Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía Texcoco, Estado de México
En la actualidad lo único que queda en pie del sistema defensivo de la virreinal ciudad y puerto de Veracruz es el baluarte de Santiago, un corto tramo de la base de la muralla junto a un muro de este baluarte; un tramo de los cimientos de dicha muralla, en un foso del patio central del Museo Histórico Naval que actualmente ya está cubierto por el piso de dicho patio; un tramo íntegro que se encuentra dentro de la Aduana de Veracruz, que no es visible al público; y, desde luego, que la fortaleza de San Juan de Ulúa.
El baluarte de Santiago se localiza actualmente en una cuadra (una plaza cubierta de pasto con algunas palmeras y bancas) limitada al noroeste por la calle Francisco Canal, al frente del baluarte; al noreste por la calle 16 de Septiembre; al sureste por la calle Ignacio López Rayón; y al suroeste por la calle Valentín Gómez Farías. Este baluarte está en la colonia Centro de Veracruz, forma parte de su Centro Histórico; y más o menos a una distancia de unos 300 a 350 metros del actual malecón.
A CAUSA DE LOS ATAQUES DE LOS PIRATAS
Se tienen registros de que en el año de 1568 los corsarios ingleses Francis Drake y John Hawkins (piratas, a fin de cuentas) atacaron San Juan de Ulúa; y en 1683 otro pirata, nombrado ’Lorencillo’, al mando de unos mil 500 piratas (aventureros, mercenarios y demás rufianes) atacaron el puerto de Veracruz causando grandes pérdidas en vidas humanas y materiales. Hubo otras incursiones de piratas que la historia formal no registra, pero la tradición sí. Además, eran frecuentes los ataques a los barcos españoles por parte de piratas ingleses, franceses, holandeses y hasta portugueses que intentaban robar las riquezas que los barcos españoles transportaban.
Estos continuos ataques fueron de suficiente peso para fortificar el puerto de Veracruz, conocido también como ’Ciudad de Tablas’ allá por los años de 1620 a 1635. Se empezaron entonces a construir unas murallas y dos baluartes, el del Norte o de La Concepción; y el del Sur, el de Santiago, que junto con la fortaleza de San Juan de Ulúa protegían la ciudad e islas de Veracruz.
LA CONSTRUCCIÓN DE LOS BALUARTES
El baluarte del sur o de Santiago, fue diseñado por el Ingeniero Adrián Boot, quien concluyó esta obra en 1635; y fue construido principalmente con piedra múcara (piedra de coral). En este baluarte se guardaba la pólvora, por lo que fue conocido también como ’el polvorín’ o ’del máximo poder’. Dicho baluarte tiene una forma de polígono irregular de siete lados, con una rampa, puente levadizo y doble puerta de madera, en la que se observa la imagen de Santiago de los Caballeros. En su patio se levanta una construcción de dos habitáculos, uno superior para el resguardo de la guarnición y uno inferíos para almacenar la pólvora y municiones. Además, el baluarte cuenta con un caballero alto (una estrecha torre de vigilancia).
Cabe señalar que, paralelamente, por esos años se estaban realizando obras de fortificación en la fortaleza de San Juan de Ulúa, entre éstas, también la construcción de un baluarte
Años después, se construyeron otros siete baluartes en media luna para incrementar la protección de la ciudad por tierra; y fueron unidos por una muralla, dejado solamente cuatro accesos al puerto: 1. Puerta de México; 2. Puerta Nueva (originalmente Puerta de Acuña); 3. Puerta de la Merced; y 4. Puerta del Rastrillo.
El baluarte de Santiago, junto con el de la Concepción o de la Caleta o del norte, arquitectónicamente su ’gemelo’, fueron los dos primeros que se construyeron en el puerto de Veracruz, esto es, en tierra, y los únicos que tenían vista al mar. Estas fortificaciones fueron parte de los ocho baluartes, una batería de cañones y un edificio que finalmente conformaron la muralla integral que rodeaba la ciudad y puerto de Veracruz: 1. Baluarte de la Concepción; 2. Baluarte de San Juan; 3. Baluarte de San Mateo; 4. Baluarte de San Javier; 5. Baluarte de Santa Gertrudis; 6. Baluarte de Santa Bárbara; 7. Batería de cañones de San Fernando; 8 Baluarte de San José; 9. Escuela Práctica Parque de Artillería; y 10. Baluarte de Santiago. Además, había otro baluarte ubicado en la Isla de Sacrificios
Estas obras de fortificación concluyeron en 1741. Luego, de 1775 a 1777, como parte del proyecto de mejora de las defensas de la plaza de Veracruz y del fuerte de San Juan de Ulúa, se construyó un muro guardamar que unía al baluarte de La Concepción, la aduana, el muelle portuario y el baluarte de Santiago. Sin embargo, una fuente de información señala que la muralla de Veracruz fue terminada alrededor de 1790.
