álvaro Obregón; y otro grupo, al general José Pablo González Garza. Ya en campaña política, Carranza trata de involucrar a Obregón en un complot para apresarlo, pero éste huye y posteriormente se levanta en armas respaldado por el Plan de Agua Prieta. Paulatinamente militares y políticos se van adhiriendo a este plan y Carranza huye nuevamente hacia el puerto de Veracruz. En su intento, el 21 de mayo de 1920 es asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, por gente del general Manuel Peláez, militar que estuvo a las órdenes de los petroleros estadounidenses.

El 25 de mayo de 1920, es nombrado el general Adolfo de la Huerta Marcor como presidente interino. Su interinato fue breve, pero en éste se lograron grandes avances. Con métodos civiles (negociaciones, acuerdos, pactos), no militares, logró la pacificación de Francisco Villa, Pablo González, de los jefes zapatistas que aún quedaban, de Félix Díaz, Manuel Peláez, Juan Andrew Almazán, Marcelo Caraveo y de otros que ostentaban todavía las armas. Además, en su periodo, retornaron a México algunos exiliados políticos a causa de la Revolución, como José Vasconcelos Calderón.

Después de ese interinato, el 1° de diciembre de 1920, el general Obregón asume el cargo de Presidente de la República. El 20 de julio de 1923, es asesinado Francisco Villa por manifestar abiertamente su adhesión a Adolfo de la Huerta si éste lanzaba su candidatura a la presidencia de la República.

El 1° de diciembre de 1924, ocupa la presidencia de la República el general Plutarco Elías Calles. Durante su periodo estalló la Guerra Cristera promovida por el clero católico mexicano y el Vaticano, la cual realmente fue un movimiento contrarrevolucionario de corte conservador y de derecha. En su intento por reelegirse, Álvaro Obregón sufre varios atentados; ya reelecto, el 17 de junio de 1928, es asesinado en el Restaurante La Bombilla. Uno de los autores materiales del homicidio fue el fanático católico José León Toral.

Muerto el general Álvaro Obregón, el 1° de diciembre de 1928 ocupa la presidencia interinamente el licenciado Emilio Portes Gil; el 5 de febrero de 1930, es nombrado presidente el general e ingeniero Pascual Ortiz Rubio; y el 4 de septiembre de 1932 es nombrado el general Abelardo Rodríguez Luján. Al periodo que abarcó el ejercicio de estos tres presidentes se le conoce en la historia de México como ’El Maximato’, por la fuerte influencia que el general Plutarco Elías Calles ejercía sobre ellos como jefe ’máximo’. Hasta que el 1° de diciembre de 1934, es electo presidente el general Lázaro Cárdenas del Río, quien le puso fin a ese periodo. Cárdena, concluyó su periodo presidencial el 30 de noviembre de 1940.

Entre tanto, en Texcoco, de acuerdo con Pulido (1996 y 2001), los presidentes municipales que se sucedieron desde el inicio de la Revolución hasta 1940 fueron: Paulino García, 1910; Francisco E. Galicia, 1911; José Cornejo, del 1° de enero al 31 de julio de 1912; H. G. Carrasco, del 1° de agosto al 31 de diciembre de 1912; Salvador Araiza y Teodoro E. Alcocer y Cruz, 1913; Teodoro E. Alcocer y Cruz, 1914; Francisco Asís Mayer, 1915; Pablo Rodríguez, 1916; Manuel M. Rodríguez, 1917. Jesús Rodríguez, 1918; Manuel M. Rodríguez, 1919; Joaquín Uribe y Troncoso, 1920 y 1921; Martín Nava y Galán, 1922; Pablo Rodríguez, 1923; Antonio G. Maldonado, 1924; Juan de Dios Irizar, 1925 y 1926; Agapito Espíndola del Pego, 1927; Jesús Rodríguez, 1928 y 1929; Clemente L. Enciso, 1930 y 1931; Carlos García, 1932 y 1933; Eligio Robles, 1943 y 1935; Francisco J. Martínez, 1936 y 1937; José Luis G. Morales, 1937 y 1938; y Placido López y López en el bienio de 1939 y 1940.

Respecto al bienio de 1939 a 1940, de acuerdo con los descendientes de Clemente L. Enciso, su verdadero nombre era Clemente Enciso López. Él, fue quien ganó las elecciones y tomó posesión del cargo, pero por conflictos con un político encumbrado de Toluca, de apellido Riva Palacio, y con otros políticos locales, tuvo que dejar la presidencia argumentando causas de salud, quedando como presidente interino Placido López y López, quien continuó durante el año de 1941.

PERSONAJES DESTACADOS DE TEXCOCO EN LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Ángel Barrios. General zapatista:

Nació en Texcoco en 1874. Estudió en el Colegio Militar y continuó sus estudios en la Escuela Nacional de Ingenieros. En 1897 fue nombrado maestro en el Colegio Militar. En 1901 escribe notas periodísticas contra el régimen y en 1904 lo licencia el ejército. Se traslada a Oaxaca y en esta entidad funge como Presidente del Partido Liberal Mexicano, de los hermanos Flores Magón. Por sus ideas revolucionarias es encarcelado. En 1910 se proclama antirreeleccionista y se levanta en armas, pero es derrotado por el general Rafael Eguia y es trasladado a la prisión de Santiago Tlatelolco en la Ciudad de México. Al año siguiente es liberado y en 1912 reproduce y distribuye 250 mil ejemplares del Plan de Ayala.

