La Carta Magna de los Estados Unidos Mexicanos de 1917


La convocatoria al Congreso Constituyente



Cultura
Enero 31, 2024 21:57 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua / Redacción / › Divergencias Informativa

Durante el año de 1916, una vez derrotadas las facciones revolucionarias rivales al Constitucionalismo y ya controlada la mayor parte del país, Venustiano Carranza estuvo impulsando la idea de convocar a un Congreso Constituyente para realizar algunas reformas a la Constitución Federal de la República Mexicana de 1857 o Carta Magna. La intención de Carranza era dar por terminada la lucha armada, regresar al orden legal y afianzar su poder.

Siendo así, el 14 de septiembre de 1916, Carranza promulgó un decreto de reformas al Plan de Guadalupe; el día 19 del mismo mes expide la Convocatoria para el Congreso Constituyente que se reuniría en Querétaro. Al día siguiente, se publica la Ley Electoral para la Formación del Congreso Constituyente; y el día 22 de octubre del mismo año se eligen a los diputados constituyentes, a fin de que para el día el 20 de noviembre inmediato se reuniesen en la ciudad de Querétaro con el fin de iniciar los trabajos en un período único de sesiones.

Para el traslado de los diputados desde sus diferentes lugres de origen a la ciudad de Querétaro, cada uno contó con viáticos, pasajes y un sueldo de $60.00 diarios. Venustiano Carranza eligió esta ciudad para la realización de este Congreso por su pasado histórico y por la facilidad para llegar a ésta, ya que en ese entonces era la ciudad mejor comunicada vía férrea hacia los cuatro rumbos del país.

EL INICIO DE LAS SESIONES

El Congreso Constituyente iniciaría en el mes de noviembre, aunque la Sesión de Instalación se efectuó el día 1° de diciembre de 1916 y las subsecuentes sesiones de trabajo concluyeron hasta el 30 de enero de 1917; lapso de tiempo en el que se llevaron a cabo 66 sesiones de trabajo (Contando los días, no cuadrarían con el número de sesiones efectuadas, y es que en algunos días hubo hasta dos sesiones).

El Congreso Constituyente inició sus trabajos en el Salón de Actos de la Academia de Bellas Artes de Querétaro, pero el lugar fue inadecuado por su tamaño, principalmente, ya que no podía alojar a todos los diputados en pleno; así que, días después los congresistas se trasladaron al Teatro Iturbide de la ciudad de la ciudad de Querétaro.

En 1917, se cumpliría el Cincuentenario de la Restauración de la República, por lo cual, los diputados promovieron que el nombre de este Teatro cambiara por el de Teatro de la República, pero no fue sino hasta el 5 de febrero de 1922 que se le cambió el nombre.

EL PROYECTO DE REFORMA DEL EJECUTIVO

El proyecto de Venustiano Carranza estaba basado en la aprobación de algunas reformas a la Constitución de 1857, que previamente el ejecutivo ya había previsto. Esas reformas pretendían fortalecer y centralizar el poder presidencial y disminuir el poder del Legislativo; aunque se retomaba de alguna manera el espíritu liberal y se contemplaban añadiduras mínimas de índole social.

La tónica de las reformas pretendidas por Venustiano Carranza obedecían al contexto histórico y las características generales de la Constitución de 1857: Alrededor de aquel año existía una abierta manifestación de fueros, la intromisión de la Iglesia en asuntos políticos y del gobierno era abierta, existían conflictos directos con el alto clero católico, había un desconocimiento de Juárez como Jefe del Ejecutivo por parte de los conservadores y por una buena parte de los habitantes de México; además, estalló la Guerra de Reforma. Era, pues, en 1857, imperativo separar al Estado y la Iglesia, así como fortalecer la figura presidencial de Juárez en ese momento; por todo esto, en la Constitución de 1857 se soslayaron en su momento las soluciones a los problemas socioeconómicos de los sectores más bajos de la población.