Y en cuanto a las obras de fortificación que en paralelo se realizaban en el islote y fortaleza de San Juan de Ulúa, la historia destaca que en 1741 se construyeron las baterías de los baluartes de San Miguel y de Guadalupe, debido a que el islote sólo se había fortificado con dos baluartes y dos medios baluartes reducidos sin las defensas de costado y flancos y debido a que el muro era de poca altura. En abril de 1765 se propuso se construyera un revellín de acuerdo a los procedimientos de fortificación de entonces y que se agregasen dos nuevos medios baluartes en las baterías bajas para darles más altura, y que estuvieran cercados por buenas palizadas; además, que se ensanchara el rampar de la cortina principal y las bóvedas a prueba de bombas. Estas obras iniciaron en 1766 y concluyeron en 1771. Por último, en el baluarte de Nuestra Señora del Pilar está una placa de piedra con el año de 1778, y en el baluarte de Santa Catarina, grabado en una loza, está el año de 1779, que sugieren los años de conclusión de algunas obras de fortificación.
EL ÚLTIMO REDUCTO ESPAÑOL
Pasaron los años y en 1810 estallaron los movimientos independentistas y en la segunda década del siglo XIX España finalmente perdió sus posesiones en América, salvo la isla de Cuba, por lo que los piratas ya no les fueron necesarios a las naciones europeas enemigas de España.
Poco o nada hay relevante sobre la historia del baluarte de Santiago y las demás fortificaciones después del auge de la piratería. Durante la Guerra de Independencia de México, el 29 de junio de 1812, fueron fusilados un grupo de insurgentes en uno de los muros de este baluarte. Actualmente, hay una placa conmemorativa de ese hecho y dicha placa tiene la fecha del 23 de septiembre de 1910.
Finalizado el movimiento independentista, se registra que el destacamento acantonado en el baluarte de Santiago participó en el bloqueo, capitulación, entrega y salida definitiva de las últimas fuerzas españoles en México que estaban sitiadas en la fortaleza de San Juan de Ulúa, el 23 de noviembre de 1825. Los españoles fueron embarcados en la goleta Águila y el bergantín Guillermo con destino a la Habana, Cuba
Después de haber sido entregada la fortaleza de San Juan de Ulúa por los españoles a las fuerzas mexicanas, dicha fortaleza se encontraba en un estado completamente ruinoso, por lo que era necesario invertir grandes sumas para repararla; pero por la situación económica por la que travesaba el país, solamente se hicieron reparaciones indispensables para darle un aparente estado de defensa. Y en similares condiciones se encontraban las demás obras de fortificación del puerto de Veracruz.
LA PRIMERA INVASIÓN FRANCESA Y LA PRIMERA ESTADOUNIDENSE
A principios de 1838, previendo el ataque de los franceses, en la ’Guerra de los Pasteles’, se hicieron solamente algunas reparaciones aparentes a la fortaleza de San Juan de Ulúa; además la artillería de la fortaleza era anticuada (desde el Virreinato), al grado de que cuando los franceses iniciaron el bombardearon de la ciudad y la fortaleza, ninguno de los disparos de los cañones mexicanos acertó en los barcos de los galos. Finalmente, la guarnición mexicana tuvo que entregar la plaza a los invasores. Era por demás evidente que el sistema defensivo veracruzano en general era ya obsoleto.
Pasaron nueve años y en marzo de 1847 el puerto de Veracruz fue asediado por las fuerzas invasoras de los Estados Unidos. La plaza la defendían en tierra 3,360 hombres con 89 cañones distribuidos en los baluartes y la muralla; y 1,030 más con 135 cañones en la fortaleza de San Juan de Ulúa. Los principales puntos fuertes en tierra eran los baluartes de La Concepción y el de Santiago.
Los norteamericanos tenían sitiado Veracruz dese el 9 de marzo; el día 22 del mismo mes un oficial de Scott solicitó la rendición del puerto en un lapso de dos horas. Pero como las fuerzas mexicanas se negaron, a la cuatro de la tarde de ese día inició un bombardeo sobre la ciudad en general, sus fortificaciones y San Juan de Ulúa. Los mexicanos respondieron con su artillería el fuego enemigo, pero los cañones de los invasores tenían mayor alcance y fueron más certeros. Nuevamente, la obsolescencia del equipo y las fortificaciones.
El día 28 de marzo un grupo de notables encabezados por el cónsul ruso le pidieron a Scott una tregua para dejar salir de la ciudad de Veracruz a las mujeres y a los niños. Pero Scott les contestó: ’Nadie sale hasta que se rinda la plaza’. Al día siguiente, ante la imposibilidad de recibir refuerzos, por el levantamiento de los ’polkos’ (militares mexicanos de la clase alta vinculados con el clero que se rebelaron contra el gobierno) en la Ciudad d México, la plaza se rindió. En este sitio hubo alrededor 400 solados mexicanos muertos y más de mil civiles veracruzanos. Fue un crimen de los norteamericanos.
