Don Rafael Espinosa López en Pigmalión y La Primavera


Los primeros años y la Revolución Mexicana



Gobierno
Junio 01, 2024 19:44 hrs.
Gobierno ›
Roberto A. Huerta Paniagua / › Divergencias Informativa

Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía Texcoco, Estado de México

Hay muchos personajes de Texcoco, nacidos aquí o avecindados, que aún muchos vecinos, ya añejos, bien recuerdan; y también hay muchos negocios que todavía están en la memoria de los ’viejos’ texcocanos, pero que las nuevas generaciones desconocen, por eso bien vale traerlos al presente para que los conozcan y no se olviden. Es el caso de don Rafael Espinosa López y de su tienda de telas ’La Primavera’.

Rafael Espinosa nació en el barrio de San Sebastián, de esta ciudad de Texcoco, el día 24 de octubre de 1904. Sus padres, don Marcial Espinosa Ramos y doña Albina López Jerez, eran originarios de la ciudad de Puebla. A la edad de seis años, en un lapso de apenas un mes, del 2 de abril al 2 de mayo de 1910, pierde a sus padres. Al padre en la primera fecha y a su madre en la segunda. Eran las vísperas de la Revolución Mexicana; y en septiembre del mimo año estalla la primera etapa de ese movimiento social: la Revolución Maderista.

Al quedar huérfano él y sus hermanos, el hermano mayor, Mateo, se fue a vivir a la Ciudad de México con la tía Chonita; Y aunque los abuelos maternos, don Manuel y doña Rómula, que vivían cerca de su casa, vieron por los niños porque otros parientes les querían quitar las tierras que les había dejado su padre, Rafael y su hermana Juana se hicieron cargo de los cuatro hermanos menores: Marcelo, Lino, Román y Manuela.

Sabemos por la historia que Texcoco no destacó en la Revolución Mexicana como, por ejemplo, Torreón, Zacatecas, Celaya o incluso la propia Ciudad de México. Pero sí que fue un frente de guerra en el que se batieron zapatistas contra maderistas, contra huertistas y finalmente contra los carrancistas. Algunos de los barrios de Texcoco y también los pueblos aledaños, estuvieron ocupados algún tiempo por los zapatistas, luego por los federales, otra vez por los zapatistas y finalmente por los constitucionalistas.

Contaba don Rafael que un día llegó un grupo de zapatistas a su barrio y ocuparon la iglesia de San Sebastián para hacer guardia porque los maderistas iban a invadir Texcoco; y, efectivamente, una noche llegaron los maderistas y se inició una batalla. Decía que subidos él y sus hermanos en la azotea de su casa se asomaban para ver el combate y oían como zumbaban las balas que cerca les pasaban.

Narraba don Rafael que los zapatistas eran unos rateros, que llegaban a los pueblos y se llevaban todo lo que podían. Un día, un general zapatista de apellido Landeros, llegó a su casa a pedir comida y su padre lo recibió bien y le dijo que podía disponer de los alimentos que había en su hogar. El general se fue y regresó después con su tropa a comer. Finalmente se hicieron amigos ese general y su padre.

En 1916, contaba don Rafael: ’…las fuerzas carrancistas entraron a Texcoco y ocuparon varios edificios, entre ellos la iglesia de San Sebastián; y la habilitaron como cuartel. Días después, los zapatistas intentaron retomar la ciudad de Texcoco, pero les salieron a su encuentro los constitucionalistas y se los impidieron. En el camino había muchos bancos de arena y como los soldados andaban de un lado a otro disparando el lugar del encuentro se oscureció por el humo y el polvo. Esa vez hubo muchos muertos zapatistas’.

Una de las cosas que bien recordaba don Rafael es que en cuanto llegaron los carrancistas a Texcoco acabaron con el dinero de cartón de los zapatistas y empezaron a circular las monedas de plata. Juana, la hermana mayor, en ese tiempo hacía tlacoyos para vender y un día Rafael le dijo que iba por plata. Pensaba: ’Los muchachos de Carranza necesitan comer y deben traer plata’. Había como 25 soldados de guardia y a todos les vendió los tlacoyos. Regresó a casa con varias monedas de 25 y 50 centavos y unas grandotas de a peso.

