Manuel Garcés y la fábrica de huevo Garcés


La granja llegó a alcanzar renombre mundial por la calidad del huevo



Agricultura
Octubre 14, 2024 14:06 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua / › Divergencias Informativa

Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía Texcoco, Estado de México

La Fábrica de Huevo Garcés fue una granja avícola especializada en la producción de huevo fresco ubicada en la región de Texcoco. Esta explotación nació como una granja rustica en la década de los cincuenta y funcionó hasta finales de los noventa del siglo pasado. La granja llegó a alcanzar renombre mundial por la calidad del huevo que producía. Sus dueños fueron don José Manuel Garcés y doña Margarita Sánchez. Don Manuel construyó en Texcoco el que sería entonces el edificio más alto de esta ciudad, el Edificio Garcés, que en su techo tenía un enorme anuncio metálico con forma de gallina, pintado de color rojo y bordeado por tubos de luz de neón del mismo color. Detrás de todo esto hay una historia de trabajo que bien vale reseñar.

LA FAMILIA GARCÉS TÉLLEZ GIRÓN

A principios de la segunda década del siglo XX, laboraba en la ciudad de Toluca el Juez José Manuel Garcés Olaguivel, casado con doña Sara Téllez Girón Romero. Iniciaba la Revolución Mexicana y eran tiempos difíciles.

En esta ciudad el matrimonio procreó un hijo, a quien llamaron José Manuel, pero al cual no registraron de inmediato por la costumbre de dejar pasar dos o tres años para garantizar que el niño viviera, ya que en esos tiempos la mortandad infantil era elevada. Poco después la familia se trasladó a la ciudad de Tlaxcala. En este lugar, don José Manuel, laborando como juez, decidió junto con su esposa registrar a José Manuel Téllez Girón, consignando como fecha de su nacimiento el 16 de mayo de 1919. La estancia en Tlaxcala fue breve, dos años, luego se trasladaron a la Ciudad de México.

INFANCIA Y JUVENTUD DE JOSÉ MANUEL

José Manuel pasó su niñez y parte de su juventud en la capital del país. En ésta, con todo y su carácter fuerte e impulsivo, se dedicó al comercio. Vendió cigarros, jabones y algunas otras mercancías; posteriormente, empezó a comercializar leche. Para trasladarse de un lugar a otro, como muchos chamacos de esa época, se colgaba de la parte trasera de los tranvías con todo y sus mercancías, incluso los botes de leche.

A mediados de la década de los treinta, José Manuel ingresó al Colegio Militar, que entonces estaba en Popotla. La carrera era en ese tiempo de dos años. Ya casi para concluir, los directivos del plantel les informaron a los cadetes que tendrían que cursar un año más debido a que se había modificado el plan de estudio y ampliado la formación militar. Muchos cadetes aceptaron con renuencia esa decisión, otros desertaron. Esta modificación molestó a José Manuel, ya que alteraba sus planes de concluir pronto sus estudios para integrarse a la vida militar. Tal fue el enojo que tuvo altercados con sus superiores y mandó a los directivos del plantel por allá lejos.

A pesar de haberse retirado de esta forma del plantel, José Manuel seguiría teniendo contacto con sus viejos compañeros y organizaría, pasado el tiempo, un desayuno semanal con ellos. Muchos de sus antiguos camaradas continuaron la carrera de las armas e incluso algunos ya tenían el grado de general.

EL MATRIMONIO

Mientras que José Manuel estudiaba en el Colegio Militar, en Douglas, Arizona, Estados Unidos, nacía el 10 de junio de 1922 Margarita Sánchez Portugal, quien a la postre sería su esposa. Ella vivió hasta los siete años de edad en los Estados Unidos; luego su familia retornó a México, a la ciudad de León, Guanajuato, en donde familiares tenían una fábrica de zapatos.

En León, Margarita vivió poco más de diez años. Allí estudió la Normal y a los 17 años de edad ya era maestra de primaria. Laboró como profesora alrededor de dos años, cuando interrumpió su labor docente debido a que la familia migraría a la Ciudad de México.

No hay muchos detalles sobre el encuentro de los jóvenes, pero de alguna manera se conocieron y al poco tiempo, el 9 de mayo de 1940, Margarita Sánchez Portugal y José Manuel Garcés Téllez Girón contrajeron nupcias en la Ciudad de México para después irse a vivir a Cuernavaca, Morelos.

LA FAMILA GARCÉS SÁNCHEZ

José Manuel continuó con sus negocios por un tiempo; sin embargo, ahora ya casado, había que emprender algo más formal y redituable. Fue entonces cuando un conocido le ofreció hacerse cargo de la administración de una panadería en la ciudad de Cuernavaca. No está muy claro si el plan era que esa panadería la rentara o comprara, pero terminó siendo de su propiedad. A partir de entonces, en todas las empresas y negocios que emprendía, contaba con la colaboración de su esposa.

