Crónica de la Cantina ’Las Palomas’


Es que este negocio tiene una tradicional larga historia en Texcoco



Cultura
Abril 22, 2024 09:13 hrs.
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Roberto Antonio Huerta Paniagua / Redacción / › Divergencias Informativa

Seminario de Cultura Mexicana
Corresponsalía Texcoco, Estado de México

El domingo 25 de febrero de 2024 fue el último día que abrió sus puertas la Cantina ’Las Palomas’ en el lugar en el que por más de cien años había dado sus servicios a un buen número de parroquianos de Texcoco, de localidades aledañas y a turistas de la Ciudad de México principalmente. Esta cantina estaba ubicada en el extremo sur del Portal Independencia, haciendo esquina con el andador Nicolás Bravo, y frente a la esquina suroeste del Jardín Municipal.

Pronto se corrió la voz por todo Texcoco y ese domingo asistieron en buen número de clientes, amigos y familiares a dicha cantina. Fue un día muy concurrido, un día de brindis, de recuerdos, de añoranzas y de amena convivencia. Hubo un grupo norteño, por la noche llegaron los mariachis, canciones, felicitaciones de los asistentes al dueño del negocio, en fin, fue una fiesta popular.

La pregunta sería: ¿Por qué tanto? Actualmente, como están las cosas en México, no es extraordinario que se abran y cierren negocios de todos los giros y a cada rato, unos quiebran y pocos prosperan. Y bueno, es que este negocio tiene una larga historia en Texcoco, una historia local, una microhistoria que no nada más habla de una cantina en un determinado lugar, sino también habla de una familia que se hizo texcocana y de las personas que frecuentaban este comercio. Veámoslo.

Aquí en la ciudad de Texcoco hay algunos sitios de amplia tradición y muy conocidos por propios y extraños. Uno de esos lugares fue la Cantina ’Las Palomas’ en el lugar que arriba se detalló. Muchos texcocanos y turistas, principalmente de la Ciudad de México, al menos por una vez degustaron (degustamos) en sus mesas o en su barra alguna cerveza, vino o licor.

¿Cuántos años tendría de existencia este negocio en esa esquina?... Parece no ser posible precisarlo a detalle, pero sí aproximarnos. Hay una fotografía vieja de Texcoco de finales del siglo XIX que muestra un globo aerostático sobre el jardín. Una nota del periódico La voz de México, de 1892, sugiere que el tripulante de ese globo fue Mr. Baldwing, quien ascendió unos pocos metros y después cayó en el Lago de Texcoco.

A un costado de ese globo se aprecian unos portales y al fondo la entonces Parroquia de San Antonio. ¿Qué negocios había bajo esos portales?... Igualmente, no lo sabemos. ¿Ya existiría uno llamado ’Las Palomas’?... Tampoco lo sabemos, posiblemente sí.

Con base en algunos testimonios de texcocanos conocedores de la historia local y de las fotografías antiguas disponibles, se puede deducir que el negocio llamado ’Las Palomas’, que derivó exclusivamente en cantina, tiene un poco más de una centuria de existencia, tal vez 110 años. Los dueños afirman que 117, durante los cuales este comercio experimentó varias modificaciones estructurales y cambios de dueños y de giros.

Crónicas locales afirman que los portales de Texcoco se construyeron entre 1850 y 1855. En la fotografía de finales del siglo XIX, se ve que los portales no eran como ahora los conocemos. Pero para 1920 ya estaban como hoy los vemos. Y con respecto a ’Las Palomas’, en 1914 ya había allí una tienda con este nombre.

Hace diez años, en el 2014, construyendo la biografía de don Rafael Espinosa López, quien fuera presidente municipal de Texcoco, su hija, Ángeles Espinosa Gálvez, me platicó que su padre les contaba que, de jovencito, allá por 1914 o 1915, una vez que regresaba de vender sus telas en Chimalhuacán, descansaba cerca del Rancho El Tejocote y vio venir un cochecito, al que le hizo la parada para ver si lo traía a Texcoco. Y que sí, se paró y lo trajo hasta aquí. El del auto era un general zapatista de apellido Landeros.

