Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía Texcoco, Estado de México
En 1492, 1493, 1498 y 1502, años de los cuatro viajes de Cristóbal Colón de Europa al actual archipiélago de las ’Antillas’ (nombre derivado de ’ante-indias’ porque en ese entonces se pensó que estas islas estaban antes de llegar a las Indias Orientales), no existía ningún país en el hoy Continente Americano. No existía México, no existía Guatemala, El Salvador, Panamá, Colombia, Ecuador, Argentina, etcétera.
Parecería estulto y ofensivo para muchos lectores iniciar este escrito puntualizando esto, pero realmente no lo es porque sigue habiendo en nuestro país otros más, muchos, muchísimos, que se rasgan las vestiduras y se dan golpes de pecho afirmando que ’los españoles vinieron a conquistar México’.
NUEVA ESPAÑA
Ya establecidos los españoles en la hoy isla de Cuba (antes isla Fernandina), de acuerdo con Amaya (1958), el 1° de mayo de 1518 zarpó Juan de Grijalva de esta isla y a los cuatro días desembarcó en la isla de Cozumel, se dirigió al sur hasta la bahía de La Ascensión; luego, bordeó la península de Yucatán hasta Campeche, tuvo enfrentamientos sangrientos con los nativos y llegando el 31 del mismo mes a Puerto Deseado o Escondido, en la Laguna de Términos. A esta región la llamó Grijalva Nueva España.
Pasaron los años y después de la llamada ’Noche Triste’, nombre que no les agrada a los muchos nacionalistas, patriotas y defensores de los hoy denominados ’pueblos originarios’, Hernán Cortés de Monroy y Pizarro sometió al pueblo de Tepeaca y lo convirtió en su centro de operaciones temporales, llamándole villa de Segura de la Frontera. Afirma el mismo Amaya (1958) que, desde esta población, el 30 de octubre de 1520 le escribió Cortés a Carlos V su Segunda Carta de Relación; y en el penúltimo párrafo sugiere darles a estas tierras el nombre de Nueva España del Mar Océano.
Un paréntesis breve para describir qué había en esta parte del mundo cuando llegaron los españoles: Primero, la historia precolombina de lo que ahora llamamos México está dividida en tres periodos: Preclásico, del año 2300 a. de C. al año cero, con la cultura olmeca como la determinante; Clásico, del año cero al 900 d. de C., con las culturas teotihuacana y maya como sus representativas; y Postclásico, del año 900 a 1521, con las culturas tolteca y mexica como las mayores. Alrededor de estas dos últimas se desarrollaban las siguientes culturas menores: mixtecos, zapotecos, totonacas, tarascos y huastecos (Herrera, 2018). Además, había numerosos poblados. Y todas estas culturas y poblaciones estaban sojuzgadas por los mexicas.
Segundo, en este mosaico, los tlaxcaltecas, enemigos acérrimos e irreconciliables de los mexicas, ocupaban un lugar aparte. Durante las guerras de ’conquista’ o de ’emancipación’, de 1519 a 1521, este pueblo, junto con buena parte de texcocanos y de los totonacas, al lado de los muy pocos españoles, jugaron un papel militar determinante para derrotar a los mexicas.
Ya había, pues, en la parte central de Mesoamérica, numerosas culturas que ocupaban territorios con independencia sociopolítica y económica entre sí, y cada pueblo llamaba a su territorio de una manera propia; lo único que en este sentido tenían en común era su sometimiento a los mexicas. Los mexicas llamaban a la parte central de su territorio ’Anáhuac’ y a su ciudad ’México Tenochtitlan’. Se escucharía originalmente como ’Meshico’ hasta castellanizarse con ’j’ para oírse como México.
Esta condición no permitía conformar una sola unidad, nación, reino o imperio; y, mucho menos, un único país. Muy lejos quedaban todavía los Estados Unidos Mexicanos. Es más, nadie entonces ni siquiera lo soñaba.
Finalmente, los mexicas fueron ’conquistados’ por Cortes y sus huestes (así todavía lo afirma la historia oficial) y a partir de 1521 empezaron las ’expediciones tierras adentro’. De esta forma, los diferentes pueblos y culturas, así como los territorios explorados, paulatinamente se fueron incorporando a un nuevo orden sociopolítico y administración. Se establecieron entonces las ’Audiencias’ como primeras organizaciones administrativas del gran territorio que se abría a los españoles.