El 27 de mayo de 1941 nace su primogénito, a quien bautizaron con el nombre José Manuel Garcés Sánchez. Mientras tanto, la panadería prosperaba, tanto que José Manuel para satisfacer a sus clientes, hacía entregas de pan a domicilio en una motocicleta.

Pasó poco tiempo y por causas diversas, entre ellas el haber vendido la panadería, pero no la motocicleta, la cual conservó por algunos años, en 1942 la familia retornó a la Ciudad de México. La propiedad a la que llegaron era de dos plantas; en la planta baja abrió una tintorería y arriba de ésta estableció su hogar.

Al año siguiente, el 23 de diciembre de 1943, nacería el segundo hijo del matrimonio, la niña Martha Hilda. Y en menos de cuatro años, el 8 de diciembre de 1947, nace su tercer hijo, Alejandro.

POR LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE

A principios de los años cincuenta, los dos primeros hijos, Manuel y Martha, empezaron a presentar algunos padecimientos respiratorios, por lo que regularmente consultaban a los doctores. En una de esas consultas, un médico, tras no encontrar remedio para el malestar de los niños, les dijo a los padres que para que sus hijos no tuvieran esos malestares tenían que buscar cómo irse lo más lejos posible de la capital, ya que ’el aire de la Ciudad de México estaba muy contaminado y los menores necesitaban respirar aire puro’.

Fue por ese consejo; y pensando sólo en el bienestar de los niños, que José Manuel empezó a buscar un lugar alejado de la supuestamente ’contaminada’ Ciudad de México para establecer su familia.

LA FAMILIA LLEGA A LA REGIÓN DE TEXCOCO

Tras haber recorrido varias ciudades y pueblos aledaños a la Ciudad de México, ’alejados’ de ésta, José Manuel encontró, casi por azar, una pequeña granja en unos terrenos ubicados en San Vicente Chicoloapan, Estado de México, a pie de la carretera federal México-Texcoco, la cual compró el 11 de abril de 1950.

Actualmente Chicoloapan es un municipio conurbado a la Ciudad de México, está densamente poblado y allí la contaminación ambiental es evidente; pero en aquellos años cumplía con los requisitos que proponía aquel médico: estaba lo suficientemente ’lejos’ de la capital y se respiraba aire puro.

La granja era propiedad de Narciso Gálvez Paredes, vecino de Chicoloapan, quien tenía una carnicería en ese pueblo. Con él, José Manuel a la postre establecería una estrecha amistad y compadrazgo.

Las condiciones de la granja eran suficientes para vivir; así que, ese mismo año la familia cambió de domicilio irse a radicar a San Vicente.

En esa granja había algunos corrales rústicos, una casa vieja y un pozo artesanal, una noria. Cuando la familia llegó a Chicoloapan el agua estaba apenas y se escarbaba; pero conforme fue pasando el tiempo se perforó un pozo de 20 metros, luego se profundizó a 40 y finalmente a 60 metros.

No todo era tan romántico, había complicaciones. Cuando llovía, caía más agua dentro de la casita que afuera de ésta, por lo que siempre hacían falta cubetas para las goteras. Por otra parte, había que reparar los corrales y construir gallineros. Y José Manuel y su esposa se pusieron a hacer las reparaciones y construcciones necesarias.

CREACIÓN DE LA GRANJA

La conformación del terreno donde se establecería años después la Fábrica de Huevo Garcés fue paulatina. Primero se adquirió un predio denominado ’Camino Real’, de poco más de dos mil metros cuadrados; luego otro llamado ’La Barranca’ y después otro más con el nombre de ’Techelco’. La propiedad finalmente se constituyó con cuatro predios y alcanzó una extensión de doce mil metros cuadrados. Cabe señalar que por la mitad de la granja pasaba el río Coatepec. Años después, en la década de los setenta, con la ampliación de la carretera federal México-Texcoco, a la granja le expropiaron casi 800 metros para quedar finalmente con una superficie de 11,350 metros cuadrados.

En la década de los cincuenta, en México, se vislumbraba como buen negocio la cría de pollo para carne y para producción de huevo. Esto, debido a los acontecimientos internacionales de la década anterior. La Segunda Guerra Mundial estimuló la producción de carne de pollo y huevo en nuestro país, ya que estos productos pecuarios no estaban racionados en los Estados Unidos, como sí lo estaban las carnes de cerdo y res, que se enviaban a las tropas que combatían en Europa y el Pacífico. Además, y lo más importante, fue que en 1946 hubo una epizootia de Fiebre Aftosa en México cuyas medidas provocaron el despoblamiento de ganado bovino y caballar, lo que favoreció que crecieran otros subsectores ganaderos como el del cerdo y las aves de corral para satisfacer las demandas interna de carne y huevo.

