22 de febrero de 1913 noche de los asesinatos


Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Texcoco, Estado de México



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Febrero 22, 2024 17:22 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua / Redacción / › Divergencias Informativa

El presente escrito, principalmente, tratará de describir, lo mejor posible, los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suarez, presidente y vicepresidente de México, respectivamente, del 6 de noviembre de 1911 al 19 de febrero de 1913.

Los motivos del estallido de la llamada ’Decena Trágica’ y de su desenlace en estos asesinatos, la participación del nefasto embajador estadounidense en ese tiempo, Henry Lane Wilson, y de los demás autores intelectuales y materiales del crimen (mexicanos), así como de las causas que motivaron tales homicidios, merecen un amplio espacio ex profeso, ya que estuvieron involucradas causas internas (nacionales) y externas (internacionales); y desde luego que también las personalidades y las decisiones de los propios asesinados antes y durante su mandato.

ALGUNOS ANTECEDENTES

Sin embargo, sin profundizar tanto, pero para contextuar estos crímenes, es necesario bosquejar algunas causas.

Externas: Un ridículo impuesto a las petroleras extranjeras (estadounidenses casi todas) de veinte centavos por tonelada de petróleo extraído; así como un decreto mediante el cual se obligaba a todas las compañías, independientemente de su giro y nacionalidad, a inscribirse en un registro. Inaceptable ambas ’imposiciones’ para las empresas petroleras. Por lo tanto, el embajador yanqui, defendiendo a los empresarios petroleros, empezó a fraguar con varios militares, empresarios, comerciantes y banqueros un golpe de Estado. Y realmente, con estas medidas más el corto tiempo de mandato de Madero, no se afectaba significativamente a las empresas petroleras, pero el nerviosismo de éstas y la avaricia de sus dueños, se tornó en una abierta hostilidad hacia el gobierno maderista.

Acertadamente lo expresó el embajador de Cuba en México, Manuel Márquez Sterling, testigo de estos acontecimientos: "El cuartelazo ha sido una absurda conjura de gente rica, de industriales omnipotentes, de banqueros acaudalados y de comerciantes favoritos que ansían su ’fetiche’ y labran, sin saberlo, su ruina" (Meyer, 1968).

Y causas internas, muchas: Antes de que Madero llegara a la presidencia, se enemistó, no apoyó y traicionó a los magonistas. Primero les negó apoyo y armas; luego, el 14 de febrero de 1911, cuando Madero regresa de los Estados Unidos a México, entra por Guadalupe, Chihuahua, población tomada por fuerzas magonistas; y de inmediato ordena sean éstas desarmadas y sus jefes detenidos. Por este hecho, el Partido Liberal Mexicano (PLM), magonistas, en su periódico Regeneración, llaman a Madero ’Traidor’ (Cockroft, 1985).

El 10 de mayo del mismo año, en contra de la voluntad de Madero, Pascual Orozco y Francisco Villa, toman Ciudad Juárez, Chihuahua, precipitando así la dimisión del general Porfirio Díaz. Posteriormente, entre el 17 y el 21 de mayo se concretan los Tratados de Ciudad Juárez. Luego, el 25 de mayo, Porfirio Díaz, renuncia a la presidencia de la República y el 31 del mismo mes sale exiliado rumbo a Francia.

El 13 de junio, Madero envía una misión integrada por Juan Sarabia y Jesús Flores Magón (hermano de Ricardo y de Enrique), con la intensión de hacer las paces con los magonistas, pero esta misión fracasa por considerar los magonistas adheridos a Ricardo y Enrique que Madero no era un verdadero revolucionario. Al mes siguiente, el 31 de julio, en el Diario del Hogar, del PLM, se declaran inexistentes los Tratados de Ciudad Juárez y a la ’Revolución’ traicionada (Cockroft, 1985).

En agosto, Madero le promete a Emiliano Zapata que si desarma a sus fuerzas las tierras serán distribuidas entre los campesinos inmediatamente después de ser electo presidente. Zapata le cree y acepta sus condiciones; pero pocos días después, el general Victoriano Huerta ataca a los zapatistas desarmados y los masacra, por lo que Zapata se levanta nuevamente en armas, pero ahora contra Francisco León de la Barra, presidente interino impuesto por Porfirio Díaz.