Sin embargo, los conceptos de regiones y división territorial eran en esos tiempos imprecisos y dependían más de las formas de ocupación de los enormes territorios que de una delimitación clara y premeditada. Las conquistas, los avances militares y la actividad evangelizadora de los frailes en las zonas más pobladas, así como las capitulaciones de la Corona, empezaban a darle un nuevo principio de orden a este ’nuevo mundo’. Fue originalmente alrededor de la Primera y Segunda Audiencias que se fue integrando una nueva unidad sociopolítica, económica y territorial. Finalmente, el 8 de marzo de 1535 se crea de forma oficial el Virreinato de Nueva España; luego, el 17 de abril del mismo año es nombrado su primer virrey, don Antonio de Mendoza y Pacheco, quien llegó a estas tierras hasta octubre del citado año.
Este virreinato fue una entidad territorial integrante del Imperio Español, establecido por la monarquía hispánica como un territorio de ultramar. Nunca fue una colonia ¡Fue un virreinato! Y en su máxima expansión abarcaba lo que actualmente es México, los actuales estados estadounidenses de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Florida y partes de Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma y Luisiana; así como la parte suroeste de la Columbia Británica de Canadá; la Capitanía General de Guatemala (que incluía los actuales países de Guatemala, el estado de Chiapas, Belice, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Nicaragua); más la Capitanía General de Cuba (actuales Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Trinidad y Tobago y Guadalupe); la Provincia de Venezuela; y, finalmente, la Capitanía General de Filipinas, (comprendiendo las Filipinas, las islas Carolinas y las islas Marianas, en el océano Pacífico). Además, de 1626 a 1642, abarcó el norte de la isla de Taiwán.
Nueva España fue entonces el primer nombre que recibió esta gran unidad territorial en la que se incluía el territorio de lo que en el futuro sería nuestro país.
DE LA AMÉRICA SEPTENTRIONAL AL PRIMER IMPERIO
El Virreinato duró casi tres siglos. Sin entrar en detalles, la historia oficial nos cuenta que en septiembre de 1810 estalló la Guerra de Independencia capitaneada por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, principalmente. Luego, acontecen la toma de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, las batallas del Cerro de Las Cruces y de San Jerónimo Aculco, el Puente de Calderón y otras; después la huida al norte, la captura en Chihuahua y entre junio y julio de1811 son fusilados Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez.
Después de esos fusilamientos, Ignacio López Rayón crea en agosto de 1811 la Suprema Junta Gubernativa de América o ’Junta de Zitácuaro’, que mantuvo unido el movimiento y cuya finalidad fue promulgar una constitución; pero debido al acoso del general Félix María Calleja fracasó y terminó disolviéndose en 1813.
El 13 de septiembre de 1813, a instancia de José María Morelos, se instala en Chilpancingo, en el hoy estado de Guerrero, el ’Congreso de Anáhuac’; al siguiente día, en su primera sesión, Morelos dio lectura a un documento titulado Sentimientos de la Nación, el cual contenía su ideario político. Era prioridad de este Congreso promulgar un acta que le diera sustento jurídico-legal y dirección al movimiento, para que no fuera nada más como el levantamiento de Hidalga, el cual sólo derivo derivó en masacres, como la de la Alhóndiga de Granaditas, y en batallas muy sangrientas.
Este Congreso redactó el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional (se anexa), primer documento legal donde se proclamaba la separación de Nueva España con respecto a la metrópoli española; y la cual fue firmada el 6 de noviembre de 1813 por los diputados asistentes a dicho Congreso.
Posteriormente, los diputados iniciaron la redacción de la Constitución Política de la Nación, pero por las presiones del ejército realista, el Congreso peregrinó por varios lugares hasta establecerse en Apatzingán, en el hoy estado de Michoacán. En este lugar redactaron el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana o Constitución de Apatzingán, que fue sancionado el sábado 22 de octubre de 1814 en sesión pública, el domingo 23 el Congreso publicó una exposición de motivos de éste. El lunes 24 se leyó públicamente la Constitución en una misa de acción de gracias, luego del evangelio; le siguió un sermón y acabada la misa se procedió a la jura de dicho Decreto Constitucional por parte de todos los funcionarios, eclesiásticos, oficiales y vecinos de quince años para arriba.
