El General Felipe Ángeles, el artillero de la división del norte


Su padre combatió contra los invasores estadounidenses en 1847 y los franceses en 1862

El General Felipe Ángeles, el artillero de la división del norte


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Noviembre 24, 2024 15:10 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua / › Divergencias Informativa

Seminario de Cultura Mexicana}
Corresponsalía Texcoco, Estado de México

Felipe de Jesús Ángeles Ramírez nació el 13 de junio de 1868 en el poblado de Zacualtipán, entonces Estado de México. Actualmente, Zacualtipán de Ángeles, perteneciente al estado Libre y Soberano de Hidalgo. Con respecto a la fecha, paralelamente, algunas fuentes bibliográficas consignan que Felipe Ángeles nació en este mismo día, pero de 1869.

Fue hijo del coronel liberal Felipe Ángeles Melo, que combatió contra los invasores estadounidenses en 1847 y los franceses en 1862, y de Juana Ramírez. Por un tiempo se consideró que Felipe Ángeles había nacido en Molango, al grado de que esta población fue quemada por tropas carrancistas el 6 de diciembre de 1914, por ser uno de los más destacados jefes de la División del Norte.

Ángeles, comenzó sus estudios en Huejutla, luego en Molango, posteriormente en el Instituto Literario de Pachuca; y a los 14 años ingresó al Colegio Militar, gracias a una beca concedida por el general Porfirio Díaz con motivo de los servicios que su padre prestó durante las luchas de intervención extranjera.

En el Colegio Militar sobresalió por su inteligencia y fue uno de los oficiales más brillantes de su generación. Fue un cadete con altas calificaciones teóricas, aunque con vocación de soldado activo. Victoriano Huerta, contemporáneo de Ángeles, y otros oficiales más, lo apodaban ’Matemático’ o ’Napoleoncito’, lo cual denota sus cualidades. A los 16 años alcanzó el grado de cabo y a los 18, el de sargento. Finalmente, egresó de este colegio en 1892 con el grado de teniente de ingenieros.

Desde joven fue un profesor sobresaliente del Colegio Militar, impartiendo las clases de matemáticas, mecánica analítica y balística interior y exterior; en el Colegio Militar de Aspirantes, impartió las clases de teoría y práctica de tiro; en la Escuela de Tiro, impartió la materia de táctica aplicada; y en un tiempo fue maestro en la Escuela Nacional Preparatoria. Además, escribió varios textos de gran utilidad para los estudiantes, por ejemplo, Formulario de las velocidades y presiones en las armas de fuego y Arreglo del tiro de artillería, entre otros.

En 1894 Ángeles se incorporó al Cuerpo Especial de Artillería como capitán segundo técnico de artillería. Por esa misma época, fue ascendido a capitán primero y luego de algunos años alcanzó nuevos grados en el ejército.

En su vida personal, el 25 de noviembre de 1896, se casó con la señorita Clara Kraus.

Ángeles, fue enviado a los Estados Unidos a realizar estudios de artillería; en Francia supervisó un armamento adquirido por el gobierno de México, fue ascendido luego al grado de mayor. Fue criticado por iluso e irrealista; mostró su inconformidad ante las injusticias del ejército con los yaquis y ante el favoritismo como eje de las promociones en el ejército, lo cual dio lugar a que fuera ’comisionado’ a Francia. En este país realizó estudios de tiro y participó en dos regimientos franceses de artillería, práctica en la que alcanzó tal grado de perfección que le valió ser reconocido como el mejor artillero del Ejército Mexicano.

Ángeles, recorrió todos los escalafones de la carrera militar con un destacado desempeño. En 1908 ascendió al grado de coronel y fue nombrado director de la Escuela de Tiro. Pero su brillo opacaba a otros militares; y de la misma forma en que provocaba admiración en unos se granjeaba la animadversión de otros. Ángeles, fue un distinguido militar cuya honradez y competencia estorbaba y era causa de las envidias de los jefes incompetentes, intrigantes o negociantes; por lo que se le mantenía alejado de México para evitar sus críticas y sus verdades.

La historia oficial acepta que la Revolución Mexicana estalló el 20 de noviembre de 1910. Ángeles, recibió esta noticia y lo que acontecía en el país, por lo que solicita se le permitiera volver a México, pero la respuesta fue negativa y contrario a sus deseos se le ordenó permanecer en Francia, donde estuvo prácticamente un año más. Finalmente, logró regresar a México a comienzos de 1912, cuando la revolución maderista había triunfado y Francisco I. Madero ocupaba ya la presidencia de la República. Recién llegado a la capital del país, se le encomendó la dirección del Colegio Militar, donde pudo poner en práctica los conocimientos adquiridos e implementar importantes modificaciones administrativas y académicas. A mediados de este año, fue ascendido a general brigadier, y a medida que tenía mayor trato con el presidente, iba surgiendo entre ambos la confianza y la camaradería.