En ese mismo año del 16, cuando Rafael, tenía ya doce años de edad, empezó a vender telas en los pueblos de Texcoco; luego amplió su mercado a los poblados del camino entre la Ciudad de México y Texcoco: Los Reyes Acaquilpan, Chimalhuacán, Chicoloapan, Cuautlalpan, Coatlinchán y otros, incluso vendía telas hasta en Chiconcuac. La mercancía se la proporcionaba a crédito la tía Chonita, quien ya tenía una tienda de telas en la Calle de la Soledad de la Ciudad de México.

Una vez que regresaba de vender sus telas en Chimalhuacán, descansando cerca del puente del Rancho El Tejocote, vio venir un cochecito de esos ’fordcitos’ y le hizo la parada para ver si lo llevaba. Al pasar junto a él el auto se detuvo y su ocupante le dijo que se subiera. Rafael reconoció de inmediato que esa persona era el general Landeros y le dijo: ’Sí mi general’. El general sorprendido le contestó: ’¿Si mi general?, ¿qué, me conoces?’ Rafael colocó su bulto de telas en el fanal del carro, se subió a éste al tiempo que le contaba al general que sí, que él iba a comer a su casa y que se había hecho amigo de su padre, a lo cual el general le confirmó que sí, que eran amigos.

Al pasar por Chapingo, un arriero andaba cuidando unas vacas y el general sacó su pistola y le apuntó; y Rafael le dijo: ’No le vaya a tirar, sólo anda cuidando sus animales’. Al general de seguro le agradó el gesto del joven y entonces le dijo: ’Haber muchacho, te vas a ir conmigo’. Y como Rafael se sentía en sus manos no le quedó más que contestarle que sí. Luego el general le dijo: ’Tengo a mi gente a allá por el Cerro Gordo, cerca de Otumba’.

Llegando a Texcoco y el general se bajó del auto en la tienda de los Enciso a tomarse unos tequilas y le dijo a su chofer que vigilara al muchachito para que no se le fuera, pero Rafael, aprovechando que era domingo y día de plaza, se las ingenió para engañar al conductor, se bajó del auto, desató su bulto de telas y prometiéndole al chofer que no se iba a ir, se ’peló’ hasta las Salinas, que en ese tiempo eran ya puras ruinas. Allí se quedó escondido hasta el otro día. Y qué bueno que fue así, porque después se enteró que los carrancistas habían emboscado al general Landeros y a su gente allá cerca de Otumba y los habían matado a todos.

Finalmente, terminó la Revolución Mexicana y la vida seguía siendo difícil, había que trabajar muy duro. Rafael en esos tiempos formó un grupo musical en el que tocaba el banjo, organizaba bailes populares y además seguía vendiendo telas en los pueblos cercanos a Texcoco.

Recordaba don Rafael que cuando ya tenía 16 años, iba a caballo a Chiconcuac a vender sus telas. Allí ponía un puesto en el piso de una calle en donde acomodaba bien dobladas las telas con sus precios. En ese lugar vendía mucho percal y manta; los cortes costaban entonces dos reales o 25 centavos, pero luego subieron hasta 60 centavos. Por esas fechas recorría varios pueblos de los alrededores vendiendo telas y cuando regresaba a Texcoco y pasaba por el centro de la ciudad, que en ese tiempo carecía de todo: una que otra calle estaba empedrada y la mayoría eran de terracería, no había alumbrado (solamente la calle de la presidencia se alumbraba con lámparas de carburo), no había agua potable ni drenaje; y se decía: ’Si tuviera un puesto en el gobierno mejoraría este pueblo, haría muchas cosas en su beneficio’. Y cuando pasaba por la hoy esquina de las calles Constitución y Morelos, pensaba: ’Me gusta esta casa de la esquina, algún día, cuando tenga dinero me la compraré’.