Para algunos autores esta Constitución no fue aplicada y no tuvo validez, para otros sí, ya que sólo tuvo vigencia para las fuerzas insurgentes y los territorios que llegaron a controlar efímeramente durante el transcurso de la Guerra de Independencia.
A causa de la persecución de las tropas de Félix María Calleja, el gobierno constituido al amparo de esta Constitución se trasladaba a Tehuacán custodiado por Morelos, pero el 5 de noviembre de 1815 fue interceptado el Temalaca (Puebla) por fuerzas realistas al mando del coronel Manuel de la Concha. El congreso logró huir gracias Nicolás Bravo, pero Morelos fue capturado y entregado a Calleja el 13 de noviembre siguiente.
Ese mismo día el Congreso nombró a Ignacio Alas como vocal del Supremo Gobierno en sustitución de Morelos; y el general Manuel Mier y Terán quedó a cargo de custodiarlo; sin embargo, éste último, ante el avance realista, el 15 de diciembre de 1815 lo disolvió sustituyéndolo por una Junta Militar dirigida por él mismo, la cual no recibió el respaldo de muchos jefes insurgentes, por lo que esta junta desapareció casi de inmediato. La disolución del Congreso y la desaparición de los otros dos poderes fue el fin de la Constitución de Apatzingán. El 22 de diciembre Morelos fue fusilado en Ecatepec, sellando así esta etapa de la Guerra de Independencia.
Recapitulando: en este periodo, hubo tres nombres para el territorio que hoy coloquialmente llamamos México; dos, propuestos por los independentistas: América Septentrional y América Mexicana; y, para la Corona Españolas, las autoridades virreinales y la gran mayoría de la población, continuaba llamándose Nueva España.
A la muerte de Morelos quedaron pocos caudillos insurgentes dispersos y aislados: Vicente Guerrero en el sur, Guadalupe Victoria en el camino de Veracruz a México, Nicolás Bravo en la costa veracruzana, Torres en El Bajío y Pedro Moreno en Guanajuato. Ellos mantuvieron vivo el ideal de independencia. El 15 de abril de 1817 llega a Nueva España el militar español Francisco Javier Mina con la intensión de adherirse al movimiento independentista. Lo logra, pero es derrotado y fusilado por los realistas el 11 de noviembre del mismo año.
En enero de 1820 hay un levantamiento en España y en marzo del mismo año el rey Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de Cádiz de 1812, constitución de corte liberal. Esta constitución afectaba los intereses del alto clero y las clases altas en todo el Imperio Español, incluidos sus virreinatos. En consecuencia, aquí, en Nueva España, grupos de las élites del clero, la burguesía y el ejército, conspiraron para apoderarse del movimiento independentista y separarse de España para evitar que aquí se aplicara dicha constitución. Designaron entonces al coronel Agustín de Iturbide para pactar con Vicente Guerrero, principal líder independista.
La historia oficial en esta etapa narra las cartas entre Iturbide y Guerrero, el abrazo de Acatempan, el Ejército Trigarante y otros hechos. Lo importante aquí fue el plan de Iturbide conocida popularmente como el ’Plan de Iguala’, cuyo verdadero nombre es Plan de Independencia de la América Septentrional, documento político proclamado por Agustín de Iturbide el 24 de febrero de 1821 en la ciudad de Iguala; y en el cual se declaraba a Nueva España como país soberano e independiente.
Después, el 24 de agosto se lleva a cabo la firma de los Tratados de Córdoba, el 27 de septiembre entra triunfante a la Ciudad de México el Ejército Trigarante; y el 28 de septiembre de 1821 los integrantes de la Junta Provisional Gubernativa, instalada y congregada en esta capital, redactan, decretan y pronuncian el Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
Recapitulando: Iturbide, en su plan de independencia, retoma el nombre para este territorio propuesto por el Congreso de Anáhuac en 1813, América Septentrional; pero, al momento de redactarse el Acta de Independencia, se adopta el nombre de Imperio Mexicano, figura que muchos autores no reconocen que existió, pero de facto sí existió. Por otra parte, hasta este momento, en las proclamas, arengas y discursos, los líderes se dirigían al pueblo llamándolos ’americanos’ o habitantes de Nueva España, raramente como ’mexicanos’.
