Las hornacinas de Texcoco y su historia arquitectónica


El concepto y la ubicación en su diversidad



Agosto 10, 2020 18:21 hrs.
Cultura ›
R. Antonio Huerta Paniagua › Divergencias Informativa

Una hornacina es un nicho o hueco construido en el grueso de un muro, de un retablo o de alguna otra superficie, como una pared; generalmente es un hueco semiesférico y está coronado por un arco semicircular. Las hornacinas se construyen para colocar en su interior imágenes votivas, estatuas, urnas, copas o jarrones u otros adornos que se deseen destacar, ya que, partiendo originalmente de su función religiosa, han ido evolucionando hacia usos ornamentales.

Las hornacinas se pueden encontrar en el interior de los templos u otras edificaciones, así como también en el exterior de éstas, por ejemplo, en las paredes de las calles o de plazas públicas. Cuando las hornacinas son exteriores, se les denomina ’exentas’.

Las hornacinas se muestran enmarcadas como un todo y generalmente están coronadas con un cuarto de esfera (un arco semicircular) en la parte superior de éstas y cobija a la pieza que está dentro de dicha estructura. Cuando esa parte superior de la hornacina tiene una forma de concha o completamente toda la hornacina es de esta forma, se dice que es ’avenerada’.

En algunas iglesias la hornacina es un nicho abierto en uno o más laterales del presbiterio o capilla para colocar ahí los útiles litúrgicos de la celebración eucarística u otros actos de culto, como vinajeras, misales, vasos, palmatorias, campanilla, incensario, etcétera.

Aquí en la ciudad de Texcoco hay varias hornacinas, pero son dos las que llaman la atención, aunque lamentablemente, de pocos ciudadanos de esta ciudad. Estas estructuras arquitectónicas están ubicadas, cada una, en diferentes esquinas. Una, está en la esquina de la Calle Nezahualcóyotl con la Avenida Juárez Sur; y la otra, se localiza en la esquina de la misma Calle Nezahualcóyotl con la Calle 16 de Septiembre.

Ambas en la Colonia Centro de Dos ejemplos de hornacinas en Texcoco. Izquierda: sobre la puerta porciúncula de la Tercera Orden Franciscana en el Conjunto Catedralicio. Derecha: sobre la puerta porciúncula de la iglesia de San Juan de Dios.

Esta ciudad. Y desde la primera mitad del Siglo XX, estas hornacinas han sido capturadas en fotografías, aunque hay poca información sobre éstas en lo puntual, más que nada se hacen referencias a los edificios y negocios que ahí estaban

LA HORNACINA DE JUÁREZ Y NEZAHUALCÓYOTL

Sobre la hornacina localizada en la esquina de la Calle Nezahualcóyotl y la Avenida Juárez Sur, hay una fotografía de 1970 que resalta el nombre del negocio que en esa construcción ahí se encontraba: ’El Proveedor Eléctrico’. Ahora hay una tienda de ropa casual llamada ’Santory’.

Con respecto a la hornacina, sólo se menciona que el santo que ahí estaba (que ahí aún se encuentra) no tenía cabeza. Y sí, en la fotografía de ese año así se puede apreciar.

Por fortuna, tiempo después, la cabeza del santo fue recuperada y colocada en su lugar; así mismo, la fachada del inmueble que contiene a la hornacina también se recuperó. Esta situación anecdótica me hizo recordar la novela de Miguel Alemán Velasco: El Héroe Desconocido. Cómo se construye un mito en nuestra sociedad, publicado en 1983.

LA IDENTIDAD DEL SANTO

Ahora, con respecto al santo que la hornacina resguarda, de seguro se trata del santo franciscano San Antonio de Padua, el Santo Patrono de la Ciudad de Texcoco. Los elementos que lo acompañan y adornan lo identifican con ese santo; y un acercamiento de la imagen así parece confirmarlo. Pero con la imagen del santo de la otra hornacina no es así.

Hornacina en la esquina de Nezahualcóyotl y Juárez Sur. Izquierda: 1970 (https://www.texcocoeneltiempo.org). Derecha: agosto de 2020. Hornacina que resalta la estatuilla en piedra de San Antonio de Padua, Santo Patrono de la ciudad de Texcoco.