UNA POSADA NAVIDEÑA EN CHIMALHUACÁN

Mucho le gustaba a Rafael ir a Chimalhuacán a pasear por la laguna. Contaba que el lago era de una belleza exuberante y llegaba hasta la Ciudad de México. Bien se acordaba que en las festividades navideñas de 1926 fue invitado allí a una posada; y como el padrino de arrullada del niño no se había presentado, le pidieron a él que fuera el padrino, y aceptó; pero les dijo que necesitada que alguna joven lo acompañara. Entonces le pidieron a una señorita que vivía cera de la casa que fuera la madrina del niño, y fue la señorita Jovita Gálvez Castro la acompañante, a quien Rafael ya conocía porque le vendía telas tanto a ella como a su familia. A partir de esa celebración, la amistad con la joven se formalizó, se hizo un noviazgo –más por carta que personalmente, como era la costumbre– y el 27 de agosto de 1927 se casan por lo civil y por la iglesia.

La ceremonia, civil y religiosa se celebró en la casa de su cuñado, Juan Gálvez Castro. Fue una ceremonia austera y reservada porque México estaba en plena Guerra Cristera y los templos católicos estaban cerrados. Como buen conocedor de telas, don Rafael recuerda que el vestido de la novia era muy bonito, estaba bordado con perlitas estilo francés; y que además el vestido de la ’pajecito’ de la novia, su sobrina Bertha, fue de la misma tela.

Ya casados, vivieron algunos años en Chimalhuacán. Don Rafael adquirió una casa en ese poblado, se hizo de una camioneta Ford para transportar sus mercancías y abrió un cajón de ropa y telas allí mismo, conocido localmente como el ’cajón de ropa de don Rafael’; además, procreó con su esposa tres hijos, pero enfermaron y se fueron a vivir por un tiempo a la Ciudad de México a la casa de su cuñado Juan Gálvez. Después regresaron a Chimalhuacán, en donde nació su cuarto hijo.

LA CASA EN TEXCOCO

En 1933, don Rafael materializó su primer sueño, compró en Texcoco la casona que estaba en la esquina que años atrás, cuando era muy joven, le había gustado. Esta era una propiedad grande en donde había una casa antigua y unos locales para comercios. La dueña de la casa era la señora María de la Luz León de Mayer (doña Lucecita).

La casa estaba un poco deteriorada, principalmente los techos, por los que tuvo que hacerle algunas mejoras y arreglos; pero concluidos éstos, se trajo a su familia de Chimalhuacán. Y el cajón de ropa en ese poblado se lo dejó a su hermana Juana. En 1936, ya viviendo toda la familia en Texcoco, don Rafael abrió en su nueva propiedad otro cajón de ropa y telas, pero ahora ya con un nombre formalmente registrado de ’La Primavera’.

Originalmente, La Primavera fue una tienda de ropa, principalmente interior, telas, calzado y mercería. Años después fue que se especializó exclusivamente en telas.

A Texcoco, la pareja llegó con cuatro hijos: Marcial, Rafael, Eliseo y María del Carmen, quien falleció muy pequeña. En esta ciudad les nacieron cuatro hijos más: Manuel, María de los Ángeles, Gloria y Jovita. Gloria falleció también muy pequeña.

En 1937, don Rafael fue elegido presidente de la Junta Parroquial de las Fiestas Patronales de San Antonio en esta ciudad. En 1942, fue el presidente y fundador, junto con otros vecinos de Texcoco, de la Unión de Padres de Familia de la Escuela Miguel Hidalgo, actualmente Instituto Hidalgo. En 1945 organizó, junto con otros ciudadanos de la localidad, la Primera Feria Regional y Ganadera de Texcoco, la cual se realizó en las instalaciones de lo que fue el cuartel militar, junto al Palacio Municipal, y en el Jardín Municipal.

En 1950, siendo párroco Aniceto Ramírez, don Rafael colabora en las obras de mantenimiento de la Parroquia de Texcoco; así como de la Capilla del Señor de la Presa en el Molino de Flores; y dona además una fracción de terreno para la construcción de una escuela primaria en el barrio de San Sebastián. Actualmente esa escuela lleva por nombre ’Escuela Primaria 12 de Octubre’.

LA PRESIDENCIA MUNICIPAL

En 1952, cuando era presidente municipal de Texcoco el Ing. José Rodríguez Vallejo, don Rafael fue nombrado Presidente de la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material de Texcoco, y como tesorero de esa Junta se designó al señor Antonio Solorio. Con ese cargo, se iniciaron las obras de construcción del Rastro Municipal y del Mercado San Antonio. Para construir este último, fue necesario comprarles sus propiedades a varias personas que allí vivían; y otras donaron terrenos.