La situación en México alrededor de 1916 era algo similar: Continuaban las escaramuzas contra los zapatistas y lo que quedaba de los villistas, así como contra otros grupos supuestamente ’revolucionarios’; además, Carranza y su gobierno no era totalmente reconocidos, ni internamente ni en el exterior. Así que, se volvió también imperativo fortalecer y legalizar su figura. Por lo tanto, de forma paralela, en la propuesta de reformas a la Constitución de 1857 se soslayaron aspectos que mejorarían las condiciones sociopolíticas y económicas de las clases sociales más bajas. Se pretendía conservar el latifundio, se expresaba cierta insensibilidad a las demandas del pueblo y se manifestaba el deseo de no comprometer al gobierno con las peticiones populares (las de tierra principalmente); además, se proyectaba desarmar a las masas y restaurar la paz social lo más pronto posible. Parecería que los años de revolución armada no habían aportado nada.

Todo parecía fácil para el Carrancismo, pero la intervención en el Congreso de los diputados que habían migrado de los clubes o partidos antirreeleccionistas y las logias masónicas y que se integraron a las diferentes fuerzas revolucionarias, como: Luis Manuel Rojas, Francisco J. Múgica, Heriberto Jara Corona, Luis G. Monzón, Jesús Romero Flores, Héctor Victoria, Froylán C. Manjarrez, Antonio Gutiérrez Rivera, Alberto Terrones Benítez, Alfonso Cravioto y otros más (la mayoría identificados con Álvaro Obregón y no con Venustiano Carranza), le dieron un giro inesperado para Carranza; y, finalmente, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de 1917, recogió gran parte de las demandas planteadas en el Programa del Partido Liberal Mexicano (PLM) de los hermanos Flores Magón; así como la esencia del Plan de Ayala del Zapatismo, incluso con leyes agrarias más radicales que las demandadas por el propio Emiliano Zapata originalmente planteadas en dicho plan.

De esta forma, en las discusiones de los diputados, se incluyeron no nada más la propuesta de reformas de la Carta Magna de 1857, sino también la esencia y espíritu de otros programas y planes elaborados a principios del siglo XX en los que se gestaron y plasmaron las ideologías revolucionarias que finalmente enriquecieron la Constitución de 1917. Estos documentos fueron: 1). El Programa del Partido Liberal Mexicano, de 1906; 2). El Programa del Centro Antirreeleccionista, de 1909; 3). El Plan de San Luis, de 1910; 4). El Plan Político Social, de 1911; 5). El Plan de Texcoco, de 1911; 6). El Plan de Ayala de 1911; y 7). El Plan de Santa Rosa, de 1912. Y todos ellos de alguna forma sirvieron como hilos conductores en las discusiones y cabildeos de los congresistas.

De forma anecdótica, se registra que había varias cantinas cerca del Teatro Iturbide, entre ellas: El Salón Verde, El Puerto de Mazatlán, El Águila de Oro y Cosmos. A esos lugares asistían los constituyentes y ahí era donde discutían y cabildeaban algunas de las propuestas y artículos que finalmente se aprobaban en asamblea.

COMPOSICIÓN DEL CONGRESO CONSTITUYENTE

De acuerdo con algunos autores, ese Congreso quedó integrado por 62 abogados, 22 militares de alto rango, 18 profesores, 16 ingenieros, 16 médicos, 14 periodistas, diez agricultores, siete contadores, cinco líderes sindicales, cuatro mineros, tres ferrocarrileros, dos farmacéuticos, un actor y 31 personas más de actividades diversas. Como es apreciable, la mayoría de los diputados electos para asistir al Congreso Constituyente en Querétaro tenían una sólida formación académica y cultural; además, muchos habían participado en clubes o partidos liberales y antirreeleccionistas; y también, muchos, pertenecían o habían militado en logias masónicas de diversos ritos.

No hay un registro preciso de los nombres de todos los diputados que asistieron al Congreso Constituyente, hay nombres que aparecen en unos listados y no aparecen en otros. Incluso, de acuerdo con Jorge Gaviño Ambriz (en Influencia de la Masonería en la Constitución de 1917, coordinado por Manuel Jiménez Guzmán, 2016), no existe tampoco un registro fiable de los constituyentes que fueron masones y que participaron en dicho Congreso. Estudios formales perfilan que hubo hasta 74 de los 118 diputados en esta situación.