Sobre lo mismo, prosiguió Ángeles con el siguiente relato:

’Esa vez, nos contó mi padre que ya venía en el carro del general y antes de llegar a Texcoco, al pasar por la Hacienda de Chapingo, un arriero andaba cuidando unas vaquitas y otros animalitos; y el general sacó su pistola y le apuntó; y que mi padre le dijo al general que no le fuera a tirar, que sólo andaba cuidando a sus animalitos. Al general de seguro le agradó ese gesto y entonces le dijo a mi papá que se lo iba a llevar con él. Al llegar al centro de Texcoco, el general se bajó del auto en la ’Tienda de los Enciso’ a echarse unos tequilas; y que le dijo a su chofer que vigilara al chamaco para que no se le fuera; pero aprovechando que era domingo, día de plaza, su padre se las ingenió, prometiéndole al chofer que no se iba a ir, que sólo iba a acomodar los bultos de telas. Entonces se bajó del carro para amarrar los bultos, pero que se ’pela’ corriendo hasta las Salinas. Ahí se quedó escondido hasta el otro día. Y qué bueno que fue así, porque después se enteró mi papá que los carrancistas habían emboscado al general Landeros y a su gente cerca de Otumba y los habían matado a todos’.

En aquellos tiempos el centro de Texcoco era el jardín (donde estaba el antiguo gran amanal prehispánico); y los días domingo la plaza se establecía en esa misma área y bajo los portales. Todavía no existía el mercado municipal. De seguro el gentío y la aglomeración del momento fue lo que le facilitó al entonces joven Rafael Espinosa la huida hacia las Salinas, hoy un barrio que se encuentran a escasos doscientos o 250 metros del Jardín Municipal. En esos años en las Salinas ya había unas ruinas.

Pues bien, la ’Tienda de Los Enciso’ a la que se refería el señor Rafael Espinosa, era la ’ANTIGUA TIENDA Y VINATERÍA DE ’LAS PALOMAS’, entonces propiedad del señor Porfirio Enciso, ubicada en la esquina del Portal del Mercado, actualmente Portal Independencia, frente al mismo jardín (hoy Jardín Municipal de Texcoco) y antecedente de nuestra Cantina ’Las Palomas’.

En esos años, en muchas tiendas de todo México, se vendía, además de alimentos, utensilios diversos, cosas de jarciería, herramientas y otros objetos más, así como bebidas alcohólicas que en el interior de esos mismos lugares se podían consumir, como en la ’Tienda de los Enciso’ aquí en Texcoco.

Pasaron algunos años y en septiembre de 2020, en la ’Casa del Constituyente’ y en la misma Cantina ’Las Palomas’, tuve varias pláticas muy amenas con Isidoro Rodríguez Rey, vecino de Texcoco y en ese año colaborador en la administración de esta cantina, sobre la historia de dicho comercio. En principio, él, me relató que allá en el año de 1916, llegaron a Texcoco sus abuelos, Antonio Rey Chao, originario de España, y Beatriz Quintero, mexicana oriunda de Santo Domingo Axapusco, Estado de México; que cuando el abuelo llegó de España a México, se estableció primero por aquella zona y que por allá conoció a la abuela y se casaron. Luego se vinieron para Texcoco.

Cuando la pareja llegó a Texcoco –continuó relatándome Isidoro– rentaron un local y casa habitación en el extremo sur y abajo del ahora Portal Independencia a una persona de apellido Arriola.

Pasó algún tiempo y el señor Arriola fallece; entonces, sus parientes se hicieron cargo de la administración de sus bienes, entre ellos las rentas de sus propiedades; y entre éstas, las de los locales.

Continuando, me contó Isidoro que: ’El primer negocio que los abuelos pusieron aquí en Texcoco en ese lugar fue una panadería, la cual funcionó hasta principios de la década de los años treinta, cuando los Arriola le pidieron a don Antonio Rey Chao el área donde estaba un patio trasero y el amasijo’.

A los pocos años, a inicios de la década de los veinte, Antonio Rey Chao, estableció allí una cantina. No se tiene la fecha exacta de la apertura de ese negocio, pero hay una boleta de la Tesorería Municipal de Texcoco, de fecha 1° de enero de 1923, del ’Impuesto Sobre Venta al Menudeo’ a favor, precisamente, de Antonio Rey para la Cantina ’Las Palomas’, ubicada en el Portal Independencia.

Seguramente, por los relatos y con los escasos documentos, la familia Rey Quintero a principios de esa década (los 20’s) tuvo a la vez panadería y cantina. Sobre estos negocios, cuenta Isidoro que: ’Al fondo de la panadería de mis abuelos estaba el amasijo. Se podía entrar a éste por lo que ahora es el andador Bravo, por donde ahora está la panadería de los Arriola; y también se entraba por los portales. Antes, había ahí adentro un patio grande con muchas plantas en macetas y un pilancón también muy grande con dos lavaderos en sus extremos. El amasijo como que estaba escondido’.