Cabe aquí señalar que buena parte del dinero recabado para la compra de los predios donde se construyó el mercado fue donada por los ganaderos de la Cuenca Lechera de Texcoco.

El mercado se empezó a construir el 15 de mayo de 1953, poniendo la primera piedra el C. Gobernador del Estado de México, el Ing. Salvador Sánchez Colín; y el 18 de febrero de 1954, las obras del mercado quedaron completamente a cargo de don Rafael. Finalmente, el Mercado San Antonio fue inaugurado el 13 de junio de 1954. Sus descendientes sostienen que fue el propio don Rafael Espinosa, siendo Presidente de la Junta de Mejoras, quien sugirió que el mercado llevara el nombre de ’San Antonio’; esto, en contra de lo consignado en algunas fuentes de información en las que se le da el crédito a otro personaje de la política local que por haber estado vinculado con personalidades de los medios masivos de comunicación tuvo más publicidad´. Lo que realmente hizo ese político local fue una ampliación del mercado. Incluso, en este mercado existe aún una placa conmemorativa alusiva a su inauguración en la que aparece el nombre del señor Rafael Espinosa.

En 1954 se concluyeron muchas de las obras iniciadas por esa Junta de Mejoramiento; además, se retomaron los trabajos de pavimentación e introducción del drenaje y agua potable para la ciudad de Texcoco (que incipientemente habían iniciado en algunas pocas calles cuando fue presidente municipal don Clemente Enciso López en la década de los treinta). Y como parte de esa red de agua potable, don Rafael acordó con los pobladores de Santa Catarina del Monte traer el agua entubada desde los manantiales de esa comunidad hasta un depósito de agua en el Barrio de San Sebastián, de donde se abastecía a Texcoco.

Por otra parte, el Ing. Carlos Torales, le propuso y solicitó a esta misma Junta trazar y realizar la carretera Texcoco-México, cruzando el Lago de Texcoco (que hoy es la autopista México-Texcoco vía Lago o vía corta), la cual se concluyó en 1955.

Contaba don Rafael que el trazo de esa carretera lo realizó el propio Ing. Torales y que para hacer la carretera se utilizó mucha piedra. Era una capa de piedra y encima de ésta una de grava y chapopote, luego otra capa más de piedra y otra más también de grava y chapopote.

Continuando en la gubernatura del Estado de México el Ing. Sánchez Colín, don Rafael fue llamado por los dirigentes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado para nombrarlo candidato a la presidencia municipal de Texcoco. Bien recordaba don Rafael que se le dijo: ’Queremos que usted sea el próximo candidato de nuestro partido para la presidencia municipal’. A lo cual don Rafael les argumentó que no era posible por tener mucho trabajo en su negocio. Pero la decisión ya estaba tomada, el señor gobernador estaba muy interesado en que don Rafael fuera el candidato a presidente y sencillamente se le contestó: ’¡N0!, queremos que sea usted nuestro candidato’. Y de los años de 1955 a 1957, después de los comicios, don Rafael Espinosa López fue presidente municipal constitucional de Texcoco.

Durante su gestión se continuaron y concluyeron muchas de las obras iniciadas por la Junta de Mejoramiento. Se iniciaron y finalizaron los trabajos de arreglo y transformación del Jardín Municipal, con la construcción de un kiosco central (en donde actualmente hay una astabandera), dos fuentes en los extremos, una astabandera y otras ornamentaciones. Se puso el alumbrado y el piso de los portales; y se realizaron importantes obras de modernización de la ciudad, como la pavimentación de calles, la construcción de guarniciones y banquetas y la introducción del drenaje y la red de agua potable en varias calles y para muchas casas.