Infortunadamente, entre 1950 y 1951, se presentó en México la Enfermedad de Newcastle, que abatió la población de aves de corral, lo cual causó la disminución de la producción de carne de pollo y en consecuencia de huevo. Esto obligó al gobierno mexicano a autorizar la importación de estos productos de los Estados Unidos, principalmente huevo fresco.

Por esos años, mientras que en los Estados Unidos se formaban grandes empresas avícolas en México había principalmente una avicultura de traspatio. Aunque había ya algunas explotaciones avícolas de volumen, éstas eran muy pocas, por ejemplo, la Granja Santa Bárbara, propiedad del general Plutarco Elías Calles, en Ixtapaluca, Estado de México, con cuatro mil gallinas; y otras más pequeñas con cerca de mil aves, como la del señor Socke, en Villa Álvaro Obregón, Ciudad de México; la granja ’Los Ángeles’ de Luis Sainz López Negrete, ubicada en el camino al poblado de San Luis Huexotla, en Texcoco, Estado de México; y la ’Granja Menorca’, en Tulyehualco.

En ese escenario, José Manuel inició su producción avícola construyendo unos gallineros rústicos de estructura de madera y techos de lámina de cartón, con capacidad para cien gallinas cada uno. La granja originalmente fue bautizada como ’Granja Margarita’; y desde esos inicios José Manuel le apostó a la producción de huevo fresco.

Poco a poco la población de gallinas se fue incrementando y por consiguiente la producción de huevo, lo cual empezó a representar ciertos problemas de comercialización. Pero gracias al ímpetu e ingenio de José Manuel, con el apoyo de su familia, logró abrir mercados. Como primera acción, puso un letrero en la pared de la granja que decía ’Se vende huevo en granja’. Esto resultaba novedoso porque en esos años el huevo que se vendía en casas cuyos dueños tenían algunas gallinitas de traspatio, y también en tiendas de abarrotes o misceláneas.

Paralelamente, Elma Ávila, prima de los hermanos Garcés Sánchez, y el mayor de ellos, José Manuel, salían a la puerta de la granja a vender bolsas de huevo a los pasajeros que bajaban de los autobuses de la línea México-Texcoco; ya que frente a la granja estaba la parada del camión, y la gente que se apeaba de paso les compraba huevo.

Con el cambio de domicilio a San Vicente, José Manuel no cerró de inmediato la tintorería que había abierto en la Ciudad de México, la seguía administrando. Así que, de tiempo en tiempo se trasladaba a ésta para atenderla y a la vez a sus clientes venderles huevo. Lo mismo hizo con algunas tiendas de abarrotes y misceláneas del barrio. Además, conociendo el oficio de la panadería, el huevo que se llegaba a quebrar en la granja, lo depositaba en frascos de vidrio para su venta en las panificadoras de la Ciudad de México y poblaciones circundantes.

La aceptación del consumo de huevo crecía entre la población y la granja prosperaba. Mientras José Manuel viajaba a la Ciudad de México para atender la tintorería y vender el huevo, su esposa se hacía cargo de la producción y operación de la granja.

Un día, un fenómeno meteorológico inesperado acabó con la granja. Se desató en la localidad un torbellino que destruyó los gallineros, ya que éstos eran rústicos. El torbellino levantó los techos de lámina y elevó a las gallinas por los cielos, y más tarde fueron a caer sobre el poblado de Chicoloapan. Ese día llovió sobre el pueblo mucha agua, láminas de cartón y gallinas.

Después de este meteoro lo que quedaba era comenzar nuevamente de cero. Se adquirieron aves para repoblar la granja, los gallineros se reconstruyeron de estructura metálica, algunas paredes de tabique y techos de lámina acanalada metálica. Además, José Manuel empezó a adquirir equipos y maquinaria necesaria para comenzar a tecnificar el proceso de producción de huevo fresco.

La granja resurgió y llegó a tener una considerable población de gallinas. Lamentablemente, entre los años de 1958 y 1959, la avicultura nacional se vio afectada por otra epizootia, la Laringotraqueítis Infecciosa, que provocó el despoblamiento generalizado de aves de corral en el país, por consecuencia, la quiebra de muchas granjas avícolas. La granja de José Manuel, ahora llamada ’Granja Fábrica de Huevo’, no fue la excepción y nuevamente hubo que empezar de cero.

Con el tiempo y después de mucho trabajo del matrimonio Garcés Sánchez, la granja volvió a florecer y llegó a tener hasta mil gallinas ponedoras, una población aviar que muchos productores avícolas consideraban exagerada o creían que era imposible tener.

EL CONTRABANDO DE HUEVO

A raíz de la Enfermedad de Newcastle ocurrida entre 1950 y 1951 y tras la apertura a las importaciones de huevo fresco de los Estados Unidos, en México proliferaron los importadores. Poco a poco, al ir recuperándose la población de aves de corral y la producción nacional de carne y huevo, ya no fueron necesarias tales importaciones; empero, los importadores continuaban introduciendo huevo al país, aunque ahora de forma ilegal. Fue entonces que los avicultores nacionales, ya muchos agremiados en asociaciones locales o regionales, empezaron a presionar al Gobierno Federal encabezado por Adolfo Ruiz Cortines, para que actuara contra esos contrabandistas y se detuviera la competencia desleal que representaban.