Durante la Guerra Cristera, que aconteció de 1926 a 1929, en ese patio trasero la familia Rey Quintero prestó un espacio cerca del amasijo, para que allí, de manera clandestina, impartieran clases las ’madres’ del ahora Instituto Hidalgo, que desde entonces ya era una escuela particular de corte confesional administrada por una orden de religiosas, y que había sido cerrada durante ese periodo de la historia de México. Me contó Isidoro que a esa escuela asistieron, cuando eran niños, mi suegro, don Héctor Olvera Ibarra, su hermano Jorge, la señora Estelita Rodríguez Vda. de Mir, la señora Gena Mir y otras personas conocidas. Y sí, efectivamente, al respecto, me confirmó mi esposa, Yolanda Olvera Enciso, que su padre le relataba que ellos eran los únicos dos niños en esa escuela ’secreta’ y que todas las demás asistentes eran entonces niñas, entre ellas las ya mencionadas, y también las Gutiérrez, las Rodríguez, las Espinoza y otras más.

Concluyó la Guerra Cristera, el tiempo siguió corriendo y en la década de los cuarenta la señora Quintero enviuda. Y como había sido esposa de quien fuera en vida un ibero, tenía acceso al antiguo Hospital Español y a sus servicios médicos. En esa institución conoció al señor Pablo Diez, dueño de la Cervecería Modelo, con quien entabló una buena amistad. Él, entonces, apoyó a la señora Quintero para que ella se hiciera distribuidora de esa cervecería en la región de Texcoco.

Para esa década, la panadería de los Rey tenía ya algunos años de haber cerrado, mientras que la familia Arriola había abierto ya una panadería más en la entonces calle de Nicolás Bravo, a la vuelta de ’Las Palomas’. Ellos, habían ocupado el antiguo patio trasero y aprovechado aquel viejo amasijo lo hicieron más grande.

No deja de resultar curioso todo esto. En esos años, ya una parte del negocio de los Rey era cantina y otra parte era tienda de abarrotes, con la venta de bebidas alcohólicas: vinos y licores (rones, tequilas, etcétera). De tal forma que de alguna manera ’Las Palomas’ retomaba la antigua vocación del lugar cuando era la ’Tienda de los Enciso’.

Cuando fue tienda de abarrotes –dice Isidoro Rodríguez– era de los pocos lugares o el único en Texcoco en donde se vendían chocolates Larín; y había una vitrina en donde éstos se exhibían. Había entonces una pared o falso muro que dividía la cantina de la tienda, y junto a esa pared estaba dicha vitrina, la cual no dejaba ver bien una mesa de la cantina en donde los asistentes a ese lugar jugaban dominó.

Ya en esta dinámica, a mediados de la década de los cuarenta, la señora Quintero cambió el giro de la tienda de abarrotes y el negocio se convirtió exclusivamente en cantina y distribuidora de cerveza, pero conservando el espacio físico de la tienda. Se cerró, pues, la tienda, hubo una redistribución de espacios; y en donde estaba la tienda, se destinó para salón familiar.

Cuenta al respecto Isidoro Rodríguez que cuando sus padres, Gregorio Rodríguez Ruiz, próspero ganadero de la Cuenca Lechera de Texcoco, y Carmen Rey Quintero se casaron, en 1948, el negocio tenía ya tiempo de ser cantina y salón familiar.

Vale aquí, para precisar, antes de proseguir, que el matrimonio del señor Antonio Rey Chao y la señora Beatriz Quintero, procreó cuatro hijos: Antonio, José (el Tío Pepe), Cristina y Carmen Rey Quintero.

Volviendo al tema, esa área de la cantina destinada para ’salón familiar’ jugó un papel muy importante en la acreditación y popularización de la Cantina ’Las Palomas’. Y para su apreciación, lo dejaré en las palabras de Isidoro:

’En esos años Texcoco ya era muy famoso por su barbacoa. Los domingos venía mucha gente a comprar y a comer la rica barbacoa del mercado. Principalmente venían del Distrito Federal, me refiero a la actual Ciudad de México. Luego, la gente se iba a diferentes lugares a comer la barbacoa: a la orilla de la carretera México-Texcoco, al Molino de Flores, y aquí, a la Cantina Las Palomas, al salón familiar. Y se llenaba el salón, hasta había gente esperando turno. Aquí comían y aquí compraban su alcoholito para acompañarla: un ron, un tequila, cerveza, refrescos, lo que fuera. Aquí se estaba toda la familia: el señor, la señora, los hijos, todos. Además, enfrente, bajo los portales, estaban los puestos de tejidos de lana de Chiconcuac: cobertores, cotorinas y suéteres, sarapes, de todo; y eso llamaba mucho la atención. Entresemana y los días sábados, el salón familiar algunas veces sí se llegaba a llenar’.