1956 fue un año muy agitado y productivo en la gestión de don Rafael: Se inauguró el Auditorio Netzahualcóyotl en el Centro Escolar del mismo nombre (ese Centro Escolar es una escuela primaria que enorgullece a Texcoco y por la que muchos texcocanos transitamos). El 16 de marzo de ese mismo año se inauguraron también las instalaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), viniendo a la inauguración el entonces Secretario de Salud Pública, el Dr. Guillermo Ortiz Mena; se realizó otra feria más, la Feria del Estado de México, del 6 al 20 de mayo de ese año; además de otras actividades.

Dato curioso con respecto a la inauguración del IMSS fueron los árboles que se plantaron en una de sus áreas verdes, la que ahora colinda con la calle 2 de Marzo, esos árboles son cedros del Líbano, y que en la fotografía uno se distingue a los pies de la comitiva inaugural.

Con respecto a la educación, viendo la necesidad de que hubiera una preparatoria en Texcoco, con la colaboración del Prof. Benjamín Aguilar Talavera y otros vecinos, se promovió la apertura de una escuela de ese nivel educativo. Esa escuela inició sus labores en unos salones que se construyeron en la parte posterior del palacio municipal. Actualmente esa escuela es la hoy EPT (Escuela Preparatoria de Texcoco), que actualmente está ubicada frente al conjunto habitacional Las Vegas en unos terrenos que pertenecían al Rancho El Rosario.

En el año de 1957 se concluyeron las obras de pavimentación de calles; así como las de remodelación del jardín Municipal, se inauguró el kiosco, las fuentes y se develó una placa que a la letra decía:

OBRAS DE PAVIMENTACIÓN
EJECUTADAS POR EL GOBIERNO DEL ESTADO
PAVIMENTO DE CONCRETO 41,750.22 Ms.
BANQUETAS 15,479.01 Ms.
GUARNICIONES 9,563.62 Ms.
COSTO TOTAL $1,977,646.97
CONSTRUIDAS DURANTE LA ADMINISTRACIÓN DEL
C. ING. SALVADOR SÁNCHEZ COLÍN
GOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO
E INAGURADAS EL DÍA DE LA FECHA
POR EL PROPIO MANDATARIO
TEXCOCO, MÉX., 24 DE AGOSTO DE 1957.

Esta placa estaba en el extremo sur del Jardín Municipal y fue una lástima que con el tiempo se ordenara quitarla para hacer unas obras de remodelación de dicho jardín. Sin ese testimonio tangible, la memoria histórica de Texcoco fue minada y a un edil posterior, haciendo remodelaciones, se le adjudicaron obras, y a otros políticos locales más también de las que ni siquiera fueron pioneros o que nunca hicieron; y que realmente los texcocanos se las debemos a la iniciativa de don Rafael Espinosa.

Al respecto, Rodolfo Pulido, Cronista Municipal de Texcoco, reconociendo la labor de don Rafael, deja asentado en sus crónicas, que: ’Texcoco empezaba a agrandarse y a demandar servicios municipales, en el trienio de 1955 - 1957, don Rafael Espinosa logró resolver el problema del Mercado en el Jardín, logró construir el Mercado San Antonio, en el cual logró acomodar a todos los comerciantes’.

Cabe destacar que durante toda su gestión don Rafael estuvo apoyado por su familia. Su esposa, doña Jovita, participaba en la repartición de desayunos escolares a los niños del Centro Escolar Netzahualcóyotl; y los días 6 de enero repartía juguetes a los menores.

Así concluyó su periodo como presidente municipal y pudo materializar el otro de sus sueños: mejorar a esta población. Don Rafael se integra nuevamente a la vida privada, pero sin dejar de hacer obras de beneficencia. Y cabe resaltar antes de continuar que, durante su mandato como presidente municipal, la tienda de telas La Primavera, no dejó de funcionar, la familia, particularmente su esposa, le ayudaban a atenderla.

Pero antes de pasar a otro capítulo es importante resaltar lo siguiente: Como todavía ocurre, muy cerca de la conclusión del periodo presidencial, la presidencia municipal de Texcoco carecía ya de presupuesto y había que pagarles su semana a los albañiles que realizaban aún las múltiples obras de remodelación y modernización que se seguían haciendo en la ciudad, por lo que don Rafael, consciente de las necesidades económicas de sus trabajadores, destinaba parte de los recursos financieros de La Primavera para ese importante fin: pagar los salarios devengados. En consecuencia, La Primavera se descapitalizó y el inventario de mercancías disminuyó drásticamente, por lo que el negocio se vio en serios problemas de viabilidad.