LA HORNACINA DE NEZAHUALCÓYOTL Y 16 DE SEPTIEMBRE

De la hornacina localizada en la esquina de las calles de Nezahualcóyotl y 16 de Septiembre, hay una fotografía capturada en la primera mitad del Siglo XX, la cual evidencia que toda la estructura arquitectónica que conformaba la esquina estaba coronada con una cruz que partía de una esfera. Para la década de los sesenta del Siglo XX, una fotografía muestra que ya no existía esa cruz ni su esférica base.
Esa cruz, al contrario de la cabeza de la estatuilla de San Antonio de Padua, de la primera hornacina descrita, no ha sido recuperada ni tampoco se ha elaborado una para sustituirla. Una fotografía de principios de la década de los noventa del siglo pasado sigue mostrando a esa hornacina sin la cruz (https://www.texcocoeneltiempo.org). Y actualmente (2020) así permanece.

LA IDENTIDAD DEL SANTO

Hay cierto desacuerdo o confusión alrededor de la identidad del santo que se representa con la estatuilla de piedra que en dicha hornacina se encuentra. Para algunos corresponde a San Ignacio de Loyola, para otros se trata de San Juan Nepomuceno, y para otros más, sencillamente, no está identificado.

Tal vez, remotamente, por la semejanza del bonete que cubre la cabeza de la estatuilla de la hornacina con el bonete con el que se representa a San Ignacio de Loyola en muchas pinturas e imágenes, como la siguiente, tomada de: se piense
Hornacina de la esquina de Nezahualcóyotl y 16 de Septiembre. Izquierda: 1920–1930. Derecha: 1962 Fotografía de la hornacina de la esquina Nezahualcóyotl y 16 de Septiembre, tomada entre 1990 y 1992.

Que se trata de este santo; además, porque los jesuitas se establecieron en la jurisdicción de Texcoco y estuvieron aquí por más de cinco décadas. Aunque hay una diferencia evidente entre la estatuilla de la hornacina y las imágenes de San Ignacio de Loyola, en la estatuilla se aprecia claramente un medallón al pecho del santo y en las numerosas representaciones artísticas del jesuita no aparece adorno alguno.

San Ignacio de Loyola estudió en la Universidad de la Sorbona y allá, con un grupo de seis compañeros fundó un grupo religioso. El 15 de agosto de 1534 los siete hicieron votos y juramentos de pureza, obediencia y pobreza; así mismo, se comprometieron a estar siempre a las órdenes del Sumo Pontífice para que él los emplease en lo que mejor le pareciera para la gloria de Dios. Finalmente, en 1540, el Papa Pablo III aprobó su comunidad llamada Compañía de Jesús o jesuitas. Y el Superior General de esta nueva comunidad fue precisamente él hasta su muerte en 1556.

Los Jesuitas llegaron a la Nueva España en 1572. Pero antes, entre 1523 y 1524 ya habían arribado aquí los franciscanos; en 1526, los dominicos; en 1533, los agustinos; y en 1604, llegaron los juaninos, quienes, si bien no tuvieron una labor evangelizadora, es importante señalarlos porque aquí en Texcoco abrieron un hospital y administraron la iglesia de San Juan de Dios.

A su llegada a la Nueva España, las órdenes religiosas que habían llegado antes, ya estaban distribuidas por gran parte del territorio, así que su labor evangelizadora se centró en los lugares donde apenas se iniciaba la evangelización o que no habían sido cubiertos por las otras órdenes religiosas. De esta forma, llegaron con relativa rapidez a Guanajuato, San Luis Potosí y Coahuila, para después extenderse al norte llegando hasta Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Durango.

En la región de Texcoco, los jesuitas se establecieron desde 1699 y estuvieron aquí por un periodo de tiempo de 68 años. Y si bien no tuvieron una labor evangelizadora entre los naturales de la región texcocana, sí centraron sus servicios en la población criolla y su influencia, que fue importante, más que nada fue económica y política en lugar de religiosa.

No hay pues, aparentemente, evidencias contundentes que liguen al santo representado por la estatuilla de la hornacina con San Ignacio de Loyola, así que lo más probable es que se trate de otro santo.