Paralelamente, Madero firmaba junto con de la Barra un decreto mediante el cual se consideraba bandolero a todo aquel revolucionario que en un plazo de diez días no entregue sus armas y regrese a su hogar (Blanco, 1970). Y Vasconcelos (1971), señala que: ’Uno de los más grandes errores de Madero fue el haber continuado licenciando a las fuerzas irregulares que le habían dado el triunfo, quedando, en consecuencia, a merced del viejo ejército porfirista’; y que: ’Por tacañería administrativa no se dio a los licenciados ni siquiera una compensación adecuada a sus servicios’.

En octubre de 1911, Madero es electo presidente de México, el 6 de noviembre inicia su gestión y las tierras no son distribuidas entre los campesinos. Por lo tanto, el 28 de noviembre los zapatistas promulgan el Plan de Ayala, en donde en esencia se plantea el desconocimiento de Madero como presidente y se exige la restitución de las tierras a los pueblos que habían sido despojados de éstas.

Siendo ya presidente de México, Madero integró su gabinete con antiguos porfiristas, parientes y amigos. A los revolucionarios que lo llevaron al poder: nada. Por ejemplo: Ernesto Madero, tío de Francisco I. Madero, fue nombrado secretario de Hacienda, y lo primero que manifestó fue: ’Nada cambiaré del sistema y personal administrativo puesto por el señor Limantour en la Secretaría de Hacienda, dado que soy un admirador suyo, pues ésta camina tan bien que se asemeja a un buen reloj al que nada más hay que darle cuerda cada 24 horas’ (Blanco, 1970).

Con respecto a la imposición de Pino Suarez como vicepresidente, en lugar de a Vázquez Gómez, dice Blanco (1970) que el país entero gritaba: ’¡Pino No! Pero Madero no escuchaba los gritos del pueblo, prefería por las noches escuchar los mensajes de ultratumba’. Madero era espiritista.

En diciembre de 1911, apoyado secretamente por los Estados Unidos, se subleva en Nuevo León el general Bernardo Reyes, adherente al derrocado régimen porfirista. Los estadounidenses, después de haber apoyado a Madero para iniciar una ’revolución’, ya no lo veían tan conveniente para sus intereses económicos.

El 25 de marzo de 1912, decepcionado por la entrega del movimiento revolucionario al porfirismo sobreviviente y brindar concesiones a los intereses norteamericanos, se subleva Pascual Orosco en contra de Madero. Orozco había sido uno de los primeros en apoyar a Madero para derrocar a Díaz. Ante esto, Madero le ordena a Francisco Villa combatirlo, pero Orosco lo derrota, entonces Madero envía al general Victoriano Huerta a someterlo. Finalmente, Orozco es derrotado por la acción conjunta de Huerta y de Villa. Luego, el 16 de octubre, se subleva, en Veracruz, el general Félix Díaz, sobrino del general Porfirio Díaz.

Así que, en ese escenario, el 9 de febrero de 1913, los generales Victoriano Huerta, Bernardo Reyes y Félix Díaz (y otros militares más), en contubernio con el embajador de los Estados Unidos, el ya nombrado Henry Lane Wilson, ponen en marcha el golpe de Estado que inicia con la sublevación de las tropas acantonadas en Tlalpan y Tacubaya, D.F., y al cual se le conoce en la historia de México como la ’Decena Trágica’.

LAS RENUNCIAS

El 14 de febrero de 1913 el general Félix Días, uno de los principales alzados, les exige las renuncias a Madero y Pino Suarez a los cargos de presidente y vicepresidente, respectivamente; pero se niegan. Al día siguiente, el nefasto embajador de los Estados Unidos, le solicita al embajador de España que le pida la renuncia a Madero. Ante esta pretensión, el presidente le responde que: ’no otorga derecho alguno a los extranjeros para inmiscuirse en las cuestiones interiores de México’. Más tarde, este mismo día, cinco senadores mexicanos, encabezados, por Guillermo Obregón y Gumersindo Enríquez, les piden las renuncias, argumentando una inminente amenaza de intervención norteamericana. Madero se niega a recibirlos.

Al siguiente día, 16 de febrero, Madero se entera de que se prepara un asalto a la embajada japonesa, en donde estaba refugiada su familia, ya que su casa había sido incendiada el pasado 14 de febrero por la chusma.