LOS AMIGOS, LA PRIMAVERA Y LA IGLESIA

Recuerda con nostalgia María de los Ángeles, su hija, que, ante ese trance económico, su padre les decía que no se preocuparan, que él iba a ver cómo le hacía pero que la tienda saldría adelante.

Por esos años, don Rafael conoció a unos judíos y a un señor español con los que había trabado buena amistad y vendían telas en la Ciudad de México. Don Rafael fue con ellos, les relató su crítica situación, y ellos le dijeron que se llevara la mercancía que quisiera y que se las pagara como quisiera. Decía don Rafael: ’A esos amigos, Dios me los puso en el camino’.

De esa forma La Primavera se volvió a surtir, y con el acertado trabajo de don Rafael y el apoyo de su familia la tienda salió adelante. Cubrió sus deudas.

A finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado, cambió la división eclesiástica y se modificaron las regiones pastorales en el país y se crea el obispado de Texcoco. El 30 de abril de 1960 el Papa Juan XXIII nombra al primer obispo de Texcoco, Francisco Ferreira y Arreola, y el 18 de octubre de 1960, toma posesión de la nueva diócesis. Don Rafael, de religión y creencias firmemente católicas, junto con una comitiva, organizan un viaje a Durango a conocer al primer obispo de Texcoco y preparar su recepción en esta ciudad. Ya estando aquí el nuevo obispo, don Rafael establece excelentes relaciones con él y en 1962, es nombrado presidente de la Junta Diocesana de Texcoco. Con este cargo, don Rafael promueve la remodelación, parcial, del ex convento franciscano en sus techos, pisos y pintura. Ahora ese ex convento es parte del Conjunto Conventual o Catedralicio de Texcoco, lo que conocemos coloquialmente como ’catedral’.

Las cosas siguen su propio ritmo y los ciclos se cumplen. El 23 de mayo de 1962, fallece doña Jovita Gálvez Castro, la inseparable compañera de don Rafael. Ejemplo de la esposa amorosa, abnegada, pero también responsable y objetiva. Duro golpe para la familia fue, más para don Rafael. Su hija, María de los Ángeles, la recuerda como un pilar fundamental de la familia.

En ese mismo año, don Rafael remodela completamente su propiedad y construye el edificio que aún se encuentra en la esquina de Plaza de la Constitución y Morelos, en donde al año siguiente, 1963, reinaugura la tienda de telas La Primavera ofreciendo ofertas muy atractivas.

Es en mismo año que don Rafael, con un gusto solo equiparable al de Pigmalión, elige y compra 21 maniquíes de yeso y las coloca en los nuevos aparadores del negocio para promocionar sus telas. Su hija, María de los Ángeles, era quien las decoraba ’vistiéndolas’ con cortes de telas que se amoldaban a los esbeltos contornos de esas muñecas. ¡No eran vestidos! Eran las telas colocadas sobre éstas. Lugo, alrededor de 1965 que La Primavera deja de vender ropa y calzado, y dejó también de ser mercería para especializarse en la venta exclusiva de telas.

Continuando con su vida, en 1965, don Rafael, en común acuerdo con sus hermanos, dona lo que fuera la casa paterna en el barrio de San Sebastián a las hermanas Clarisas Sacramentarias para que allí establecieran su convento. Después, en 1968, dona un terreno ubicado en el mismo barrio al Seminario Menor Conciliar de Texcoco (Instituto de Estudios Superiores de Varones), en donde construyen su edificio.

Para esas fechas, el pícaro ingenio de los estudiantes de la entonces Escuela Nacional de Agricultura (ENA), los chapingueros, ya había reparado en las atractivas modelos de La Primavera y se volvió novatada decirles a los alumnos recién ingresados a Chapingo, los ’pelones’ que se arreglaran muy bien porque los iban a llevar a Texcoco a que conocieran a las mujeres más hermosas de esta ciudad. Los novatos, por supuesto, que se arreglaban lo mejor que podían y con lo mejor que tenían y puntuales acudían a la cita con los veteranos para que los trajeran a conocer a dichas bellezas.