Y LLEGAMOS A LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Por la noche del día 18 de mayo de 1822 el sargento Pio Marcha y el coronel Epitacio Sánchez, leales a Iturbide, salieron a las calles gritando ’Viva Agustín I, emperador de México’, y pronto se les une una chusma que los secundaba; al día siguiente el ejército presionó al Congreso para que nombrara a Iturbide emperador. En esta sesión, con los diputados iturbidistas y algunos pocos de otras corrientes, ya que los opositores no se presentaron, con 67 votos a favor, 15 en contra y 74 abstenciones, se declaró emperador a Agustín de Iturbide como Agustín I, y fue coronado el 21 de julio siguiente.
El Congreso siguió reuniéndose hasta el 31 de octubre, día en el que Iturbide lo disolvió. En este escenario, los generales Felipe de la Garza, Antonio López de Santa Anna, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria, se declararon en rebeldía en diversos lugares del territorio enarbolando ideales republicanos.
El 1° de febrero de 1823 Santa Anna proclamó el Plan de Casa Mata, con la intención de reinstalar el Congreso, declarar nulo el imperio y desconocer a Iturbide como emperador. A este plan se unieron Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y jefes del ejército imperial como José Antonio de Echávarri, Luis Cortázar y Rábago y José María Lobato.
Hubo algunas batallas en las que perdieron las tropas imperialistas e Iturbide tuvo que reinstalar el Congreso; luego, éste, declaró nula su coronación, por lo que Iturbide abdica el 19 de marzo, hechos que el Congreso no discutió porque consideró que el gobierno imperial fue nulo y también nulas las disposiciones emanadas de éste. Agustín de Iturbide entonces se exilia en Italia. No obstante, los iturbidistas pugnaban por el retorno de Iturbide, entonces el Congreso lo declaró fuera de la ley y que sería pasado por las armas si retornaba a México. Iturbide, desconociendo estas declaraciones regresó al país por Soto la Marina, Tamaulipas, fue capturado y el 19 de julio de 1824 fue fusilado en Padilla, también en Tamaulipas.
Reestablecido el Congreso, el 31 de enero de 1824 expide el Acta Constitutiva de la Federación; luego, con base en ésta, el 1° de abril, inicia los trabajos para la elaboración de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, conocida también como Constitución de 1824 o Pacto Federal.
Finalmente, el 3 de octubre del mismo año, el Congreso de la Unión aprobó y expidió esta Constitución; al día siguiente, 4 de octubre, fue proclamada solemnemente, el día 5 fue promulgada y el día 8 fue juramentada por el presidente (general Guadalupe Victoria) y el vicepresidente del Supremo Poder Ejecutivo. Este fue el documento en el que se ratificó la forma de gobierno de nuestra patria, la división del poder en legislativo, ejecutivo y judicial; su división y la extensión de su territorio. Además, fue en el que se definió el nombre oficial de nuestra nación: Estados Unidos Mexicanos; esta Acta fue el documento histórico que contuvo, ante todo el mundo, las disposiciones legales que le permitieron a nuestra patria, jurídicamente, ser un país libre, autónomo e independiente.
EL CAÓTICO DECIMONÓNICO SIGLO
Los desacuerdos no terminaron con la proclamación de esta Constitución, el alto clero, los centralistas, los conservadores, orquestaron asonadas, golpes de estado y todo tipo de acciones tendientes a desestabilizar al gobierno federal y cambiar dicha constitución. Siendo así, el 30 de diciembre de 1836, el presidente interino José Justo Corro, de ideas conservadoras publicó las Siete Leyes Constitucionales, las cuales eran de tendencia centralista. Con arreglo a esas leyes, fue declarado como presidente de la República Anastasio Bustamante, la República dejó de ser federalista y los estados pasaron a ser departamentos dependientes del centro suprimiéndose las legislaturas locales. Luego, el 1° de enero de 1837 fue jurada esa constitución; y con base en ella, se creó el ’Poder Conservador’, al que se sometieron los otros tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), se concedieron poderes omnímodos al presidente y se aumentó a ocho años el período presidencial. De esta manera el centralismo rigió en México por casi diez años, primero fundado en las Siete Leyes (de 1836 a 1841) y a continuación sustentado por las Bases Orgánicas (de 1841 a 1846).
