De ADICTO a Adicto

El alcoholismo: Perra enfermedad, maldita perversa del alma

El alcoholismo: Perra enfermedad, maldita perversa del alma


Salud
Noviembre 23, 2021 13:49 hrs.
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Ernesto Salayandía García › Divergencias Informativa

¿Es genética?
Está comprobado científicamente, que los hijos de padres alcohólicos, nacen predispuestos a adquirir la enfermedad, claro, que en su conjunto son infinidad de factores para que la maldición caiga en los hijos, nietos....

Esta enfermedad, la mía, es cruel, ya la llamo, ’La Saliva del Diablo’, es mental, física, emocional, espiritual y tiene mucho que ver en la personalidad del individuo, por supuesto, que es contagiosa, muchos quieren salir del pantano de arenas movedizas, pero no pueden, otros, militan en los grupos de autoayuda, pero viven sufriendo en borrachera seca y dando un infierno a la familia, debido a las conductas toxicas que no corrigen, el alcohólico, nace y se hace en su hogar disfuncional, se intoxica con cerveza a diario, olvidándose, de que la espumosa, la cerveza, es una droga y el alcohol, es la droga de mayor consumo en el mundo y la que más muertes causa, muchos, creen que es un resfriado, a la larga, brotan los daños al hígado, corazón, pulmones, cerebro y el drogadicto, el alcohólico, se convierte en un parasito sumamente enfermo, negado hasta las cachas, no acepta ni quiere ayuda, soy tan soberbio que creo que yo puedo solo, como si fuera un resfriado.

La enfermedad se trasmite de una generación a otra
La tendencia de las hijas de un padre borracho, toxico, mediocre, es que busque a su papa atravesó de sus novios, habrán de encontrarlos, celosos empedernidos, controladores, manipuladores, austeros en la comunicación, tipos raros llenos de conductas toxicas, que no harán otra cosa más que revivir lo que vivieron con su padre, un maldito infierno, cometerán los mismos errores de la mamá, que como esposa de un alcohólico, aprende a ser neurótica, a vivir con ansiedad, a sentir que ella tiñe el control, pero no es más que un juego emocional, son estas niñas, en muchos casos, las candidatas al fracaso, casos, como niñas madres o madres solteras, entran, tarde que temprano a la incertidumbre que construye un alcohólico, crecerán inseguras, con la autoestima híper baja, víctimas de los trastornos alimenticios, será unas codependientes con todas las manifestaciones de una vida, disfuncional, triste es, pero habrán de vivir su propia experiencia, con un alto riesgo por convertirse en alcohólicas o adictas a cualquier sustancia o conducta toxica, el alcohólico.

Se roba el destino de sus hijos, los daña severamente en lo físico, lo mental, lo emocional y lo espiritual, paga sus facturas cuando sus hijos son drogadictos, maniacodepresivos y no son libres, no salen, como el padre, de la mediocridad y esta triste historia, se repite, una y otra vez.

El alcoholismo es un detonador de emociones
Un padre alcohólico, siembra de miedos e incertidumbre a sus hijos, los hace mentirosos, indecisos, endebles, tristes, maniaco depresivos, mecha corta, viven la vida en blanco y negro, son los niños de hombros caídos, cara apagada, fórmales, indecisos, confundidos, solitarios, son niños, que cuando entra la sustancia a su cuerpo es como si fuera, arrullo al alma, son estos niños, los que se prenden de la botella, no pueden dejar de sustanciarse, están llenos de resentimiento, son niños, con profundas heridas del alma, que no han podido sanar y es ahí la complejidad de esta enfermedad que entre más consume, más te hundes y no se ve la luz en el túnel de la oscuridad, es muy fácil caer en el hoyo, pero qué difícil es salir del infierno, yo me volví loco, lo perdí todo.

La droga me robo, el sano juicio, me despojo de mi familia, me arrebato mi paz interna, yo me drogaba para vivir y vivía para drogarme, me corrieron de mi trabajo, tuve que vivir mi propia experiencia y celebro mis primero 22 años, libre de sustancias, libre de dolor y de sufrimiento, recupere a Ernesto, a mi familia, gracias a Dios, cumplimos 28 años de casados, me vida cambió radicalmente cuando empecé a recuperarme, a trabajar en mí. Solo por hoy GaD

Alcohol y drogas: sentencia de muerte
Una noche, como muchas otras, sufría de desesperación por no poder respirar bien, tenía dificultad al inhalar oxigeno debido a que mis fosas nasales estaban completamente taponadas, secas, con costras de cocaína, mi quijada, entumida, enclochada como mis manos y brazos, desesperado, me eche gotas para la nariz, drogado me fui a la estufa y puse una hoya con agua y Vick Vaporru, lo jale, una y otra vez por la nariz, sin lograr mayores resultados, me unte vaselina, me puse gotas para los ojos y nada, guitas para la nariz, y nada , no podía respirar debido a los enormes tapones de mucosidad en mis orificios nasales, secos, por la porquería, generándome dolor en el tabique y una enorme frustración por no poder respirar.-

Puedes visualizar mi recamara, la de un borracho drogadicto, maniaco depresivo, ropa sucia tirada por todos los, ceniceros desbordando cenizas y colillas de cigarros, papel de baño, clínex, calzones, calcetines, imprentados de mocos con sangre, me sonaba la nariz con las sabanas, fundas, con cualquier cosa, me daba pereza levantarme al baño, puedes ver, los vasos medios llenos, medios vacíos, platos, cubiertos, tasas, sucios, y mucha basura, por supuesto, el cuarto olía a los mil demonios y yo, pasaba ahí hasta cinco días sin salir, sin bañarme, fumando y bebiendo, periqueando e inyectándome a cada momento, tres miligramos de morfina sintética, ahí estaba hundido en depresión, sin fuerzas, atrapado por la maldita rutina de sustanciarme, de trágame un mundo de pastillas antidepresivas, no hubo poder humano que me sacara de ese infierno, no podía parar, recuerdo, que después de días de abstinencia, que los tuve, yo lloraba cada vez que inhalaba el primer pase de esa noche, porque sabía perfectamente lo que venía, la tormenta de las emociones que me secuestraba y se adueñaba de mi vida.- No puedo respirar, voy a morir asfixiado.-

Un adicto, un marihuano muere lentamente
Mi cuerpo agotado, débil, después de haberme chutado la botella de vodka que consumía todos los días, rendido por haber inhalado durante el día y la noche, más de 15 pases de cocaína, asqueado por haberme fumado cerca de tres cajetillas de cigarro, súper drogado por la combinación de morfina y fármacos, por supuesto, atormentado por mi mente enferma, mis pensamientos psicóticos, patológicos, recurrentes, por mi celotipia y mis obsesiones mentales, lo que ahora llamo, secuestrado por la loca de la azotea, así, fue un parte de mi agonía, encerrado en la soledad de mi recamara, con delirios persecución, generando que dos tipos estaban adentro de los conductos del aire acondicionado, yo dormía con cuchillos, oía sus pasos y risas, en las rejillas de las paredes, ponía papel periódico o trapos imprentados de alcohol, les prendía fuego y escuchaba como corrían y yo los perseguía con los cuchillos, queme mi casa cuatro veces, yo o los vi, los escuche y me lleno de miedos.

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