Cuenta María de los Ángeles que desde dentro de la tienda veía pasar a los nuevos chapingueros por la acera todos desconcertados y a sus guías veteranos satisfechos por haberles mostrados a las mujeres más hermosas de Texcoco, lo cual le causaba risa. Cuenta también, que esas maniquíes eran muy buenas vendedoras, que las muchachas o señoras de los pueblos llegaban a pedir los cortes de tela que ’vestían’ a esa, beldades, y por más que ella les decía que no eran vestidos, sino cortes especiales que las cubrían, de todos modos, las compradoras querían unas telas como esas para hacerse unos vestidos iguales a los de las maniquíes.

Y nos dice también que los fregados escuincles de las escuelas primarias que igualmente por allí pasaban, se agachaban hasta el suelo para ver si esas hermosuras tenían ropa interior.

Para esos años ya las maniquíes de La Primavera eran famosas y en 1977, el Comité del Movimiento de la Juventud Revolucionaria, dependiente del PRI, y encabezado en ese entonces por el inquieto y entusiasta joven Nicolás Maldonado Meraz, organiza un rally que incluía algunas preguntas ’capciosas’, y una de ellas era: ’¿En dónde están las 21 mujeres mejor vestidas y más bellas de Texcoco?’ Bien, ese rally fue patrocinado por una agencia de autos de la empresa automotriz Rambler, que se encontraba en la Calle de Fray Pedro de Gante Sur, en donde ahora está la clínica del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM).

Don Rafael, siempre estuvo atento de su negocio, pero eso no le impidió que siguiera realizando obras sociales y obras pías. De 1986 a 1988, siendo párroco Artemio Flores Calzada, formó parte del Patronato de Reconstrucción del Templo del Señor del Hospital, promoviendo su remodelación y decorado. Ahora, este templo es la Parroquia de San Antonio, la que está frente al jardín Municipal.

Y volviendo a su negocio, a pesar de la dedicación y vigilancia locales que don Rafael hacía de su tienda, a otros niveles, arriban al poder aquellos tecnócratas y neoliberales y a partir de diciembre de 1994 las cosas económicamente hablando empeoran en todo México. Además, empiezan a llegar a Texcoco otras tiendas de ropa: Telas Bayón, Modatelas y la Parisina; y, por otra parte, en Chiconcuac se experimentan modificaciones en el comercio y muchos tejedores artesanales de lana cambian sus giros por los de la venta de telas de importación y de contrabando también. Todas esas tiendas y negocios de Chiconcuac vendían productos de menor calidad que las que se encontraba en La Primavera, pero eran más baratas y la gente era ya más pobre. Por todo esto, las ventas en La Primavera empiezan a bajar significativamente.

Las mujeres más hermosas de Texcoco –a juicio de los chapingueros–, tampoco se libraron de descalabros en el transcurrir todos aquellos años. Una vez, una señora fue a la tienda a comprar telas, llevaba a dos de sus hijos, de los mayores. Estaba María de los Ángeles atendiendo a la compradora cuando se percata que los dos escuincles ya se habían subido a los aparadores y corrían entre las beldades, y para abajo algunas muñecas, que como eran de yeso se rompieron y se descarapelaron, pero don Rafael las mandó a México a reparar y quedaron como muevas. Esos dos traviesos niños eran Jorge y Constanzo de la Vega Membrillo.

Aquellos errores macroeconómicos de esos gobernantes afectaron negativamente muchísimas empresas, comercios y ciudadanos en general. Uno de los principales proveedores de tela de La Primavera, la Casa Burlington, ubicada en Cuernavaca, Morelos, alrededor de 1998 cierra sus puertas y se traslada a la República de Argentina, no a esa calle en el centro de la Ciudad de México, sino a Argentina en Sudamérica.

Con todo esto, después de hacer minuciosos análisis económicos y por sobre el entusiasmo del hijo mayor, Marcial, en el año 2000, después de 67 años ininterrumpidos de labor, La Primavera cierra y el negocio es traspasado. El comprador del negocio fue un señor español de apellido Echenique, dueño de las zapaterías La Luna.