Dos días después, el 18 de febrero, Madero rechaza nuevamente la petición de renuncia que le hacen los senadores mexicanos. En este mismo día, el general Aureliano Blanquea apresa a Gustavo Madero, hermano del presidente; luego, éste, fue asesinado brutalmente, junto con el intendente de Palacio, Adolfo Bassó, en La Ciudadela de la Ciudad de México por soldados a las órdenes del general Félix Díaz y por órdenes directas de Victoriano Huerta.

Entre tanto, en Palacio, a la una y media de la tarde, el teniente coronel Jiménez Riveroll, se presenta ante Madero y le dice que por órdenes del general Huerta será llevado a un lugar ’seguro’ debido a la llegada del general Rivera, que viene con muchos soldados. Madero sospecha, se resiste, y en eso entra una docena de soldados y Riveroll les ordena abrir fuego, pero Gustavo Garmendia, ayudante de Madero, le dispara a Riveroll y cae muerto. Se desata entonces un tiroteo y caen muertos varios de los acompañantes de Madero, entre ellos su ayudante. Así las cosas, son apresados Madero, Pino Suárez; y también el general Felipe Ángeles.

Posteriormente, Victoriano Huerta, designa al general Juvencio Robles para pedirle las renuncias a Madero y Pino Suárez; e igualmente, las familias de los presos, ilusamente creyéndole a Huerta, por conducto del licenciado Pedro Lascuráin, secretario de Relaciones Exteriores, les mandaban recados para que presentasen de inmediato sus renuncias, ya que Victoriano Huerta había prometido el destierro de los presos a cambio de dichas renuncias. Finalmente, en el crepúsculo de ese día, Madero y Pino Suárez firmaron sus renuncias. Madero seguía desconociendo que su hermano había sido torturado y asesinado.

Con estas renuncias, a las 19:01 horas del 19 de febrero, Lascuráin toma posesión como presidente por ministerio de ley. De inmediato nombra al general Victoriano Huerta como Jefe del Gabinete y a las 19:56 del mismo día renuncia al cargo. 55 minutos duró su mandato. Con estas renuncias y nombramiento se le dio asía esta parodia una barnizada legaloide para que el general Huerta ocupara la presidencia.

LA NOCHE DE LOS ASESINATOS

Sólo tres días estuvieron presos Madero y Pino Suárez en la intendencia de Palacio Nacional. A las 10:00 de la noche del 22 de febrero de 1913, cuando se disponían a dormir, Madero y Pino Suarez, fueron interrumpidos por el coronel Joaquín Chicarro, quien les informó que serían trasladados a la penitenciaría. El general Aureliano Blanquet, ya les había ordenó al mayor de rurales Francisco Cárdenas y al teniente Rafael Pimienta, que trasladaran en dos vehículos a Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez, a la Penitenciaría de Lecumberri.

Poco antes, por la tarde, Alberto Morphy, simpatizante del general Félix Díaz, puso a disposición del general Cecilio Ocón, otro protagonista del cuartelazo, un automóvil de su propiedad, marca Protos, de manufactura alemana, que era conducido por el chofer Ricardo Romero. Luego de llevar a Ocón a distintas direcciones para ultimar detalles del crimen, al chofer se le indicó llevar el Protos a Palacio Nacional y ponerse a las órdenes del mayor Francisco Cárdenas. El auto fue estacionado en el patio de honor frente a la intendencia.

Y sí, de acuerdo con declaraciones posteriores, los detalles de cómo debían de morir Madero y Pino Suarez, fue discutida por la tarde del 22 de febrero de 1913 por los principales autores del golpe de Estado: Victoriano Huerta, Félix Díaz, Cecilio Ocón, Aureliano Blanquet, Manuel Mondragón e Ignacio de la Torre. En esas reuniones vespertinas, se decidió que para construir una versión oficial se requerían dos automóviles.

Así que, el otro automóvil fue un Peerless II, perteneciente a un negocio de alquiler de autos del inglés Frank Doughty, que fue arrendado por Ignacio de la Torre, yerno del general Porfirio Díaz. Cerca de las ocho de la noche, el chofe de esa empresa, Ricardo Hernández, igual que al otro conductor, se le instruyó llevar el vehículo a Palacio Nacional y ponerse a las órdenes del mayor Francisco Cárdenas. Este auto también entró al patio de honor y fue estacionado atrás del Protos.