En un listado publicado de diputados al Congreso Constituyente de 1916-1917 se consigna que fueron 214 diputados titulares y 204 suplentes; otra fuente asienta que fueron 220 delegado; y que se abrió el Periodo Único de Sesiones con la presencia de 151 diputados. En las tres siguientes direcciones electrónicas se pueden consultar listados de diputados asistentes al Congreso Constituyente de 1917: http://www.constitucion1917.gob.mx/work/models/Constitucion1917/Resource/251/1/images/005.pdf
https://enriquehuertacuevas.wordpress.com/tag/el-congreso-constituyente-mexicano-de-1916-1917/
https://es.wikipedia.org/wiki/Congreso_Constituyente_de_M%C3%A9xico_(1917)

Independientemente de los números, en ese Congreso Constituyente se definieron cuatro corrientes político-ideológicas: 1). Los Jacobinos o Radicales; 2). Los Renovadores o Liberales Clásicos; 3). Los Moderados; y, 4). Los Equilibristas. De éstas corrientes, al menos dos estaban claramente integradas por masones: los Jacobinos, adherentes al Álvaro Obregonismo; y los Renovadores, identificados con Venustiano Carranza. Este segundo grupo, de 23 diputados, estuvo liderado por Luis Manuel Rojas, Presidente de ese Congreso, Félix Palavicini, Alfonso Cravioto, Enrique O’Farril y Gerzayn Ugarte; y jugó un papel importante en la proposición de demandas populares, varios artículos constitucionales, así como en la conducción y conciliación de las discusiones; aunque el grupo Jacobino impuso algunos de sus puntos de vista. También hubo masones reconocidos entre los Moderados, como Terrones Benítez; y no es descartable que igualmente los hubiera entre los Equilibristas.

Finalmente, esa pléyade de diputados al Congreso Constituyente de Querétaro, independientemente sus facciones y de las corrientes ideológicas que defendían, lograron dejar plasmadas en la Constitución de 1917 tanto sus principios como las exigencias sociales y políticas imperantes, por ejemplo: 1). La garantía de una educación laica y gratuita; 2). La libertad religiosa y la separación Estado-Iglesia; 3). La libertad de prensa, de asociación, de opinión y de ocupación en actividades, siempre y cuando no alterasen el orden público; 4) La reforma agraria; y, 5). La forma de gobierno federal, representativa y la separación de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), entre otros puntos.

Para que dichos principios y exigencias sociales se materializaran a la postre, los diputados de filiación masónica influyeron determinantemente en la redacción de varios artículos constitucionales, principalmente en los artículos: 3°, 27, 115, 123 y 130; los cuales, respectivamente, se refieren a: la educación; la propiedad de las tierras y aguas (los recursos naturales de la nación); la forma de gobierno (republicano, representativo, popular) y teniendo como base de la división territorial al municipio (el municipio libre); el trabajo digno; y la separación del Estado y la Iglesia, entre otros más.

Alrededor de varios artículos hubo, por un lado, hechos anecdóticos; y por otro, consideraciones especiales; por ejemplo, alrededor del Artículo 3°, el diputado por Puebla, Salvador R. Guzmán, en las discusiones de éste, expresó: ’La República se salvará… cuando el pueblo mexicano aprenda a leer antes… que a rezar’.

Con respecto al Artículo 27 Constitucional, en el apartado sobre la propiedad de las tierras, participó, sin ser diputado constituyente, el Lic. Andrés Molina Enríquez, por el amplio conocimiento que tenía sobre la problemática al respecto planteado en su libro Los Grandes Problemas Nacionales, editado en 1909. Molina Enríquez, además, fue en 1911 el autor del Plan de Texcoco, uno de los documentos contemplados por los Constituyentes en sus debates. Carranza, por este dominio del tema, autorizó a Molina Enríquez que participara en las discusiones de dicho artículo.