Ahora, con respecto a San Juan Nepomuceno, fue un mártir del siglo XIV, cuya leyenda dice que era el confesor de Sofía de Baviera, reina de Bohemia; y ante las preguntas del rey, Wenceslao IV de Bohemia, su esposo, sobre lo que ésta le confesaba, se negó a romper el voto de secreto de confesión, lo cual causó la ira del rey y lo martirizó para finalmente ahogarlo. Por lo anterior, se considera como el primer santo en recibir martirio por guardar
Bonetes. Izquierda: estatuilla en la hornacina. Derecha: retrato de San Ignacio de Loyola.

El secreto de confesión. Por ello, los católicos lo consideran patrón de la santa confesión. Es el Santo Patrón de la Infantería de Marina española y protector contra las calumnias; además, por la forma de su muerte, protege también contra las inundaciones. En 1961, la Santa Sede declaró que esta leyenda era infundada.

Se sabe que los jesuitas difundieron ampliamente su imagen a lo largo del imperio español durante el siglo XVIII; y la iglesia fomentó la devoción a este santo por considerarlo un incentivo para que los católicos confesaran sus pecados en presencia de un sacerdote.

Especulando un poco, con base en el párrafo anterior, no es descartable que los jesuitas durante su paso por Texcoco hayan construido esta hornacina colocando en ella a San Jun Nepomuceno para promover la confesión. En la Colonia la confesión era una práctica muy enraizada en la sociedad, incluso, se extendió hasta el Porfiriato. Testimonios recopilados por cronistas e historiadores consignan que de tiempo en tiempo ’llegaba a la hacienda un sacerdote a confesar a los trabajadores para que le dijéramos nuestros pecados, haciéndonos el padrecito hincapié en que confesáramos lo robado: grano, frutas, pulque. Y luego el patrón nos castigaba y se cobraba lo robado.

En la hacienda (Hacienda La Grande), a los trabajadores que robaban los ponían a rezar hincados en un piso pavimentado y sobre piedrecillas de hormiguero’. Además, comparando la estatuilla de piedra de la hornacina con la talla en madera de la imagen de San Juan Nepomuceno, de finales del Siglo XVIII que se cree elaboró el artista Felipe de la Espada (1754–1818), tomada de: con la pintura de la segunda mitad de ese mismo siglo, de Gaspar Miguel de Berrio (1762), capturada de: se aprecian semejanzas: poseen bonete las tres imágenes, y la estatuilla y la pintura muestran un medallón al pecho.

Representaciones. Izquierda: estatuilla de la hornacina, muy posiblemente de San Juan Nepomuceno. Centro: talla en madera de san Juan Nepomuceno (S. XVIII). Derecha: Pintura de San Jun Nepomuceno (S. XVIII).

Por estas semejanzas y el hecho de haber sido un santo muy difundido por los jesuitas en los territorios españoles, seguramente la estatuilla de la hornacina represente a este santo.

Esta hornacina, a diferencia de la que está en la esquina de Juárez y Nezahualcóyotl, está mucho más deteriorada: a la imagen le falta parte del brazo izquierdo, las paredes laterales de la estructura están descarapeladas, la pintura está desgastada y la cruz ya comentada no ha sido repuesta. Ambas hornacinas carecen de protección física y se han convertido en nidos de palomas, lo que ha causado una acumulación exagerada de excremento a los pies de las dos estatuillas. Urge su restauración y protección.

ANTIGÜEDAD DE LAS HORNACINAS

Tal vez por lo somero de este ensayo, no se profundizó lo suficiente como para descubrir la fecha de construcción de estas hornacinas ni de sus constructores. La única referencia encontrada sobre la temporalidad de éstas es la que asienta que los jesuitas en el Siglo XVIII difundieron ampliamente la imagen de San Juan Nepomuceno en el reino de España. Así que con seguridad estas estructuras coloniales daten de mediados de ese siglo.

La hornacina de Juárez y Nezahualcóyotl, evidentemente, es más austera que la de Nezahualcóyotl y 16 de Sepetiembre, por lo que esta última seguramente es más antigua; o, intervenciones posteriores modificaron la arquitectura de la primera. Son especulaciones.