Poco antes de las diez y media de la noche, ambos choferes, que de seguro eran desconocedores del intríngulis, vieron salir de su encierro a los prisioneros, al expresidente y al exvicepresidente. Madero, custodiado por el mayor Cárdenas fue subido al Protos; y a Pino Suarez, vigilado por el teniente Pimienta, se le subió al Peerless.

Madero, sabiendo que el final estaba cerca, se despidió del general Felipe Ángeles con un ’adiós mi general, nunca volveré a verlo’. Y cerca de la once de la noche los vehículos abandonaron Palacio Nacional, tomaron la calle de Moneda y luego Ferrocarril de Cintura para llegar a la Penitenciaría de Lecumberri.

Al llegar frente al Palacio de Lecumberri (El Palacio Negro de Lecumberri, actual Archivo General de la Nación), se le indicó al grupo que debía entrar por la puerta trasera. Y Madero le dijo al mayor Cárdenas que no había ninguna puerta trasera, pero los automóviles continuaron; y ya atrás de la Penitenciaría se detuvieron.

Allí, el mayor Francisco Cárdenas, a gritos, empujones e insultos: ’¡Bájese usted de una buena vez, carajo!’, bajó del auto a Medero y en cuanto éste puso un pie en tierra, Cárdenas le disparó dos veces en la cabeza. Madero murió instantáneamente.

Pino Suarez también fue bajado a la fuerza del auto que lo trasladaba; e igual, al bajar, el teniente Rafael Pimienta le disparó, pero al ver el destino de Madero, Pino Suárez, ya herido y gritando ’¡Socorro, me asesinan!, trató de huir. Entonces, el teniente Pimienta y los soldados que lo acompañaban de inmediato le dispararon y recibió 13 balazos.

Luego del asesinato, los sicarios cortaron cartucho y les dispararon varias veces a los automóviles. Los cadáveres fueron subidos al Protos, el de Madero encima del de Pino Suárez; y fueron llevados a uno de los patios de la Penitenciaría. Un celador extendió un sarape gris en el suelo junto al auto; y otro celador, abrió la portezuela y a pesar de la obscuridad pudo ver los dos cuerpos inertes. Los asesinos se habían limpiado sus manos ensangrentadas con las fundas de los asientos. Luego, sacaron los cadáveres y los colocaron sobre el sarape gris para llevarlos a sus tumbas.

Madero y Pino Suarez fueron enterrados en la parte trasera de la Penitenciaría de Lecumberri en unas tumbas que ni siquiera alcanzaban el metro de profundidad, casi a ras del suelo, lo cual enfureció a Victoriano Huerta, quien ordenó exhumarlos y trasladarlos al anfiteatro para poder respaldar la versión oficial que ya estaba preparada. El sarape gris, fue incinerado.

Después, los vehículos partieron de la Penitenciaría llevando las ’huellas’ de un supuesto ’ataque’ de gente armada.

La muerte del expresidente y del exvicepresidente nunca fue manejada por los periódicos nacionales como un ’asesinato’. La versión oficial del suceso fue que: ’Al llegar al tramo final del camino a la Penitenciaría, fueron atacados por un grupo armado, en medio del ataque los prisioneros trataron de huir por lo cual resultaron muertos’.

Krauze (1987), sobre estos crímenes, difiere y deja entrever hechos parecidos a la versión oficial; más luego, no lo asegura: ’Los automóviles avanzaron por un camino tortuoso en la dirección de la Penitenciaría, pero pasaron de largo la entrada principal y continuaron hasta el extremo más apartado del edificio, donde se les ordenó detenerse. Comenzaron entonces algunos disparos que pasaban por el techo del automóvil; y el mayor Cárdenas hizo que sus dos detenidos descendieran de su vehículo. Mientras bajaba Madero, Cárdenas le puso su revolver en el cuello y lo mató de un balazo. Pino Suarez fue conducido hasta el muro de la Penitenciaría y fusilado ahí. No hubo intentos de escapar por parte de ellos, y parece bastante seguro que no se produjo ningún intento real de rescatarlos’.

A la mañana siguiente, 23 de febrero, el general Victoriano Huerta hizo un llamado urgente a todo su gabinete, para dar a conocer que los señores Francisco I. Madero y José María Pino Suárez habían muerto en un tiroteo, cuando llegaban a la Penitenciaría de México.

