‘Catón’

Cambio de sexo

Cambio de sexo
Periodismo
Octubre 11, 2019 19:13 hrs.
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Armando Fuentes Aguirre › guerrerohabla.com


En Tabasco a los gays les decían ’amitados’. Esa palabra viene de ’a mitad’, pues se pensaba que el homosexual era mitad hombre, mitad mujer. Desde luego eso es falso. Los homosexuales constituyen otro sexo, y no una mezcla de los dos tradicionalmente reconocidos.

Margaret Meadows, investigadora de la Universidad de Woebegone, rechaza tajantemente la división de sexos en solamente dos, y dice que hay por lo menos cinco sexos diferentes, más los que se acumulen la próxima semana. Acepta doña Márgara la existencia del hombre hombre y la mujer mujer, pero dice que la homosexualidad masculina constituye otro sexo, el lesbianismo uno más, el bisexual tiene otro sexo, y así sucesivamente hasta llegar al infinito.

Estoy de acuerdo con esa ilustre dama, al menos en lo que se refiere a no limitar el número de sexos. Hasta en la Gramática hay más de dos géneros, algunos de nombre muy curioso, como el epiceno. No nos pongamos pichicatos, y ampliemos el catálogo sexual de los humanos. Si en las cajas de galletas existe el famoso surtido rico, dejemos que también lo haya en esa sabrosa caja de Pandora que es el sexo.

No digo que la gente ande de aquí para allá; que sea promiscua e irresponsable, no. Al que nació heterosexual -yo, por ejemplo- Dios lo bendiga, y vaya por su camino. Lo mismo al que nació homosexual, o que sin haber nacido así opta después por esa preferencia. Muy su gusto. Lo que importa es no meterse en vidas ajenas y andar preguntando qué hacen los demás con sus partes pudendas, ni molestarse si no hacen con ellas lo mismo que hace uno.

Hay quienes piensan que ahora hay más gays que antes. Seguramente no. Lo que sucede es que en otros tiempos la intolerancia de la gente, la hostilidad y la incomprensión hacían que muchos ocultaran su verdadera naturaleza, y aún la forzaran, casi siempre con daño para sí y para otros. Ahora, por fortuna, la calidad de homosexual ya no se ve como una tara, enfermedad o vicio, sino como una parte de la naturaleza humana, parte tan merecedora de respeto y consideración como las otras manifestaciones de esa riquísima naturaleza. Ahora la persona homosexual es plenamente aceptada, lo cual es un valioso indicador del grado de madurez y de cultura alcanzado por nuestra sociedad. La discriminación a los homosexuales es ya cosa anacrónica. Deriva casi siempre de posturas religiosas que ya pocos aceptan, y que no sólo entrañan falta de caridad cristiana, sino también carencia de buena educación.

Hace tiempo llegó una moda, la metrosexual, que nos permitió a los hombres hacer ciertas cosas que antes no podíamos hacer so riesgo de ser mirados con sospecha; por ejemplo llevar manicure, o pintarse el cabello. Sin querer un día yo fui metrosexual. A mi asistente en el Canal 2 de Monterrey se le olvidó -y a mí también- quitarme el maquillaje que se nos pone para salir a cuadro.

Luego, en la librería Gandhi, todos me miraban con mirada rara, y algunos con mirada más rara todavía.

No tengo ya edad para cambiar de tendencias. Pero sí cuento suficientes años para saber que el respeto a la libertad de los demás es un valor que nos ayuda a ser mejores. Lo que cada quien haga con lo que tiene en la entrepierna es cosa suya, si lo hace sin causarse daño a sí mismo o a otros. Lo demás es meterse en honduras.
PRESENTE LO TENGO YO

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