El Mercado Municipal de Texcoco, conocido también como Mercado San Antonio, empezó a construirse el 15 de mayo de 1953, y se inauguró el 13 de junio de 1954. Anterior a esta última fecha, como ya se mencionó, el día de plaza los puestos se colocaban en el Jardín Municipal y bajo los portales. Ya hecho el mercado, los ’barbacoyeros’ (los vendedores de barbacoa), fueron desde entonces ubicados al extremo norte de dicho mercado. También allí dentro del mercado había (hay) un área para comer la barbacoa, pero siempre fue ese espacio insuficiente y mucha gente acudía a ’Las Palomas’.

Volviendo la mirada a esta breve crónica sobre ’Las Palomas’, ésta, al poco tiempo dejó de ser distribuidora de cerveza al mayoreo, pero siguió siendo cantina en donde al igual que se vendían vinos, licores y otros alcoholes para los parroquianos, también se vendían cervezas, pero ahora ya de diferentes marcas. Y hasta el momento de su cierre en el lugar en el que tradicionalmente se encontraba, continuó con ese giro y vendiendo bebidas, al igual que las demás cantinas de Texcoco.

Preguntándole a Isidoro Rodríguez sobre los personajes más asiduos a esta cantina o –digamos– los más importantes, me habló de varios vecinos de Texcoco, que he decidido no mencionar. Pero si escribiré que el ’Indio Fernández’ (Emilio Fernández Romo) llegaba con cierta frecuencia a ’Las Palomas’; que Francisco Gabilondo Soler, Cri-Crí, antes de llegar a Tocuila (poblado cercano a Texcoco), en donde estaba su casa, ocasionalmente pasaba a ’Las Palomas’ o al ’Cocos’ (otra cantina). También, que Ignacio López Tarso llegó a visitar el lugar; y que, además, él, aquí en Texcoco, filmó una o varias escenas de la película ’Rapiña’, en donde se aprecian parte de los portales con la esquina en donde estaba ’Las Palomas’.

En el mismo tenor, durante la década de los setenta y principios de los ochenta, entre algunos trabajadores y empleados del H. Ayuntamiento de Texcoco, se decía: ’La entrada al trabajo es en Las Palomas y la salida es en La Especial’. Esta última, otra cantina; y también, con anterioridad, una excelente tienda de ultramarinos y tortería.

Cabe destacar que a ’Las Palomas’ acudían varios abogados (licenciados) a discutir algunos casos y darles solución, atendiendo a la frase o dicho del argot de ese gremio: ’Más vale un mal arreglo que un buen pleito’. También aquí algunos políticos locales llegaron a coincidir para hacer ’pactos’ y decidir rumbos a seguir.

Relata Isidoro que la administración de la cantina, después del fallecimiento de su abuelo, estuvo primero bajo la mirada de la abuela, la señora Quintero; luego, la administró el Tío Pepe. Después la administró Salvador Rey (Chava Rey), hijo de Alfonso Rey Quintero, primo hermano de Antonio, de Pepe, de Cristina y de Carmen’.

Durante la administración de Chava Rey, allá por la década de los setenta, la Cantina ’Las Palomas’ incrementó sus ventas, el negocio se hizo muy popular, abría dese las cinco de la mañana y a esa hora ya había algunos parroquianos esperando para ’curársela’. Además, por la demanda, cerraba hasta altas horas de la noche.

Al poco tiempo, la cantina pasó a ser administrada por Juan Carlos Rey Quintero, primo de Chava e hijo de Cristina Rey Quintero, y quien la estuvo administrando hasta la fecha en la que cerró sus puertas en el lugar en el que se encontraba, en el mencionado extremo sur del Portal Independencia. Cabe destacar que, en esta administración, mucho le ayudaba en la operación su primo Isidoro Rodríguez Rey.