Y aquí cabe una especie de nota aclaratoria: En los apartados sobre las identidades de los santos he evitado afirmaciones categóricas y he manejado sus identificaciones en términos de posibilidades (posiblemente, probablemente, de seguro, etc.). Y es que al ir investigando sobre el tema se descubrieron muchas representaciones y elementos diversos
Hornacina de la esquina de Nezahualcóyotl y 16 de Septiembre. Izquierda: panorámica de la esquina, se aprecia que la estructura carece de la cruz que la coronaba. Derecha: acercamiento de la hornacina.

Que acompañan a las imágenes de los santos; por lo que, para una determinación indubitable, sería necesario el concurso de un experto en iconografía católica, cosa que yo no soy.

OTRAS HORNACINAS EN TEXCOCO

Además de las dos hornacinas recién descritas, hay en Texcoco otras más; las más importantes se encuentran en la Iglesia de san Juan de Dios y en el Conjunto Catedralicio.

En la Iglesia de San Juan de Dios, que se localiza en la esquina de las calles Nezahualcóyotl y 2 de Marzo, Colonia San Juan de Dios, de esta ciudad de Texcoco, sobre su puerta porciúncula, que da a la Calle Nezahualcóyotl, hay una hornacina que destaca la imagen de un santo que sostiene con su mano izquierda una esfera. Esa esfera, al compararla con el óleo sobre tela pintado por Juan Rodríguez Juárez en el Siglo XVIII, de San Juan de Dios, se identifica como un fruto de granada. La pintura de referencia fue tomada de:

Esta comparación, y por el hecho de ser San Juan de Dios el Santo Patrono de los juaninos, quienes oficiaron en este templo y establecieron un hospital contiguo al mismo, invita a no dejar duda de que el santo que está en esa hornacina se trate de san Juan de Dios.

Ahora, en el Conjunto Catedralicio destacan las hornacinas que se aprecias en la Catedral de la Inmaculada Concepción (antes de 1960 Parroquia de San Antonio de Padua, año en el que adquirió el título de catedral), en la Capilla de la Tercera Orden Franciscana, en la Capilla de Cofradía del santísimo Sacramento y en la de la Cofradía de Indios.

Hornacina de la Iglesia de San Juan de Dios. Izquierda: parte superior de la puerta porciúncula (véase el acercamiento en la primera imagen de este ensayo). Derecha: Óleo sobre tela de San Juan de Dios (S. XVIII).

En la Catedral, arriba de la puerta de la portada principal, hay una hornacina que guarda la estatua del santo franciscano San Antonio de Padua. Por fortuna, respecto a esta imagen, sí hubo documentación al alcance que confirmara que, efectivamente, se trata de este santo.

Sobre la puerta porciúncula de la Catedral hay tres nichos, el del centro es una hornacina avenerada y está flanqueada por dos depresiones rectangulares. Actualmente estas estructuras están vacías; pero en una fotografía de la década de los cincuenta del siglo pasado (Archivo Fotográfico de Yolanda Olvera Enciso), se aprecia que en dicha hornacina se encontraba la estatua de una virgen, posiblemente la Virgen de Guadalupe, y los nichos laterales muestran estatuas no identificables. Hasta qué año estuvieron ahí resguardadas esas estatuas, lo desconozco, pero en la actualidad (agosto de 2020), ya no se encuentran ahí.

Hornacina de la portada principal de la Catedral de la Inmaculada Concepción, que resguarda la estatua de San Antonio de Padua.

Puerta porciúncula de la Catedral de Texcoco. Izquierda: fotografía tomada alrededor de 1950, en la que se aprecia la hornacina que resalta a una virgen y en los nichos laterales a dos imágenes no identificables. Derecha: imagen actual de la hornacina y los nichos, sin las estatuas que contenían.

En la portada principal de la Capilla de la Tercera Orden Franciscana hay una hornacina central que, curiosamente, actualmente guarda una estatua de San Felipe de Jesús, primer santo mexicano. Aunque hay ciertas discrepancias sobre el santo que debiera estar enmarcado por esa hornacina, ya que las dimensiones de la imagen de San Felipe de Jesús que ahí se encuentra no corresponden a las dimensiones de ésta. Se aprecia, por ejemplo, que el pie izquierdo de la estatua sobrepasa la base de la hornacina, además, hay una distancia considerable de la cabeza del santo hasta la cúpula de la hornacina. Posiblemente, la imagen original que la hornacina custodiaba fue retirada y posteriormente se colocó ahí la estatua de San Felipe de Jesús.