Se hace entonces un remate de telas y se vende todo, hasta las 21 bellas mujeres mejor vestidas y más guapas de Texcoco, junto con otros tres maniquíes que finalmente se habían adquirido (aunque estas ya no eran de yeso ni bellas como las primeras). Unas muñecas de aquellas fueron adquiridas por el dueño de una tienda de telas en Calpulalpan, Tlaxcala; otra se fue a León, Guanajuato; y cuatro fueron adquiridas aquí en Texcoco por Montserrat Larqué, por la cantidad de $350.00 y quien aún las conserva.

LOS MERECIDOS RECONOCIMIENTOS

Pasa poco tiempo y el 10 de noviembre del año 2000, siendo presidente municipal de Texcoco el Lic. Horacio Duarte Olivares, el H. Ayuntamiento, el Club de Amigos del Deporte y la Salud, S.C. (CADS) y la familia Espinosa Gálvez, le rinden en vida a don Rafael Espinosa un merecido homenaje por su incansable labor y obras sociales realizadas en este municipio.

Ese homenaje se efectuó en el Centro Regional de Cultura de Texcoco ’Casa del Constituyente’, aquí, en esta ciudad de Texcoco.

Pero todo en esta realidad tiene su principio y en consecuencia su final. Don Rafael Espinosa López, también cumple su ciclo y fallece a la edad de 97 años el día 17 de enero del año 2002, satisfechos tanto él como su familia por la plena y productiva vida que llevó.

Diez años después, en 2012, ese mismo Centro Regional le vuelve a abrir las puertas a don Rafael y se celebra allí mismo su décimo aniversario luctuoso, en donde su hija, María de los Ángeles, elabora un documento intitulado ’Vivencias de mi Padre – Una extracción de mi convivencia con el –’, que fue leído por sus bisnietos: Mitzi Nelly Espinosa Beristaín y Miguel Alejandro Espinosa Díaz.

De ese documento se hizo un extracto para elaborar un ensayo que fue leído posteriormente en el III Encuentro ’La Libertad del Cronista’, organizado por el Consejo de la Crónica Municipal de Texcoco, el 25 de octubre de 2014, un día después del 110 aniversario del natalicio de don Rafael.

Y ahora, 2024, se le presenta a la sociedad texcocana la ampliación ilustrada de ese ensayo como un merecido reconocimiento a don Rafael Espinosa López.

FUENTES DE INFORMACIÓN

Contla C., A. 2012. ’Texcoco a mediados del Siglo XX’. En: Consejo de la Crónica Municipal de Texcoco Tercera Edición. Texcoco, México. pp. 126 - 147.
Espinosa G., M. de los A. 2012. Vivencias de mi Padre – Una extracción de mi convivencia con él –. Impresión electrónica. Texcoco, México. 16 p.
Huerta P., R.A. 2014. Don Rafael Espinosa López (Pigmalión y la Primavera). Consejo de la Crónica Municipal de Texcoco. Texcoco, México. Núm. 3. 14 p.
Mir R., E. 2014. Crónica del Mercado ’San Antonio’. En: Crónicas Cuatro. Consejo de la Crónica Municipal de Texcoco. Texcoco, México, pp. 85 - 97.
Pulido A., R. 1996. Texcoco Siglo XX, Crónica. H. Ayuntamiento de Texcoco 1994 - 1996. Texcoco, México. 122 p.
Pulido A., R. 2001. Texcoco, Monografía Municipal. Asociación Mexiquense de Cronistas Municipales, A.C. Instituto Mexiquense de Cultura. Gobierno del Estado de México. Toluca, México. 118 p.

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a la señorita María de los Ángeles Espinosa Gálvez y a la señora Jovita Espinosa Gálvez, hijas de don Rafael Espinosa López, por la valiosa información proporcionada acerca de su padre y parte de las fotografías que ilustran este escrito; también, al médico cirujano José Luis Pastrana Márquez, por la información proporcionada; e igualmente a Ernesto Sánchez Sánchez por las fotografías que complementan esta breve biografía.

Ver nota completa...

Escríbe al autor

Escribe un comentario directo al autor

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.

Don Rafael Espinosa López en Pigmalión y La Primavera

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.