INICIO DE LA DEMOLICIÓN DE LA MURALLA DE VERACRUZ
Para 1870 la muralla de Veracruz y sus baluartes se consideraban militarmente ya obsoletos. Además, se le atribuía a dicha muralla parte de las causas de las epidemias que padecía la ciudanía, por lo que ésta pedía su demolición.
En 1873, con la llegada del ferrocarril a Veracruz, se empezó a destruir parte de la muralla norte; en ese entonces, el baluarte de La Señora de la Concepción se demolió para dejar pasar las vías del ferrocarril.
Luego, en febrero de 1880, se presentó la oportunidad para derrumbar la Puerta de la Merced, ya que era estrecha y muchas personas hacían uso de ésta, lo cual provoco que una niña muriera arroyada por una carreta. Entonces, el ayuntamiento solicitó el permiso al Gobierno Federal para derribar dicha puerta y dejar el acceso del mismo ancho de la calle Principal. A inicios de marzo se otorgó el permiso y el día 13 del mismo mes, a las doce horas, se inició la demolición de esta puerta.
En abril del mismo año el ayuntamiento de Veracruz solicitó un permiso para derribar la Puerta Nueva y prolongar la calle Zamora. En junio, obtuvo el permiso y además otros para abrir otras bocacalles. Así, el 11 de junio, a las siete de la mañana, el ayuntamiento acompañado de banda con música militar, se dirigió al tramo de la muralla comprendida entre el baluarte de Santa Bárbara y la Noria (Av. Madero y Ocampo), y a las ocho se inició el derrumbe de buena parte de la muralla; por la tarde del mismo día ya podían circular por allí los carruajes.
En el resto de ese mes el ayuntamiento continuó pidiendo permisos para abrir nuevas bocacalles; y el 6 de julio, una comisión viajó a la ciudad de México con esa intención. Después de varias entrevistas en la Secretaría de Guerra, esta comisión logró un permiso de mayor alcance: derrumbar toda la muralla de tierra y los baluartes, excepto el de Santa Bárbara que estaba junto al cuartel militar.
La ’buena’ noticia llego a Veracruz y el ayuntamiento organizó un evento para el 14 de julio, día programado para la llegada al puerto los integrantes de la comisión. El acto se llevó a cabo frente al baluarte de San Javier, después de los discursos oficiales inició la destrucción de la muralla entre este baluarte y la Puerta Nueva. Los trabajos continuaron con mucha rapidez y oficialmente el día primero de agosto se declaró finalizado el derrumbe de la muralla de tierra y sus baluartes.
El hecho de haber derribado la muralla de Veracruz en escaso custro meses y días rebasa la ’obsolescencia’ de este tipo de fortificaciones o la supuesta causa de enfermedades. Con la banda municipal tocando que acompañó a los obreros en su primer día de trabajo, con muestras de sensaciones de libertad y alegría que acompañaron la destrucción, llevada a cabo en su mayoría por residentes entusiastas, fue un signo claro de la interpretación de una conexión entre murallas y ocupación española. Así que, para los residentes de la época derribar la muralla, símbolo virreinal por excelencia, borraba de la memoria la ocupación española. Por lo tanto, el derribo de las murallas fue un acto nacionalista: la república borra de sus paisajes urbanos cualquier huella visual dejada por la antigua potencia virreinal. Los procesos simbólicos desempeñan un papel primordial y reclamando reformas urbanas, como la demolición de edificaciones, el cambio de estatuas y monumentos, la eliminación de placas conmemorativas, el cambio de nombres de calles, etcétera. Tal como equivocada y recientemente ha ocurrido.
Al año siguiente, el 12 de mayo de 1881 se dio a conocer que el baluarte de Santa Bárbara sería demolido, lo cual al poco tiempo se llevó a acabo y con ello quedaba concluida la destrucción de la muralla de tierra y sus baluartes.
En algunos sitios electrónicos se registra que las obras de modernización de la ciudad y puerto de Veracruz iniciaron en 1882, y que en ese año empezó a destruirse la muralla que daba al mar y los restos de las demás defensas, quedando solamente en pie el baluarte de Santiago y los restos de la muralla que al principio de este escrito se describieron.
Pocos años después, de acuerdo con los textos de las placas conmemorativas colocadas en las bases de las estatuas ubicadas en la escollera en el puerto de Veracruz, ya derribada la muralla de la ciudad, entre 1897 y 1902, siendo Presidente de la República el General Porfirio Díaz Mori, el Gobierno Federal procedió a la construcción del puerto artificial de Veracruz.