El 24 de febrero, Madero fue enterrado en el cementerio de la Piedad. Al funeral asistieron cientos de simpatizantes. Pocos años después del asesinato se realizó la autopsia del cadáver de Madero; y según ésta, ’la bala interesó todos los órganos correspondientes de la región, fracturó la escama del hueso occipital y base del cráneo’. La segunda bala ’recorrió una trayectoria paralela’. La autopsia también concluyó que Madero ’no habría podido llegar a la vejez, debido a su hipertensión’.

LAS CONSECUENCIAS

Huerta inició una etapa de represión, disolvió el Congreso y asesinó a varios diputados. Este golpe de Estado fue rechazado de inmediato y provocó una mayor convulsión en el país, lo cual dio inicio a una etapa muy sangrienta conocida como la ’Revolución Constitucionalista’, que culminó el 5 de febrero de 1917 cuando se promulgó la nueva y actual Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pionera en el mundo en incorporar los derechos sociales de los ciudadanos; y que actualmente está en grave riesgo de ser trastocada a favor de un ’presidencialismo’ dictatorial.

En este escenario, por la mañana del 26 de marzo de 1913, encabezados por Venustiano Carranza y su secretario particular, el capitán Alfredo Breceda, redactaron en la Hacienda de Guadalupe, en Ramos Arizpe, Coahuila, el llamado Plan de Guadalupe.

Pero como esta etapa de la Revolución Mexicana merece otro espacio por su amplitud, así de escueto se dejará este apartado.

FUENTES DE INFORMACIÓN

Blanco M., R. 1970. Crónica de la Revolución Mexicana. Tomo I. De la Decena Trágica a los Campos de Celaya. Editorial Diana, S.A. México D.F. 373 p.
Cockroft, J.D. 1985. Precursores Intelectuales de la Revolución Mexicana (1911-1913). Secretaría de Educación Pública. Siglo XXI Editores, S.A. de C.V. México, D.F. 290 p.
Gobierno de México. 2023. 110 años de la Decena Trágica. El patrimonio fotográfico exhibido durante febrero en el AGN. Archivo General de la Nación. Gobierno de México. Disponible en: https://www.gob.mx/agn/articulos/110-anos-de-la-decena-tragica-el-patrimonio-fotografico-exhibido-durante-febrero-en-el-agn?idiom=es (Consultado el 5 de febrero de 2024).
Gobierno de San Martín Hidalgo. 2017. 22 de Febrero de 1913, Son asesinados Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. H. Ayuntamiento de San Martín Hidalgo. Disponible en: https://www.sanmartindehidalgo.gob.mx/noticia/595/22-de-febrero-de-1913-son-asesinados-francisco-i-madero-y-jose-maria-pino-suarez (Consultado el 1 de febrero de 2024).
Krauze, E. 1987. Místico de la Libertad. Francisco I. Madero. Fondo de Cultura Económica, S.A. de C.V. Biografías del Poder / 2. 113 p.
Meyer C., L.F. 1968. México y Estados Unidos en el conflicto petrolero: 1917-1942. El Colegio de México. Project MUSE. Disponible en: muse.jhu.edu/book/74285. (Consultado el 3 de febrero de 2024).
Olivas, J. de D. 2021. El asesinato de Madero. Crónicas de Juárez. La Verdad. Periodismo de investigación. Disponible en: https://laverdadjuarez.com/2021/02/21/el-asesinato-de-madero/ (Consultado el 1 de febrero de 2024).
Radiomiller. 2020. La Noche trágica: la muerte de Francisco I. Madero y José María Pino Suarez. Cultura General. Radiomiller. https://www.facebook.com/Radiomiller/photos/a.1023653737809033/1434838020023934/?type=3 (Consultado el 1 de febrero de 2024).
Secretaría de Cultura .2013. Muerte de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez. Secretaría de Cultura. Gobierno de México. Disponible en: https://www.cultura.gob.mx/efemerides-del-dia/?numero=287 (Consultado el 4 de febrero de 2024).
Triana, A. 2013. El automóvil de Madero (1913). Artefactoblog. Disponible en: https://artefactoblog.wordpress.com/2013/02/09/el-automovil-de-madero-1913/ (Consultado el 3 de febrero de 2024).
Vasconcelos C., J. 1971, Breve Historia de México. Compañía Editorial Continental, S.A. México, D.F. 563 p.

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