Las consecuencias históricas de este cambio (de régimen federal a centralista), fueron desastrosas para nuestra nación. Solamente se mencionará que dio la pauta para que los colonos de la Provincia de Los Tejas iniciaran una guerra y se independizaran de nuestra patria. Y los resultados finales ya son conocidos: los Estados Unidos de América provocan una guerra en 1846 que se prolonga hasta el año siguiente y se pierde más de la mitad del territorio nacional, formalizándose esa pérdida el 2 de febrero de 1848 mediante la firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo.
A causa de las derrotas, Santa Anna huye de México, pero regresa y establece una dictadura. Durante ésta, se crea el Partido Conservador y se forma un grupo poderoso conocido como ’Partido Militar Santanista’. Sin embargo, los generales Juan Álvarez e Ignacio Comonfort, mediante el Plan de Ayutla, logran deponer a Santa Anna, quien huye nuevamente al extranjero.
Juan Álvarez ocupa la presidencia interinamente y durante su mandato, el 17 de octubre de 1855, convoca a un Congreso Constituyente, el cual se instala el 18 de febrero de 1856, cuando ya había renunciado y ocupado la presidencia Ignacio Comonfort. Los trabajos de este congreso culminaron el 5 de febrero de 1857 con la proclamación y jura de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos o Constitución Política de la República Mexicana de 1857, primera constitución de corte enteramente liberal en México, y la cual entró en vigor el 16 de septiembre del mismo año.
En esta Constitución se le llama al país República Mexicana, pero en su texto se reitera que el nombre oficial de la nación es Estados Unidos Mexicanos. En esta Constitución se reestablece un sistema de gobierno federal, se ratificaron las leyes Juárez y Lerdo, se insistió en la división del poder en legislativo, ejecutivo y judicial; además, se incluyó la educación laica y la libertad de cultos, entre otras disposiciones.
Por el corte liberal de esta constitución, el arzobispo de México, Pelagio Antonio Labastida Dávalos, conservador a ultranza, la condenó y ordenó se les negaran los santos sacramentos a quienes la jurasen. Además, los conservadores, apoyados por el alto clero, reaccionaron violentamente y emitieron el Plan de Tacubaya, iniciando al poco tiempo una lucha intestina que en la historia se conocería como la ’Guerra de Reforma’ o la ’Guerra de Los Tres Años’.
Efectivamente, el 17 de diciembre de 1857, el general conservador Félix Zuloaga, comandante de las tropas acantonadas en el pueblo de Tacubaya, Distrito Federal, en acuerdo con el alto clero y demás grupos conservadores, proclaman el Plan de Tacubaya, encaminado a derogar la Constitución de 1857, por considerarla radical y ’no expresiva de los deseos del pueblo’. Uno de los compromisos de Zuloaga era convocar a un nuevo congreso para formular y expedir una carta magna de tinte conservador. Este plan estuvo auspiciado por el presidente Comonfort quien traicionando sus principios liberales se unió a los conservadores y desde el día 11 de este mismo mes había disuelto el Congreso. Pero el día 21 de enero de 1858, Comonfort fue derrocado por Zuloaga, quien al siguiente día tomó el poder.
Fue con estas acciones que prácticamente inicia la Guerra de Reforma, la cual terminaría luego de casi tres años de luchas intestinas al ser derrotado el general conservador Miguel Miramón el 22 de diciembre de 1860 en la Batalla de Calpulalpan, Estado de Méjico.
A pesar de la derrota infringida a los conservadores, éstos, apoyados por el alto clero, se constituyen en guerrillas y se dedican al saqueo y el asesinato, como los de Melchor Ocampo, Santos Degollado y otros republicanos.
Después, entre diciembre de 1861 y enero de 1862, llegan al puerto de Veracruz las fuerzas españolas, inglesas y francesas para reclamar deudas externas que tenía nuestro país con esas naciones. Y la historia continua: se llevan a cabo los Tratados de la Soledad, ocurre la Batalla del 5 de mayo de 1862, unos conservadores se dirigen al Castillo de Miramar en Italia y convencen a Maximiliano de Habsburgo para que gobierne el país, se instaura Imperio Mexicano (el segundo imperio, el primero fue el de Iturbide); se desarrolla la Segunda Guerra de Intervención Francesa y contra el Imperio, la cual concluyó el 19 de junio de 1867 con el fusilamiento de Maximiliano, de los generales Miramón, Tomás Mejía y de otros oficiales más. De esta forma se restaura la República y el federalismo se revive.