EL BALUARTE DE SANTIAGO HOY
Después de todos estos años y peripecias, el baluarte de Santiago estuvo ocupado por la Infantería de Marina (Armada de México). Fue hasta 1953 que dejó de ser una estación militar cuando la Secretaría de la Defensa Nacional se lo otorgó en donación al ayuntamiento de Veracruz; quien luego lo cedió al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para su administración y espacio museístico para montan exposiciones de la historia regional veracruzana.
En 1991 el baluarte de Santiago fue inaugurado por el INAH como mueso y a la vez declarado por esta misma institución como patrimonio histórico de México. Infortunadamente, desde el año 2017 y hasta la fecha (2024), el baluarte se encuentra cerrado al público en general, debido a que en ese entonces se anunció que se iban a iniciar obras para su remodelación. Actualmente esta construcción solamente se pude apreciar por fuera, desde las calles.
En 2018 las autoridades del INAH justificaron el cierre de este museo argumentando la falta de personal y de un sistema de vigilancia que resguardara ’Las Joyas del Pescador’, expuestas en dicho museo.
LAS JOYAS DEL PESCADOR
En 1975 un pescador de pulpos llamado Raúl Hurtado Hernández, en diversas jornadas de su actividad pesquera en el ’Coral de En medio’, en el Sistema Arrecifal Veracruzano, se encontró varias barras de oro y diversas piezas de oro y plata, éstas últimas de origen prehispánico. Desconociendo su valor material e histórico, no reportó el hallazgo a las autoridades y decidió conservar algunas y vender otras a un joyero.
Pasó poco tiempo y debido a las grandes cantidades de dinero que llegó a manejar y la forma como lo gastaba, despertó sospechas entre sus vecinos, quienes dieron parte a las autoridades, y éstas lo arrestaron. Raúl Hurtado estuvo preso a partir de 1976; y tras un tortuoso proceso, en 1979, la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo absolvió al determinar que él desconocía que las piezas fueran un tesoro nacional y que su deber era haber reportado el hallazgo.
Con respecto a estas piezas, por haber sido encontradas por un pecador, se les llamó desde entonces ’Las Joyas del Pescador’ o ’El Tesoro del Pescador’; y se recuperaron 23 barras de oro y 42 piezas prehispánicas, éstas últimas al parecer de origen mixteco.
Las piezas prehispánicas más representativas son un escudo de guerra, ’chimalli’, que es la pieza más representativa; un pendiente en forma de ’ollita’ en falsa filigrana, pendientes con cabezas de guerreros águila y en forma de tortuga, brazaletes con figurad de mono; y cuentas de collar con figuras de serpiente. La composición de estas piezas el de 60% de oro, 15 a 25% de plata y 15 a 25% de cobre. Algunas de estas piezas y las barras de oro tienen grabado el símbolo del quinto real (la parte que le correspondía al rey), una ’C’ coronada y en número romano 20: ’C XX’.
Las joyas fueron exhibidas por primera vez en la ciudad y puerto de Veracruz en 1989, después de concluido el juicio de Raúl Hurtado. Se reporta además que durante algunos años éstas recorrieron la República Mexicana y él mundo; y que desde 1991 quedaron a resguardo del INAH como una exposición permanente en el Museo Baluarte de Santiago. Años después, en 2017, comenzaron unas obras de rehabilitación de éste espacio y las joyas cambiaron de lugar.
La última vez que autoridades del Centro INAH Veracruz se pronunciaron al respecto, fue en el 2018, justificando el cierre del Baluarte por la falta de personal y de un sistema de vigilancia que resguardara dichas joyas, las cuales en aquel momento se encontraban bajo resguardo de las oficinas centrales del INAH. En este mismo año, falleció el pescador Raúl Hurtado Hernández.
Posteriormente se anunció que ’Las Joyas del Pescador’ están en la fortaleza de San Juan de Ulúa como parte de una exhibición organizada por el INAH como parte de un ’relanzamiento’ de éste lugar histórico, el cual ahora lleva el nombre de San Juan de Ulúa ’Fortaleza de la Memoria y Resistencia’.
Pero, y siempre hay un ’pero’ o más. En abril de 2024 tuve la oportunidad de visitar la Fortaleza de San Juan de Ulúa y la exposición museística que allí se encuentra (una sala como de 3.5 o cuatro metros de ancho por unos 20 metros de largo), y no observé las joyas en comento. Ignoro se estén en alguna otra sala que no esté abierta al público o incluso en otro sitio. Esperemos que no estén ’extraviadas’ o en ’posesión’ de algún coleccionista privado o de algún político. Cosas que no serían descartables en este México.
FUENTES DE INFORMACIÓN
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