Fue durante la administración de Juan Carlos Rey, poco antes de 1990, que la familia Arriola, dueña del inmueble y también arrendadores de los demás locales, le pidieron desocupara un espacio más. Así que, el área destinada para salón familiar les fue entregado para que quedara el negocio solamente como cantina. La cantina entonces se trasladó al lugar que ocupaba ese salón familiar, en la mera esquina del portal y el andador Nicolás Bravo, que, por cierto, para acceder a dicho salón se bajaban dos o tres escalones. Cuando se habilitó como cantina, el piso fue nivelado a la altura del piso del corredor de los portales. Y en el lugar en donde originalmente estaba la cantina, ahora hay una tienda de ropa de algún comerciante.

En la Cantina ’Las Palomas’ no se servía botana, fue hasta que Juan Carlos Rey la administró que se contempló ofrecer este servicio a los clientes en este negocio. La botana era muy surtida, generalmente eran guisos, pero cuando el tiempo apremiaba se ofrecían tortas. Al respecto, Isidoro relata que cuando el Tío Pepe administraba el negocio y los clientes le pedían botana, se acercaba a ellos y les servía en sus vasos un chorrito o un chorro considerable de lo que estuvieran tomando y les decía: ’Aquí se viene a tomar no a comer’. Ese chorrito de alcohol no se los cobraba.

Sobre lo mismo, la botana, fue tradición que los días 24 de diciembre de cada año, la esposa de Juan Carlos Rey, la señora Concepción Alarcón, preparara un exquisito bacalao a la vizcaína y eso se servía como botana en ese único día. Claro, ésta sí se cobraba. Al respecto, se veía que no se daban abasto por la cantidad de gente que asistía y esperaba mesa para echarse sus copas y comer el rico bacalao.

Por otra parte, una actividad cotidiana y ya diaria en ’Las Palomas’ era el juego de dominó. Este entretenimiento, desde que exista la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (L y F), empresa ya desaparecida, allí se jugaba. Los días viernes por las tardes y hasta altas horas de la noche los trabajadores de esa empresa acudían a la cantina y en la parte de atrás lo jugaban. Ahora, se juega abiertamente en el área principal del negocio, frente a la barra, así como el cubilete.

Luego, ya más recientemente, durante la ’Pandemia de COVID’, en aquella primera ola del año 2020 a 2021, por poco más de medio año la cantina estuvo bajo la administración de Juan Carlos Rey Alarcón, hijo de Juan Carlos Rey Quintero. Durante esa pandemia muchos negocios fueron obligados a cerrar por disposiciones oficiales; esta cantina fue uno de ellos. Cuando las restricciones de aislamiento sanitario atenuaron, la cantina abrió hacia el andador Bravo con una tortería y taquería. Fue hasta que estas medidas restrictivas disminuyeron que volvió a abrir por completo sus puertas al público; y así continuó, volviendo a administrarla Juan Carlos Rey, padre.

Sin embargo, hubo también otros motivos por los cuales la Cantina ’Las Palomas’ estuvo algunas veces cerrada. Y es que en toda historia hay igualmente aconteceres desafortunados. A finales del año 2022 coincidieron en la cantina un abogado y un policía municipal, ambos vecinos de Texcoco. Ya había rencillas entre ellos que al parecer eran por una propiedad o algo así. No lo sé. Cuentan algunos asistentes que se hicieron de palabras y para no ’decir’ lo que no ocurrió, el abogado finalmente sacó una pistola y mató al policía. Todo dentro de la cantina ya muy cerca de la puerta. Al poco rato el abogado fue presado y estuvo por un tiempo en prisión.

En esa lamentable ocasión la cantina fue cerrada por algunos meses, en lo que se hacían las indagatorias, se corría el juicio y otros trámites. Además, aparecieron adeudos diversos adjudicables a la cantina y hasta que no fueron cubiertos el negocio volvió a abrir sus puertas.

Años atrás, poco más de unos 30 o 35, pasó algo similar: Había un judicial (un policía) de apellido Cárdenas, que a decir de la gente era fanfarrón, agresivo y medio peleonero. Llegaba con frecuencia a la Cantina ’Las Palomas’ o a otras, sacaba la pistola, la ponía sobre el mostrador, pedía de tomar; y desde luego que todo mundo empezaba a pedir sus cuentas y a salir del negocio. Cada que llegaba esa persona la venta en la cantina bajaba porque se corría la voz de que allí estaba Cárdenas y nadie asistía; y los que ya allí estaban, se iban.