Vieron entonces los avicultores que era conveniente asociarse para defender sus intereses y poder presionar en un momento dado a las autoridades. En esa dinámica, don Manuel participó activamente en la conformación de la primera Asociación de Avicultores del Valle de México.

Por su activa participación en la integración gremial y sus reclamos para que el gobierno detuviera el contrabando, una noche llegaron a la granja unos ’guaruras’, y lo raptaron. Por fortuna ese ’rapto’ no pasó a mayores, salvo por las consabidas amenazas: le advirtieron que dejaran de insistir y presionar tanto él como la Asociación de Avicultores sobre el contrabando de huevo. Y es que en ese lucrativo ’negocio’, la principal introductora ilegal de huevo era la esposa del entonces presidente de México.

En medio de esa amarga advertencia, en lo familiar las cosas afortunadamente eran diferentes. El 24 de enero de 1951, nacía la segunda hija del matrimonio, Lilia Margarita, y al año siguiente, el 25 de octubre de 1952, nació el menor de los hijos, Carlos. Además, para beneplácito de la familia, la granja seguía prosperando a pesar del contrabando de huevo.

LA UNIÓN NACIONAL DE AVICULTORES

Los avicultores de México viendo que era conveniente agruparse formalmente, el 24 de abril de 1958 conformaron la Unión de Asociaciones de Avicultores de la República Mexicana, integrada por 25 asociaciones locales de avicultores del país:

• Baja California: Tijuana.
• Chihuahua: Chihuahua.
• Distrito Federal: México, D.F. y el Congreso Nacional de Avicultura.
• Guanajuato: Acámbaro, León y Uriangato.
• Hidalgo: Tula.
• Jalisco: Arandas, Ciudad Guzmán, Encarnación Díaz, Guadalajara, Lagos de Moreno y Sayula.
• Michoacán: Jiquilpan, Morelia y Uruapan.
• Nuevo León: Monterrey.
• Puebla: Puebla.
• Región Lagunera.
• San Luis Potosí: San Luis Potosí.
• Sonora: Hermosillo y Valle del Yaqui.
• Tamaulipas: Ciudad Victoria y Reynosa.

Sin embargo, con el tiempo esta organización se debilitó por desacuerdos y desinterés de los propios avicultores. Fue necesario que el Gobierno Federal, ahora encabezado por Adolfo López Mateos, interviniera en la reorganización de las asociaciones de avicultores mediante la expedición de un decreto publicado el 27 de abril de 1962 en el Diario Oficial de la Federación, en el que se incluyó el Reglamento de la Ley de Asociaciones Ganaderas. Este decreto indicaba que en un plazo de 90 días a partir de la fecha de su expedición debían reorganizarse todas las asociaciones de avicultores locales para que, al cumplirse 180 días, quedara constituida la Unión Nacional de Avicultores.

Don Manuel participó otra vez activa y entusiastamente en la conformación de esta nueva agrupación alentando a los avicultores locales. Finalmente, las primeras asociaciones que se organizaron para este fin fueron: Acámbaro, Ciudad Guzmán, Colima, Guadalajara, Irapuato, Jacona, Lagos de Moreno, León, Moroleón, Pénjamo, Puruándiro, Purépero, Querétaro, Sahuayo, Salvatierra, San Luis Potosí, Sayula, Tepatitlán, Texcoco, Uriangato, Uruapan, Yuriria, Tlazozalca y Chavinda.

De esta forma, la Unión Nacional de Avicultores quedó legalmente constituida el 27 de noviembre de 1962; y reconociendo la activa participación de José Manuel en este proyecto, fue nombrado secretario de ésta. Siendo así, el Primer Consejo Directivo estuvo conformado por un presidente, el Lic. Carlos Cruz González; el secretario, José Manuel Garcés Téllez Girón; el tesorero, el Lic. Antonio S. Sánchez; y los siguientes vocales: Adolfo Martínez, Ernesto Camacho García, Rubén J. Pedrero, Sindronio López Valdivia, Ramón Uribe Fourcade, Pedro N. García, el Dr. Francisco Estrada Viesca y J. Santos Gutiérrez.

La Unión contó además con un Consejo de Vigilancia que estuvo compuesto por un presidente, el Lic. Rafael Dávila Reyes; un secretario, el Dr. Javier Flores Orozco; y su vocal fue, Alfonso Martínez Arceo. También se nombraron a los delegados ante la Confederación Nacional Ganadera: como propietarios los licenciados Carlos Cruz González y Nefthalí Gómez Gil B., y como sus suplentes los señores Bernardo Valdés Basáñez y Fernando Cruz Díaz.