En la portada lateral de este templo, que da al poniente, a la Calle Fray Pedro de Gante Sur, se encuentra una puerta que daba a un amplio atrio, sobre esa puerta hay tres nichos u hornacinas que guardan las estatuas de la Virgen, y de dos personajes que al parecer corresponden a Sal Luis de Francia y San Fernando de Castilla, ambos integrantes de la Tercera Orden Franciscana.

En un acercamiento, se aprecia que la virgen que se encuentra en la hornacina central de este conjunto muestra un abultamiento del vientre, por lo que no es descartable que se.

Hornacina de la portada principal de la Capilla de la Tercera Orden Franciscana, que resalta la estatua de San Felipe de Jesús.
Hornacinas sobre la puerta lateral de la Capilla de la Tercera Orden Franciscana.

Se trate de una representación de la Virgen de la Purísima Concepción (véase la primera imagen de este ensayo).

En la parte superior de la portada de la Capilla de la Cofradía del Santísimo Sacramento, mejor conocida como ’Capilla de la Enseñanza’ o ’Capilla de Pedro de Gante’, se aprecia una hornacina flanqueada por pares de columnas salomónicas y luego dos figuras infantiles (puttis). En este nicho se encuentra una representación del Santísimo y una pila bautismal, elementos que hacen referencia a la labor evangelizadora y de iniciación al catolicismo realizada por los frailes franciscanos.

La Capilla de la Cofradía de indios, también conocida como ’Capilla de la Esclavitud’ o Capilla de San Antonio’, muestra una fachada profusamente decorada. Es una de las mejores muestras de sincretismo religiosos y a su vez del barroco texcocano. Arriba de la puerta de esta capilla se aprecia una hornacina que ha estado vacía desde hace años.

Estas son las principales hornacinas de valor histórico que se localizan en la ciudad de Texcoco. Lamentablemente, se puede ver en el recorrido de esta lectura y en la apreciación de las imágenes que dichas hornacinas están en la actualidad prácticamente abandonadas; les faltan mantenimiento, reparaciones, restauraciones, protección, amén de la recuperación o sustitución de partes y piezas de éstas.

Adicionalmente, al menos para el caso de las hornacinas en esquinas de calles, hay una contaminación visual causada por postes, cables y anuncios que impiden apreciar lo que queda de estas bellas estructuras.

Las hornacinas de Texcoco forman parte importante del patrimonio tangible de la ciudad y de sus habitantes. Muchas hornacinas se encuentran en la actualidad vacías, y no nada más las que se localizan en el Conjunto Catedralicio, en otras iglesias y capillas así están. De seguro fueron saqueadas, además de olvidadas. Por lo tanto, uno de los objetivos de este ensayo es despertar el interés de la sociedad y autoridades correspondientes por estas obras a fin de que se tomen medidas que reviertan la tendencia hacia su destrucción.

Hornacina de la portada principal de la Capilla de la Cofradía del Santísimo Sacramento.
Hornacina de la fachada de la Capilla de la Cofradía de Indios.

FUENTES DE CONSULTA

Para la elaboración del presente artículo se consultaron los siguientes documentos impresos y sitios electrónicos: Conjunto Catedralicio de Texcoco. 2012. Javier Eduardo Ramírez López. Universidad Politécnica de Texcoco. Texcoco, México. 48 p. Entre lo Celestial y lo Terrenal: Presencia y Desarrollo de las Órdenes Religiosas en el Texcoco Virreinal. 2017. Gonzalo Tlacxani Segura. in: De Catemahco a Tezcoco: origen y desarrollo de una ciudad indígena. Javier Eduardo Ramírez López (Coordinador). Diócesis de Texcoco, A.R. Texcoco, México. pp. 199 – 218.

AGRADECIMIENTOS
Agradezco al Historiador Javier Eduardo Ramírez López la información proporcionada sobre las estatuas ubicadas en las hornacinas del Conjunto Catedralicio. Así como a la Sra. Yolanda Olvera Enciso por la fotografía proporcionada.

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