Militarmente, combatió a los orozquistas en Sonora y más tarde fue enviado a Morelos como comandante de las fuerzas federales que operaban en este estado combatiendo a Emiliano Zapata. En esta entidad, utilizando métodos conciliadores y evitando los excesos que cometían las tropas contra la población campesina, pretendió pacificar la región. Pero en ese quehacer sobreviene la Decena Trágica. Cabe apuntar aquí que, en un largo artículo con el título de Genovevo de la O, Ángeles reconoció la capacidad de este jefe guerrillero y la justa razón de su rebeldía.

El 9 de febrero de 1913 un golpe militar encabezado por los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz, intentó derribar al presidente Francisco I. Madero. Los sublevados se atrincheraron en la plaza fuerte de La Ciudadela. Bernardo Reyes había muerto en los primeros enfrentamientos. Madero designó jefe de las fuerzas leales a su gobierno al general Victoriano Huerta, quien desde tiempo atrás conspiraba contra él en contubernio con otros militares y el embajador de los Estados Unidos.

Madero, seguro de la lealtad de Ángeles, fue personalmente a Morelos a pedirle su ayuda. El 10 de febrero Madero regresó de Cuernavaca a la Ciudad de México junto con Ángeles y el grueso de sus tropas. Madero y Ángeles entraron a la capital por el rumbo de Xochimilco y Tepepan, donde los esperaba el general Ángel García Peña, ministro de Guerra. El presidente le ordenó a éste tomar el mando de las tropas leales y designar a Felipe Ángeles –único militar en quien en verdad confiaba– como jefe del Estado Mayor a cargo de las operaciones. Sin embargo, por resistencias en los mandos superiores del ejército federal, de estirpe porfiriana, esta orden no fue cumplida por el general García Peña; argumentando que Ángeles era apenas general brigadier. No obstante, se le dio la responsabilidad de las operaciones contra La Ciudadela; y fue el único artillero que cañoneaba efectivamente esas instalaciones desde la calzada de La Reforma; pero Victoriano Huerta lo hizo retirar de las primeras filas y lo aprehendió junto con el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez.

El 19 de febrero Madero y Pino Suárez fueron obligados a firmar las renuncias a sus cargos y el 22 del mismo mes, fingiendo una supuesta fuga y un enfrentamiento con sus simpatizantes, ambos fueron asesinados. Entretanto, Ángeles, permanecía preso.

Cuando Victoriano Huerta asumió la presidencia de México, a Ángeles se le seguía manteniendo apresado. No fue asesinado por su gran arraigo en el Ejército Federal. Así que se le liberó el 29 de julio de 1913 y buscando alejarlo de la vida política, se simuló otra comisión a Europa para desterrarlo. Fue enviado nuevamente a Francia, de donde regresó en octubre de 1913 para sumarse al Ejército Constitucionalista y al núcleo maderista dentro de la revolución, junto con varios de sus discípulos. Fue nombrado primero Secretario de Guerra y ratificado después sólo como Subsecretario, debido a las protestas de numerosos generales rebeldes, entre ellos Álvaro Obregón.

En 1914 se incorporó a las fuerzas de Francisco Villa como comandante de la artillería de la División del Norte. Participó en las batallas de Torreón en marzo y abril de 1914, de San Pedro de las Colonias, de Paredón y de Zacatecas en junio de 1914. Fue en estas batallas cuando Ángeles mostró su gran talento como artillero y estratega militar.

Como hombre de confianza de Francisco Villa lo representó en la Convención de Aguascalientes, de la que él mismo fue promotor e ideólogo. El 31 de octubre votó por el retiro de Venustiano Carranza. Formó parte de la comisión de guerra de la Convención, donde logró la participación zapatista.

El 2 de diciembre entró a la ciudad de México al frente de la vanguardia villista. Y ante el fracaso del gobierno Convencionista, se dirigió al Noroeste, al frente de las fuerzas villistas. Ocupó por unos días la gubernatura de Coahuila –del 6 al 12 de enero de 1915– y de Nuevo León –del 15 de enero al 15 de febrero del mismo año–. Felipe Ángeles abandonó a Francisco Villa después de su fracaso en las Batallas de Celaya, en El Bajío, cuando desoyó sus consejos, aunque también influyó mucho la derrota de Ángeles en el Noroeste del país.