NACE LA FÁBRICA DE HUEVO GARCÉS

Paralelamente a la creación de la Unión Nacional de Avicultores, se fue recuperando la producción nacional, por lo que aparecieron prósperos productores de huevo fresco, como los Manzanilla, los Perrusquía, los Bachenau, la familia Cruz Díaz, don Luis Sainz, desde luego que Manuel Garcés, y otros más.

Cabe destacar aquí que la Granja Avícola ’Los Ángeles’, del señor Luis Sainz López Negrete, tuvo una producción de huevo fresco tal y de tan buena calidad, que además surtir a sus propios clientes, surtía absolutamente a todas las demás granjas de la región texcocana cuando a éstas les llegaba a faltar huevo fresco para satisfacer a sus consumidores.

Por ese tiempo, durante la primera mitad de la década de los sesenta, don Manuel le vuelve a cambiar el nombre a la granja y le pone el nombre que la hiciera famosa: ’Fábrica de Huevo Garcés’, lo cual para muchos avicultores resultó un atrevimiento equiparar la producción avícola con la industrial. Pero ese cambio de nombre era justificado, ya que, para entonces la maquinaria, el equipo, el grado de tecnificación, así como los procesos de producción y control de calidad establecidos en esos años en la granja respaldaban y validaban el apelativo de ’fábrica’.

EL EDIFICIO GARCÉS EN LA CIUDAD DE TEXCOCO

A pesar de que don Manuel se había establecido junto con su familia en el municipio de Chicoloapan, aledaño al de Texcoco, a escasos once kilómetros de distancia de la cabecera municipal; y haber abierto su granja en ese mismo municipio, la importancia e influencia de ésta fue regional, al grado de que se llegó a establecer una estrecha identidad entre el huevo producido por su granja y la ciudad de Texcoco. De esta forma, Texcoco en esos días llegó a ser reconocido por el huevo Garcés, la exquisita barbacoa del Mercado Municipal San Antonio y la leche producida en la Cuenca Lechera de Texcoco. Por otra parte, en gran medida, la vida social de la familia Garcés Sánchez se llevó a cabo en esta ciudad. Tanto él como su familia establecieron aquí estrechos lazos sociales y de amistad. Por ejemplo, don Manuel, se integró al Club Rotario de Texcoco y era ampliamente conocido en otros círculos sociales y políticos.

Pudiendo elegir cualquiera otro lugar para adquirir terrenos o propiedades, el 6 de agosto de 1960, don Manuel constituyó una inmobiliaria y le compra una propiedad al Lic. Macedonio Uribe Islas en la ciudad de Texcoco, ubicada en la esquina de las calles de Plaza de la Constitución y Nezahualcóyotl, frente al extremo sur del Jardín Municipal, en pleno centro de esta ciudad.

En esa esquina había una ferretería, ’La Corona’, propiedad de don Antonio García Catalán, en donde antes hubo otra tlapalería propiedad del señor Eduardo Rodríguez Carrillo, quien estableció el segundo expendio de gasolina en Texcoco, el primero estuvo enfrente, en la esquina del Jardín Municipal, propiedad de una persona de apellidos Hernández Narcio. Sobre la calle Plaza de la Constitución, le seguía a la ferretería del señor García una cantina llamada ’El Movimiento’, propiedad de Rafael Pulido Villuendas, en donde tiempo después la señora Alicia Uribe de Alfaro abrió un molino de nixtamal. Fue en esa esquina que, bajo la dirección del Arquitecto Ramiro Córdova G., se construyó el ’Edificio Garcés’, el cual fue concluido e inaugurado al año siguiente, 1961. Esta edificación es a la fecha una construcción icónica de la ciudad de Texcoco.

Tan representativo llegó a ser este edificio en la región de Texcoco que su imagen ha sido utilizada por propios y extraños para portadas, publicidad, propaganda, invitaciones y hasta fondo de películas como ’Macario’, escenificada por Ignacio López Tarso.

La edificación fue en su momento y durante mucho tiempo el edificio más alto de la ciudad de Texcoco, con planta baja y cuatro pisos más, era el único ’rascacielos’ de la ciudad y la región que tenía un elevador, el primero en Texcoco; el cual fue una novedad y un atractivo irresistible para los niños que salían de la Escuela Primaria Centro Escolar Netzahualcóyotl, ubicada casi enfrente del edificio sobre la calle Nezahualcóyotl. Para los alumnos era muy emocionante entrar a ese elevador y subir y bajar hasta que el encargado se percataba y corría a los chamacos. Hay que decir que no nada más era el juego novedoso de los infantes; algunos ya mayores también subían y bajaban por ese elevador no necesariamente para acceder a los pisos superiores o bajar a la planta baja. Por fortuna ese elevador no habla y no tiene memoria.