Por otra parte, la participación a favor de la salud pública que el diputado por Coahuila, el médico José María Rodríguez, hiciera, fue determinante para que posteriormente se creara el Departamento de Salud Pública.

Las anécdotas o casos puntuales sobre las intervenciones de tal o cual diputado en las discusiones y redacción del articulado de la Constitución son numerosos. Faltaría espacio para relatarlas.

LA CONSTITUCIÓN DE 1917

Finalmente, el 30 de enero de 1917, después de 66 sesiones ordinarias y una de más de tres días con carácter permanente, los diputados constituyentes finalizan las ponencias que culminaron, este día, con la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Al día siguiente, 31 de enero, son clausurados los trabajos del Congreso Constituyente de Querétaro.

El original de la nueva Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, conocida también como la Constitución del 17 o Carta Magna, fue escrita a mano por el calígrafo del Congreso, Perfecto Arvizu Arcaute. Fue la primera Constitución que plasmara ideas progresistas y de corte social en el mundo. Constó de nueve títulos, 136 artículos y 16 transitorios. Fue firmada finalmente por 209 diputados; y la primera impresión gráfica se realizó con una imprenta que el diario ’El Universal’ le obsequió a la Cámara de Diputados.

El 1° de febrero de 1917, los diputados constituyentes de Querétaro, después de la clausura de los trabajos y de afinar algunos detalles administrativos, se dirigieron a la Ciudad de México. Al siguiente día, Venustiano Carranza, Jefe del Ejecutivo, viaja también a la Ciudad de México para preparar el acto cívico de promulgación de esta nueva Constitución Política. Finalmente, tres días después, el 5 de febrero fue promulgada en la ciudad de México la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y ésta entró en vigor a partir del día 1° de mayo del mismo año. Esta Constitución, continúa vigente y se ha traducido a 23 lenguas indígenas.

LOS MOVIMIENTOS POSREVOLUCIONARIOS

A pesar de la tónica incluyente de la Constitución de 1917, los enfrentamientos entre las tropas carrancistas y las zapatistas continuaban en el estado de Morelos, por lo que se ideó un plan para asesinar a Zapata, lo cual ocurrió el 10 de abril de 1919.

El 1° de mayo de 1917 es electo Venustiano Carranza como Presidente Constitucional; y en vísperas de concluir su periodo presidencial, designa como su sucesor al Ingeniero Ignacio Bonilla, un civil. Los militares entonces se inconforman y un grupo de ellos lanza como candidato al general Álvaro Obregón; y otro grupo, al general José Pablo González Garza, de quien se afirma fue uno de los autores intelectuales del asesinato de Emiliano Zapata.

En campaña política, Venustiano Carranza trata de involucrar a Álvaro Obregón en un complot para apresarlo, pero éste huye y posteriormente se levanta en armas respaldado por el Plan de Agua Prieta. Paulatinamente, militares y políticos se van adhiriendo a este plan; entonces, Carranza se dirige por segunda vez al Puerto de Veracruz. En su intento, el 21 de mayo de 1920 es asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, por gente del general Manuel Peláez Gorrochotegui, un militar que estuvo a las órdenes de los petroleros estadounidenses.

El 25 de mayo de 1920, es nombrado el General Adolfo de la Huerta Marcor como presidente interino. Su interinato fue muy breve, pero en éste se lograron grandes avances en la pacificación del país. Con métodos civiles (negociaciones, acuerdos, pactos), no militares, logró que Francisco Villa depusiera las armas; así como la pacificación del General Pablo González, de los jefes zapatistas que aún quedaban, de Félix Díaz, de Manuel Peláez, de Juan Andrew Almazán, de Marcelo Caraveo, y de otros que ostentaban todavía las armas. Además, en su breve periodo, retornaron a México algunos exiliados políticos a causa de la Revolución Mexicana, como José Vasconcelos Calderón.