Se afilia abiertamente al zapatismo, obtiene el grado de General; y en 1913 Emiliano Zapata lo nombra Inspector de las Fuerzas Insurgentes en el Estado de México. Participo en varios combates contra la fuerza federales del gobierno. Fue nombra Embajador Especial de la Revolución del Sur ante las fuerzas revolucionarias del norte para la unificación del movimiento en contra del general Victoriano Huerta. Represento, junto con otros comisionados surianos, al Ejército Zapatista en la Convención de Aguascalientes; y firmó la ratificación del Plan de Ayala en esa cumbre.

Terminada la Revolución, en 1921 fue candidato a la gubernatura del Estado de México, en 1933 fue Diputado Federal por el Distrito de Oaxaca. Finalmente, fallece en 1940 en la ciudad de Iguala, Guerrero.

Francisco Asís Mayer (Francisco Alejandro Mayer Ríos). Coronel zapatista:

Nació en la ciudad de Texcoco el 28 de noviembre de 1887. Ciudadano que incursionó en la política local, fue presidente municipal de Texcoco de 1914 a1915. Durante el triunfo de los convencionistas en el Estado de México, se adhirió al zapatismo y el general Emiliano Zapata le otorgó el grado de Coronel. Combatió así en los estados de México, Morelos, Tlaxcala y Veracruz; sin embargo, fue derrotado en 1915 en Texcoco por fuerzas constitucionalistas.

Posteriormente se adhirió al gobierno constitucional y en 1917 fue Jefe de la guarnición del puerto de Veracruz. En 1918 fue Jefe de Operaciones en el Cantón de Xalapa y Coatepec. Como Jefe del sector militar combatió al levantamiento armado capitaneado por Félix Díaz en el estado de Veracruz. En octubre de ese año, Xalapa fue atacada por Díaz con 2 mil hombres, mientras que era defendida por 400 hombres bajo sus órdenes, logrando que los felicistas no tomaran la plaza.

Se dio de baja del Ejército en 1919, para reingresar en 1920, al levantarse en armas, en Xalapa, secundando el Plan de Agua Prieta al lado del coronel Tejeda, luego de lo cual fue nombrado jefe de la guarnición de la plaza de Xalapa; e Inspector General de Policía de esa entidad durante el gobierno de Adalberto Tejeda. Participó en los años veinte en los movimientos de Guadalupe Sánchez y el delahuertismo. Al triunfo del gobierno constituido en 1924, fue ratificado como inspector de la policía. Adalberto Tejeda, entonces secretario de Comunicaciones, en 1925, lo nombró Comisario Inspector General de los Ferrocarriles; y ya como secretario de Gobernación, lo propuso como Jefe del Departamento Confidencial (Federal de Seguridad) durante una de las etapas más conflictivas de Veracruz, más la Guerra Cristera. De 1927 a 1934 fue Diputado local por Zongolica y federal por Orizaba y Misantla. Durante este lapso fue presidente del Bloque Revolucionario de la Cámara de Diputados y Secretario de Acción Obrera del Partido Nacional Revolucionario (PNR), así como presidente del mismo partido en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México). En 1935 fue presidente municipal del puerto de Veracruz; y de 1936 a 1941, fungió como Director de Edificios de la Secretaría de Educación. Murió el 28 de marzo de 1964.

Francisco Enciso Rivera. General constitucionalista:

Nació el 4 de octubre de 1875 en la ciudad de Texcoco. Participó en las filas del Ejército Federal en la Guerra Yaqui, en Sonora. En 1912, se dio de alta en el 3er Cuerpo de Policía Rural de la Federación, comisionado como Mayor Jefe por el Gobernador Constitucional del estado de Sonora, José Ma. Maytorena; aunque oficialmente su ingreso data del 20 de febrero de 1913, bajo las órdenes del general Benjamín Hill. Luego se le confirió el grado de Teniente Coronel; y con este rango fue Comandante Militar en Nogales y Cananea, ambas localidades en el estado de Sonora.

Dos años después, en abril de 1915, participó en las Batallas de Celaya al frente del 3er Batallón Rojo de Obreros contra las fuerzas convencionistas al mando de Francisco Villa. Ese mismo año, el 4 de septiembre, fue ascendido al grado de General Brigadier. En 1917, dirigió la Escuela Militar de Tropas; y a la vez, de diciembre de 1916 a 1918, desempeñó el cargo de Juez de Instrucción Especial.

Concluida de Revolución Mexicana, el 1° de agosto de 1924, fue ascendido a General de Brigada; y formó parte de la Comisión Investigadora de Pensiones. Tiempo después, en 1935, fungió como Comisionado en el estado de Chiapas y posteriormente en Iguala, Guerrero. Entre sus reconocimientos, recibió la Condecoración al Mérito Revolucionario y la Condecoración de 3ª Clase por 25 años de servicio. Finalmente, murió el 13 de octubre de 1940.

FUENTES DE INFORMACIÓN

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AGRADECIMIENTOS

Agradezco los testimonios de Bernardo, Héctor y Juan Manuel Olvera Enciso acerca de don Clemente Enciso López; así como los de la señora Lourdes Urusquieta (QEPD), Enrique Alatriste Comellas y Ángeles Espinosa Gálvez, que enriquecen esta breve reseña histórica.

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Texcoco durante la Revolución Mexicana (1910 – 1940)

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