En la batalla de Aguascalientes (prácticamente triunfa Carranza), hubo gran descontrol en las fuerzas villistas y la División de Norte se desintegró; Ángeles, entonces, se exilió en diciembre de 1915 en el Paso Texas, Estados Unidos, con la ayuda de José María Maytorena.

Entre los exiliados fue muy activo en la política. En Nueva York formó parte del Comité Ejecutivo de la Alianza Liberal Mexicana. También se dedicó a escribir artículos en diversos periódicos, en los que expresó sin rodeos su convicción socialista y se declaró partidario del marxismo, juzgando al liberalismo como cosa del pasado. Expuso sus desacuerdos con la Constitución Política de 1917 oponiéndole la Constitución de 1857 (producto de la Guerra de Reforma), a la que juzgaba más adecuada para la situación del país.

Regresó al país hasta diciembre de 1918, para entrevistarse con Francisco Villa y unir a todos los grupos revolucionarios levantados todavía en armas contra Carranza; este intento fracasó y decidió seguir por su cuenta, antes de lo cual lanzó una proclama que se conoce como el Plan de Río Florido, que no tuvo eco. Al año siguiente, fue traicionado por uno de sus oficiales; y el 15 de noviembre de 1919 fue aprehendido en una cueva del cerro de las Moras, en el Cañón de San Tomé, Valle de los Olivos, en el Estado de Chihuahua, por tropas del gobierno, que lo condujeron a la capital de esa entidad.

Allí, se le formó un consejo de guerra por haberse sumado a las fuerzas de Francisco Villa que todavía operaban en el Norte del país. El consejo estuvo integrado por los generales Gabriel Gavira Castro, Miguel M. Acosta Guajardo, Fernando Peraldí Carranza y José Gonzalo Escobar. Fue sentenciado a la pena capital, a pesar del clamor de la concurrencia que en la sesión pedía su perdón. Murió fusilado en Chihuahua, Chihuahua, el 26 de noviembre de 1919.

Como testamento político dijo durante su juicio: Mi muerte hará más bien a la causa democrática que todas las gestiones de mi vida. La sangre de los mártires fecundiza las buenas causas. El 15 de noviembre de 1941, al cumplirse el XXII aniversario de su muerte, fue nombrado en su tierra natal ’Hijo del Estado de Hidalgo’. Su frase más célebre fue: Por qué temerle a la muerte, si no le temo a la vida.

Felipe Ángeles es ejemplo de la vida de un revolucionario que impuso sus ideales por encima de sus deberes con el Ejército Federal. Sobre su personalidad y hazañas existen artículos, libros, novelas y hasta obras de teatro, que lo describen como un militar bondadoso y honesto; sus detractores, obvio, se encargaron de verter opiniones en su contra y lo describen como ambicioso e intrigante. Finalmente, fueron gajes de la controversial figura del revolucionario mexicano.

Felipe Ángeles, artillero, matemático y escritor, vivió y murió obsesionado por el legítimo temor de que los Estados Unidos –país al cual sin embargo admiraba– se apoderara de más territorio mexicano o subordinara la soberanía mexicana a los interese de su imperio. Su adversario irreconciliable desde 1914, Venustiano Carranza, desde posiciones diferentes compartía esa misma obsesión, heredada después por Lázaro Cárdenas, Joaquín Amaro y otros militares.

FUENTES DE INFORMACIÓN

Biografías de Hidalguenses. 2024. Felipe Ángeles Ramírez. Biografías de Hidalguenses. Tulancingo .com. Disponible en: http://www.tulancingo.com.mx/biografias/angeles/ramirezfelipe.htm
Carmona D., D. 2024. Felipe Ángeles Ramírez. Memoria Política de México. Disponible en: http://memoriapoliticademexico.org/Biografias/ARF69.html
Cervantes, F. 2014. Felipe Ángeles en la Revolución. Biografía (1869-1919). Gobierno del Estado de Hidalgo. 541 p.
González H., M.A. 2007. La Batalla de Zacatecas. Mostrenco Ediciones. Ojocaliente, Zacatecas. México. 38 p.
Huerta P., R.A. 2010. Efemérides de los Estados Unidos Mexicanos. Instituto Veracruzano de la Cultura. Colección Bicentenario-Centenario. Veracruz, Veracruz, México. 358 p.
Wikipedia. 2024. Felipe Ángeles. Wikipedia. La enciclopedia libre. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_%C3%81ngeles.

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