En los pisos del uno al cuatro del edificio se establecieron importantes despachos jurídicos y contables, afianzadoras, un banco agrícola y oficinas de otros giros; y en la planta baja se ubicaron comercios. Hubo una nevería, una cafetería y una farmacia. En este edificio se estableció el primer banco que hubo en Texcoco, el Banco Internacional, S.A. de C.V., y a petición del banco fue adecuado su espacio especialmente, se hicieron diversas modificaciones, entre éstas la construcción de una bóveda d concreto armado. Con el paso del tiempo algunos negocios se trasladaron a otros lugares y luego se establecieron otros.

Es importante señalar que la construcción de este edificio incrementó la plusvalía de las construcciones y predios del primer cuadro de la ciudad de Texcoco; además, como fue el lugar que cobraba las rentas más altas, quienes tenían propiedades aledañas y también las rentaban, elevaron sus rentas.

Al poco tiempo de haber sido inaugurado el Edificio Garcés, don Manuel mandó colocar en el techo una gran gallina de lámina metálica pintada de color rojo, con la leyenda: ’Fábrica de Huevo Garcés’, Esta gallina estaba bordeada con tubos de luces de neón del mismo color que intermitentemente prendían y apagaban, lo que hacían que durante las noches ésta se viera desde muy lejos; además, su luz iluminaba zonas obscuras de la ciudad que el alumbrado público, por su baja altura, no iluminaba. Ese anuncio fue retirado de la techumbre después de reiteradas insistencias de las autoridades municipales.

EL AUGE DE LA FÁBRICA DE HUEVO GARCÉS

Volviendo a la Fábrica de Huevo Garcés, don Manuel exploraba nuevos mercados y logró llegar a proveer de huevo fresco a Supermercados, S.A. (SUMESA) y a Central de Mercados, S.A. (CEMERCA). Para ello tuvo que innovar las formas de presentación del huevo fresco. En esos tiempos, generalmente el huevo se vendía en conos de papel estraza o periódico, o en cartones corrugados; y esa esas cadenas de tiendas de autoservicio exigían hacer presentable y atractivo el producto por lo que hubo que innovar nuevas maneras de empaque.

Basado en las formas de presentación y venta del huevo fresco en los Estados Unidos, se diseñaron unas cajitas para vender el huevo por docena en tres diferentes tamaños: chico, mediano y grande. Esa fue la presentación en la que se introdujo el huevo fresco para esas tiendas, logrando gran aceptación, incluso fueron exhibidas para su venta en algunas misceláneas y tiendas de abarrotes.

Además, para hacer aún más aceptable y atractiva la presentación de estas cajas y en consecuencia la compra del huevo, doña Margarita incluía dentro de las cajas diversas recetas de cocina coleccionables, dobladas a manera de trípticos.

Paralelamente, la marca se anunciaba en la radio y se hacían comerciales televisivos. La actriz y animadora Kippy Casado, en su programa de entretenimiento Casos y Cosas de Casa, anunciaba el huevo Garcés. Además, comenzaron a ser frecuentes las visitas guiadas de estudiantes de secundaria de la región a las instalaciones de la Fábrica de Huevo Garcés.

En esos años, el proceso de producción del huevo fresco en la Fábrica de Huevo Garcés era de vanguardia y de lo más tecnificado del momento, por esto, el nombre de ’fábrica de huevo’.

Los trabajadores de la granja llegaron a ser alrededor de 150; y a pesar de este número, la familia estaba involucrada en el trabajo de la empresa.

LAS XIX OLIMPIADAS DE MEXICO

Para mediados de la década de los sesenta la marca ya gozaba de un amplio reconocimiento nacional; el huevo se vendía en la Ciudad de México y en 22 estados de la República Mexicana. Debido a este prestigio fue que, a finales de esa década, integrantes del Comité Olímpico Mexicano visitaron a don Manuel para ver la posibilidad de que fuera proveedor de huevo fresco en su búsqueda de proveedores de diversos productos alimenticios y bebidas para los deportistas que participarían en los XIX Juegos Olímpicos a disputarse en la Ciudad de México en 1968 y que se hospedarían en la Villa Olímpica.

El personal del Comité Olímpico Mexicano, de acuerdo con las normas y reglamentos del Comité Olímpico Internacional, y en coordinación con personal de éste último organismo, previo a la realización de los Juegos Olímpicos, estuvieron revisando las instalaciones deportivas, así como las habitacionales (dormitorios, áreas de descanso y entrenamiento, comedores, etcétera), de la Villa Olímpica. También checaban el transporte, vías de comunicación, seguridad, servicios médicos y, desde luego, los alimentos que iban a ser ingeridos por los atletas. En este rubro eran muy exigentes: prohibido el mole, las garnachas, los sopes, las salsas picantes y todo lo que fuera muy del gusto del paladar mexicano. Los alimentos que los deportistas comerían tenían que ser ricos en proteínas, con un balance adecuado de carbohidratos, vitaminas y minerales, así como presentables, higiénicos y sanos, esto es, inocuos.