Después de ese interinato, el 1° de diciembre de 1920, el General Obregón asume el cargo de Presidente de la República. Pasaron dos años, y lejos de México, en la madrugada del 21 de noviembre de 1922, en la cárcel de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos, se encuentra el cadáver asesinado de Ricardo Flores Magón (suicidio, según el informe oficial).

Al año siguiente, el 20 de julio de 1923, es asesinado Francisco Villa por manifestar abiertamente su adhesión a Adolfo de la Huerta si éste lanzaba su candidatura a la presidencia de la República.

Finalmente, el 1° de diciembre de 1924, ocupa la presidencia de la República el General Plutarco Elías Calles. Durante su periodo presidencial acaeció la sangrienta Guerra Cristera promovida por el clero católico mexicano y el Vaticano. Esta guerra fue realmente un movimiento contrarrevolucionario de corte conservador y de derecha.

LOS CAMBIOS A LA CONSTITUCIÓN DE 1917

De esos años a la fecha la Constitución del 17 ha sufrido numerosas modificaciones, algunas necesarias; pero, principalmente, debido a presiones de grupos ideológicos internos o de poder económico o que ostentan eventualmente el poder político; y, también, por presiones internacionales. Unas de las modificaciones más significativas, a juicio del autor, por sus repercusiones económicas, se dieron durante los sexenios de Miguel de la Madrid Hurtado y de Carlos Salinas de Gortari.

El 30 de octubre de 1947 se creó el Acuerdo General Sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT por sus siglas en inglés: General Agreement on Tariffs and Trade). México solicitó el ingreso al GATT en 1986 y fue aceptado hasta 1988. En la propuesta de carta de adhesión, el Gobierno Mexicano de entonces ofreció cambiar cuatro artículos constitucionales, curiosamente los que más polémica desataron en el Congreso Constituyente de Querétaro de 1917, y en los cuales la participación de los masones fue determinante; 74 leyes reglamentarias de la Constitución, ocho leyes federales y sus reglamentos, y alrededor de 3,322 fracciones de artículos relacionados con el comercio; así como varios decretos, reglamentos, estadísticas y programas.

En ese mismo paradigma, el 7 de octubre de 1992 se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); y el 1° de enero de 1994 entró en vigor. Mismo día en el que ’curiosa’ y paralelamente, se levanta en armas el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), movimiento que contempla el nombre de una de las corrientes revolucionaria, aunque este levantamiento tuvo obscuros intereses ’nacionales’ e internacionales.

En los siguientes sexenios se continuaron realizando reforma a la Constitución Política Mexicana, reformas de índole económica, política y social. Actualmente, y no es un secreto, y si lo es, es a voces, hay propuestas del grupo en el poder político de cambios drásticos a nuestra Constitución Política, los cuales no son estrictamente económicos. Con un discurso de división entre compatriotas, entre mexicanos, de pugna entre la derecha y la izquierda, entre los conservadores y los que se dicen no conservadores; entre una ’mafia del poder’, nunca definida, y los que dicen ’no’ pertenecen a esa mafia; entre neoliberales y los que se dicen no neoliberales, se pretenden cambios drásticos ideológicos. Para unos autores y comunicadores está en juego la democracia en vías de una dictadura de izquierda, para otros no es así y son necesarios hacerle cambios a la Constitución. Quien esta realidad niegue o no quiera ver, está en un error.

Necesarios o no los cambios a la Constitución Política, si es que lo son, éstos deberían ser autárquicos y responder a verdaderas necesidades obvias en pro de la sana y pacífica convivencia en la nación, deberían promover el beneficio colectivo de la población mexicana, no favorecer a extranjeros. No deberían obedecer tampoco a planes y consignas internacionales externas al país.

Como sea, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos está ahora más que nunca en riesgo. Habría que retomar y reforzar los principios patrióticos y sociales de los Constituyentes del 17, vertidos originalmente en ella. Finalmente, inaceptable es que la Constitución Política Mexicana se sigua violando ya sea por desconocimiento o conociéndola con argumentos clientelares y demagogos que obedezcan a interese personales, de partido o externos.

FUENTES DE INFORMACIÓN

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