Un día, estaba en el área del salón familiar otro judicial, de apellido Mata. Todo estaba bien, pero al poco rato llegó Cárdenas echando bronca (pleito), fanfarroneando, sacando la pistola, como era su costumbre. Algo discutieron los judiciales, algo se dijeron y Mata se salió del saló. Pero entró por la cantina sin que nadie de los presentes se diera cuenta, se pasó por atrás al salón familiar, sacó su pistola y asesinó a Cárdenas. Mata se ’peló’ de Texcoco.

Esa vez, la Cantina ’Las Palomas’ fue también cerrada, pero por muy poco tiempo. Como que los policías y los jueces no querían hacer mucho ruido y mejor que quedara el asunto entre ellos, como un pleito entre judiciales, entre ’compañeros’ de trabajo.

Ahora veamos los últimos días de ’Las Palomas’ en esa esquina. Como ya se vio, en la segunda década del siglo XX, la familia Rey Quintero rentó una casa habitación y locales para comercios en el extremo sur del portal. Pasaron los años y la familia Rey construyó una casa sobre la calle Allende de esta misma ciudad de Texcoco. Entonces, le regresaron el espacio correspondiente a la casa habitación en los portales a la familia Arriola.

Paralelamente y luego en fechas posteriores, conforme la familia Arriola les iban pidiendo a los Rey espacios, éstos los iban entregando, sin problema alguno. Sin embargo, hace dos o tres años, tal vez cuatro, le pidieron a Juan Carlos Rey el local en donde estaba la cantina. Y ahí empezaron algunos conflictos legales. Hubo convenios, acuerdos en el monto de una renta, pero luego hubo retrasos en los pagos de ésta y se entabló entonces un juicio que llegó hasta la última instancia. Ya para el 2024 procedía el lanzamiento o el pago obligado de una renta conforme a las imperantes en el centro de la ciudad de Texcoco, pero que era de poco más del triple. Y bueno, Juan Carlos Rey, optó por dejar esta esquina, cerrar temporalmente el negocio y cambiarlo a otro lugar.

Un día antes del domingo 25 de febrero de 2024, Juan Carlos Rey, en su cuenta de Facebook, un sitio electrónico de la Cantina ’Las Palomas’, refiriéndose a ésta, escribió: ’A partir del domingo en la noche se van a volar un mes aproximadamente mientras me reinstalo en el nuevo domicilio que les estaré compartiendo la ubicación…’ Luego dio las gracias a la numerosa clientela y seguidores del sitio electrónico y una invitación a dicha cantina para ese último día.

Al día siguiente, platicando con Juan Carlos, me dijo: ’La Cantina ’Las Palomas’ a fin de cuentas no es este lugar, somos nosotros, la familia Rey, la Cantina ’Las Palomas’ soy yo’. Y me comentó también que se iban a cambiar: ’aquí cerca, a cinco locales, en altos’.

Y sí, la Cantina ’las Palomas’ abriría nuevamente sus puertas en un mes contado a partir del 25 de febrero, en el mismo Portal Independencia, a cinco locales hacia el norte, en un primer piso. El dueño de ese local es el licenciado Edmundo López, a quien Juan Carlos ahora le va a rentar un espacio. Se iniciaría así una segunda etapa en la vida de esta tradicional cantina.

Pasaron los días anunciados por Juan Carlos y el día 28 de marzo de 2024, Jueves Santo, con la barra restaurada, reabrió el negocio, la Cantina ’Las Palomas’, iniciando así una nueva atapa. Estuvo el día de la reinauguración muy concurrido, asistieron los fieles clientes de siempre y más; hubo mariachis, se cantaron las mañanitas; corrieron también los rones, el tequila, el wiski, las cervezas y demás bebidas; y la botana estuvo muy buena.

Lamentablemente, de manera sorpresiva, por la mañana del 20 de abril de 2024, Juan Carlos Rey Quintero falleció de un infarto. Ese día la Cantina ’Las Palomas’ permaneció cerrada.

¡QEPD!

AGRADECIMIENTOS

Agradezco a Isidoro Rodríguez Rey, a Juan Carlos Rey Quintero y a Juan Carlos Rey Alarcón por la valiosa información proporcionada, sin la cual esta crónica no hubiera sido posible construir; y también a todas las personas que me contaron algunas anécdotas sobre este negocio y sus clientes. Una disculpa por no mencionarlos, y es que son muchos.

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