En ese contexto, el personal del Comité visitó varios ranchos ganaderos, granjas, huertas de frutales, plantaciones agrícolas y empacadoras. Con respecto al huevo tenían especial cuidado, ya que este alimento ha sido uno de los principales medios para la propagación de bacterias y virus. Por ende, tenían que elegir a un proveedor de manera meticulosa. Después de visitar varias granjas avícolas productoras de huevo, visitaron las instalaciones de la Fábrica de Huevo Garcés, y se sorprendieron por el grado de tecnificación, higiene y calidad con la que éste se producía, así como de la alimentación de las aves y la limpieza en general de las instalaciones.

Relata el Maestro Mauricio Valdés Rodríguez que en una de las últimas visitas del personal del Comité Olímpico Mexicano a la Fábrica de Huevo Garcés, casi al final de la entrevista, se dieron unos cometarios que pudieran juzgarse anecdóticos, pero que fueron los determinantes para elegir a esta granja como proveedora de huevo:

’Con la comisión del Comité Olímpico venía una inspectora de alimentos; y ella le pidió a don Manuel que le obsequiara unas ’cajitas’ de huevo para revisarlas y hacerles pruebas. A esa petición, don Manuel, le dijo a la inspectora que no le regalaría ninguna caja, que mejor le daría el dinero correspondiente a su precio en el mercado para que las comprara en cualquiera de las tiendas donde se vendían, para que ella las adquiriera y que con el huevo de esas cajas hiciera las revisiones y pruebas, porque –don Manuel le dijo– si yo le doy ahorita unas cajas, va usted a decir que se las escogí para darle el mejor huevo’.

Este hecho anecdótico ejemplifica que a veces sin quererlo ni planearlo, se convierte algo puramente coloquial y aparentemente intrascendente, en un detonante histórico. De esta forma, finalmente, el Comité Olímpico Mexicano designó a la Fábrica de Huevo Garcés como proveedor exclusivo y oficial de los XIX Juegos Olímpicos México 68. Y de esta forma la región de Texcoco adquirió de pronto renombre mundial.

Para llegar a este nivel de calidad fue necesario un arduo trabajo de la pareja Garcés Sánchez, quienes persiguieron sus sueños sin claudicar; y para lograrlo partieron desde la construcción de unos gallineros rústicos de madera y techos de láminas de cartón hasta conseguir una empresa altamente tecnificada para su tiempo. En ese camino, la granja también evolucionó en sus nombres. El primero, de 1950 a 1952, como ya se anotó, fue ’Granja Margarita’; el segundo, de 1952 a 1962, ’Granja Fábrica de Huevo’; el tercero, de 1962 a 1973, ’Fábrica de Huevo Garcés’; y el 31 de julio de 1973, por cuestiones comerciales y hacendaria, se le añade la caracterización de sociedad anónima, quedando como ’Fábrica de Huevo Garcés, S.A.’, nombre que conservó hasta el cierre de la empresa a finales de la década de los noventa.

Los XIX Juegos Olímpicos fueron inaugurados el 12 de octubre de 1968 por el entonces presidente de México, Lic. Gustavo Díaz Ordaz, y fueron clausurados el día 27 del mismo mes.

Para la Fábrica de Huevo Garcés la designación como proveedor exclusivo y oficial para un evento de talla mundial fue muy positiva, gracias a ésta, las ventas y los mercados se incrementaron. Todo iba viento en popa.

EL OCASO DE LAS GRANJAS

Una vez concluido el mandato del Lic. Gustavo Díaz Ordaz, el primer día de diciembre de 1970, asumió el poder el Lic. Luis Echeverría Álvarez. Durante su sexenio, la Secretaría de Industria y Comercio, a través del subsecretario de Comercio Interior, Jorge Tamayo, se prohibió la venta de huevo por docena (por pieza) y se determinó que la venta de huevo en el país fuera por kilogramo. Esta fue una medida que prácticamente y en principio fue dirigida en contra de la Fábrica de Huevo Garcés, pero afectó gravemente a otras empresas avícolas que, siguiendo el ejemplo de esta granja, también vendían el huevo por docena o piezas.

En respuesta, los avicultores protestaron ante las autoridades gubernamentales; y en lo particular don Manuel. Por su carácter fuerte y emprendedor, pero impulsivo, discutió acremente con los funcionarios de la Secretaría de Industria y Comercio al grado de conflictuarse con ellos. En este tenor, se propuso imprimir en las cajas, de forma separada, el precio del huevo y el precio del empaque. Los avicultores vieron que esa era una medida comercial contraproducente y más que solucionar el conflicto, afectaba la imagen de los productores de huevo.

Finalmente, para complicar más la situación en la que se colocaba a las granjas productoras de huevo, el Gobierno Federal nuevamente autorizó la importación a granel de huevo fresco de los Estados Unidos. Esta medida afectó gravemente al subsector avícola nacional que se especializaba en la producción de huevo fresco. Era ya la década de los ochenta y la mayoría de las granjas empezaron a quebrar.