En este periodo aparecen documentos en todo el mundo, incluso oficiales, en donde el nombre de nuestro país se escribe indistintamente con ’j’ o con ’x’: Méjico o México, y se aceptan; además, se le llama a la nación República Mexicana, de aquí que durante la guerra contra los franceses y los imperialistas a las fuerzas armadas encabezadas por Benito Juárez se les llame ’republicanas’ y a las del imperio de Maximiliano ’imperialistas’ o conservadoras. Sobre este segundo imperio, los republicanos en su momento no lo reconocieron; y ahora, al igual que con el imperio de Iturbide, muchos autores no reconocen su existencia legal, pero de igual manera, existió de facto.
EN LOS SIGLOS XX Y XXI
Así se llegó al Porfiriato y a la Revolución Mexicana. En las postrimerías de este movimiento armado, Venustiano Carranza, convoca a un Congreso Constituyente, que culmina el 5 de febrero de 1917 con la promulgación, en la Ciudad de México, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, conocida también como Constitución de 1917 o Carta Magna, la cual entró en vigor el 1° de mayo de 1917 y es la que aún nos rige y está posiblemente a punto de ser drásticamente modificada.
Cabe apuntar aquí que, en las discusiones de los congresistas, el 11 de noviembre de 1916, la Comisión de Reformas a la Constitución propuso cambiar el nombre oficial del país de Estados Unidos Mexicanos a República Mexicana. Tras un breve debate, el 12 de diciembre del mismo año con una votación de 108 en contra y 57 a favor, el Congreso Constituyente ratificó que el nombre oficial de la República sería Estados Unidos Mexicanos.
Esta Constitución, a pesar de la oposición de Carranza, reformó a la Constitución de 1857 con ideas progresistas, por lo que fue considerada como la primera constitución en el mundo de corte social. Es en este importante documento que se reafirma nuevamente el federalismo (el Pacto Federal) y la división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial, con independencia entre ellos, para evitar la concentración del poder en la persona del ejecutivo y que ésta no influyera en el legislativo y el judicial, ya sea abierta, expresa y/o textualmente, o de manera soterrada por su influencia.
Varios artículos de esta Constitución, por las circunstancias sociopolíticas y económicas en el transcurrir del tiempo, han sido modificados; pero con respecto al nombre, no hubo propuestas sino hasta casi un siglo después. El 23 de noviembre de 2012, apareció una nota del diario El Universal con el siguiente encabezado: ’Calderón propone cambiar nombre al país a sólo México’. De acuerdo con la noticia, esta pretensión la había anunciado el presidente Felipe Calderón el día anterior. En La Jornada para ampliar la información sobre esta iniciativa, en la primera plana se leía: ’De salida, Calderón quiere modificar el nombre del país’. Más abajo, estaban las siguientes tres anotaciones: ’Envía iniciativa; una sola palabra es más ’sonora y hermosa’, arguye’; ’PRI: hay temas más relevantes que ese; es otra ocurrencia: izquierda’; y ’El Presidente muestra ignorancia sobre el pacto federal: académicos’. Esta iniciativa no fue discutida y el nombre de nuestro país sigue siendo el de Estados Unidos Mexicanos.
Últimamente, a propuesta del ejecutivo (obvio que asesorado por un equipo), ha aparecido en los medios masivos de comunicación convencionales y, sobre todo, en las redes de Internet, la propuesta de una nueva constitución política, en la que se plantean cambios ideológicos de fondo al sistema sociopolítico y económico del país; así como en las relaciones del gobierno con la ciudadanía. Con respecto al nombre, se propone que nuestra patria se llame ’República Federal y Pluricultural de México’.
Todas las constituciones aquí mencionadas, me refiero a la de 1917 y las anteriores, así como también los demás documentas aquí señalados, tuvieron y tienen un fundamento ideológico e histórico; amén de que les costaron la vida a miles de compatriotas y –por usar una expresión coloquial– ’costaron muchos litros de sangre derramados’. Pareciera que estos sacrificios son ahora olvidados. No podemos decir que la Constitución de 1917 sea perfecta, pero sí afirmar que es perfectible. Tal vez sería válido trabajar sin consignas en el camino hacia su perfectibilidad.
FUENTES DE INFORMACIÓN
Amaya T., J. 1958. Atlas Mexicano de la Conquista. Historia geográfica en 40 cartas. Fondo de Cultura Económica. México, D.F. 32 p. y 40 mapas.
Archivo General de la Nación. 2016. AGN Recuerda la Constitución de Apatzingán. Archivo General de la Nación. Gobierno de México. Disponible en: https://www.gob.mx/agn/articulos/agnrecuerda-la-constitucion-de-apatzingan
Castro S., G.M. 2023. Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Pasajes de la historia 1803 – 1821. Editado por Guillermo Maximino Castro Solórzano. Ciudad de México. 115 p.
Herrera P., M. 2018. Historia de México en mapas conceptuales. Editado por Mario Herrera Pineda. Lomas de Cristo, Texcoco, México. 336 p.
Huerta P., R.A. 2010. Efemérides de los Estados Unidos Mexicanos. Instituto Veracruzano de Cultura. Colección Bicentenario-Centenario. Veracruz, Veracruz, México. 358 p.
Miranda B., Á. 1967. La Evolución de México. Curso Completo Abreviado para las Escuelas Secundarias. Editorial Herrero, S.A. México, D.F. 454 p.
Orden Jurídico Nacional. s.f. Acta Solemne de la declaración de la independencia de la América septentrional. Orden Jurídico Nacional. Acta. Disponible en: chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/ACTA.pdf
Riva P., V. 1981. México a Través de los Siglos. Decimoséptima edición. Editorial Cumbre, S.A. México, D.F. Tomo Tercero. pp. 227-231.
Secretaría de Cultura. 2017. Dictamen del Constituyente a los artículos 5°, 6° y 8°. Se ratifica el nombre de Estados Unidos Mexicanos. Secretaría de Cultura. Disponible en: https://www.cultura.gob.mx/centenario-constitucion/?numero=454#:~:text=Despu%C3%A9s%20se%20retom%C3%B3%20la%20propuesta,por%20el%20de%20Rep%C3%BAblica%20Mexicana.
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Wikipedia. 2024. Constitución de Apatzingán. Wikipedia. La enciclopedia libre. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Apatzing%C3%A1n
Wikipedia. 2024. Virreinato de Nueva España. Wikipedia. La enciclopedia libre. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Virreinato_de_Nueva_Espa%C3%B1a
Anexo: Me parece interesante que los lectores conozcan el texto del Acta Solemne de la Declaración de la Independencia de la América Septentrional, texto transcrito tal como fue redactado en aquel año d 1813:
ACTA SOLEMNE
De la declaración de la independencia de la América septentrional.
El congreso de Anahuac legítimamente instalado en la ciudad de Chilpantzingo de la America septentrional por las provincias de ella: declara solemnemente, á presencia del Sr. Dios, arbitro moderador de los imperios y autor de la sociedad, que los da y los quita segun los designios inescrutables de su providencia, que por las presentes circunstancias de la Europa ha recobrado el exercicio de su soberanía usurpado: que en tal concepto queda rota para siempre jamas, y disuelta la dependencia del trono español: que es arbitro para establecer las leyes que le convengan para el mejor arreglo y felicidad interior, para hacer la guerra y paz, y establecer alianzas con los monarcas y republicas del antiguo continente; no menos que para celebrar concordatos con el sumo Pontífice romano, para el regimen de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, y mandar embaxadores y cónsules: que no profesa ni reconoce otra religion mas que la católica, ni permitirá ni tolerará el uso público ni secreto de otra alguna: que protegerá con todo supoder, y velará sobre la pureza de la fé y de sus dogmas, y conservacion de los cuerpos regulares: declara por reo de alta traycion á todo el que se oponga directa ó indirectamente á su independencia, ya protegiendo á los europeos opresores, de obra, palabra ó por escrito, ya negándose á contribuir con los gastos, subsidios y pensiones, para continuar la guerra, hasta que su independencia sea conocida por las naciones extrangeras; reservandose al congreso presentar á ellas por medio de una nota ministerial, que circulará por todos los gabinetes, el manifiesto de sus quejas y justicia de esta resolucion, reconocida ya por la Europa misma.
Dado en el palacio nacional de Chilpancingo á 6 dias del mes de Noviembre de 1813 años.— Lic. Andrés Quintana Vice-presidente Lic. Ignacio Rayon.— Lic. José Manuel de Herrera.— Lic. Cárlos Maria Bustamante.— Dr. José Sixto Berdusco.— José María Liceaga.— Lic. Cornelio Ortiz de Zárate, Secretario.
En la Imprenta Nacional del Sur