Por otra parte, se establecieron en México nuevas empresas apoyadas con fuertes capitales y sistemas de producción adecuados a las nuevas circunstancias del mercado, lo cual representó una fuerte competencia para quienes originalmente diseñaron sus sistemas productivos por pieza o docena.

Resistiendo a esa crisis fue que se llegó a la década de los noventa y la Fábrica de Huevo Garcés, ante la inviabilidad del negocio, inició su proceso de liquidación el 3 de mayo de 1996, concluyendo dicho proceso el 15 de junio de 1999.

Casi 50 años de arduo trabajo, de éxito y de prestigio internacional fueron destruidos por decisiones políticas que obedecieron a intereses personales.

De esta manera fueron también aniquiladas de la región de Texcoco otras importantes granjas avícolas que aquí había, por ejemplo, la Granja Avícola Los Ángeles, del señor Luis Sainz López Negrete; la Granja Los Junco, de la familia Junco; La Granja Carola, del Dr. Bernardo Elizondo; la Granja Glafira, de la familia Ortiz, y otras más.

Años después, se volvió a autorizar la venta de huevo por pieza, paralelamente a la venta de huevo por kilogramo; pero para entonces la gran mayoría de las granjas que originalmente vendían el huevo por pieza ya habían quebrado o estaban en proceso de liquidación. Actualmente el huevo se vende en México por peso (por kilogramo) o por caja.

Cabe señalar que la región de Texcoco era también en esos años una de las más importantes cuencas lecheras del país, en donde había de 150 a 200 ranchos entre grandes, medianos y pequeños (rústicos), habiendo alrededor de 45 que eran grandes ranchos tecnificados con ganado de alto registro estabulado, como El Progreso, El Rosario, El Palmar, El Establo México, Santa Mónica, Xalapango y otros. Las mismas decisiones políticas y supuestos planes de ’desarrollo’ urbano también fueron desmantelando la cuenca y tanto las granjas avícolas como la mayoría de los ranchos lecheros terminaron siendo fraccionados para la construcción de viviendas de interés social. De los grandes ranchos, tan sólo quedan en la región texcocana tres o cuatro explotaciones; y de las granjas avícolas, no queda absolutamente ninguna.

Pasa el tiempo y fortuitamente, en un evento social, coinciden don Manuel y el Lic. Luis Echeverría. Y alguien le dice que le pegunte a Echeverría los motivos por los que su gobierno tomó esas medidas que llevaron a la quiebra a muchos avicultores. Y don Manuel, lacónica y estoicamente, sólo comento: ’¡Ya para qué!’.

Después del cierre de las granjas, don Manuel se dedicó a convivir con su familia, a seguir cultivando la vida social y a supervisar y administrar otros negocios. Pasan algunos años y el 10 de abril de 2003, a la edad de 84 años, fallece don José Manuel Garcés Téllez Girón en su casa, la que fuera su granja. Y el de 10 de mayo de 2007 fallece doña Margarita Sánchez Portugal.

FUENTES DE INFORMACIÓN

Frappé M., R.C. 2019. La época romántica de la avicultura. BM Editores. Disponible en: https://bmeditores.mx/avicultura/la-epoca-romantica-de-la-avicultura-2334/
Huerta P., R.A. 2021. Don Manuel Garcés Téllez Girón y la Fábrica de Huevo Garcés. Grandeza Texcocana, A.C. Texcoco, México. 54 p.
Téllez M., O.S. 2014. Historia de la avicultura en México. Expresiones Veterinarias. Disponible en: https://www.expresionesveterinarias.com/2014/05/historia-de-la-avicultura-en-mexico.html
Texcoco en el Tiempo. 2020. Comercial Fábrica de Huevo Garcés (ca. 1960). Disponible en: https://www.facebook.com/TexcocoEnElTiempo/posts/1932875576854543
Unión Nacional de Avicultores. s.f. Historia. UNA Unión Nacional de Avicultores. Disponible en: https://una.org.mx/historia/
Walter, F. 2020. Pelís-Lagunilla: Fábrica de Huevos Garcés, anuncios de televisión. Internet Archive. Disponible en: https://archive.org/details/huevosgarcesweb

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a Alejandro, Carlos y Lilia Margarita Garcés Sánchez; a la señora Elma Ávila Lozano, prima de los hermanos Garcés Sánchez; y al Maestro Mauricio Valdés Rodríguez, por la información acerca de don Manuel Garcés y la Fábrica de Huevo Garcés; así como a Carolina García Santillán, por la información sobre los comercios que había en el lugar en donde se construyó el Edificio Garcés. También, a Ernesto Sánchez Sánchez, por las fotografías que ilustran esta breve crónica y la información que las acompañan.

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Manuel Garcés y la fábrica de huevo Garcés

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